Parma, una contracara de la opulencia europea
Una feroz crisis económica puso al borde de la desaparición al club en el que brillaron Crespo y Verón; hoy no jugará por falta de dinero para abrir la cancha
El fútbol de las grandes ligas europeas, habituado a hablar un lenguaje de cifras astronómicas y opulencia, también tiene una contracara en quienes caen de la cornisa hacia la miseria económica, empujados por su propio dispendio. Al menos ése es el estatus actual de Parma, un club que conoció épocas no tan lejanas de esplendor deportivo asociado con varios apellidos argentinos y por estas horas vive la angustia de no saber si seguirá en pie. La gravísima crisis financiera que atraviesa desde hace tiempo la entidad de la zona de la Emilia Romagna entró en un estado casi terminal. A tal punto que hoy no podrá jugar su partido de la Serie A contra Udinese, porque ni siquiera reúne el dinero suficiente para pagar la seguridad y al personal del estadio Ennio Tardini; se trata apenas de un tropiezo más en el despeñadero que podría terminar con la desaparición del club.
La pésima actualidad deportiva –el equipo, dirigido por Roberto Donadoni, marcha último, con 10 puntos en 23 partidos– es sólo un reflejo del desastre institucional y económico que vive el club desde el año pasado, que derivó en dos cambios de propietario en los últimos dos meses. La deuda actual se estima en 200 millones de euros, un pasivo imposible de afrontar por las desbordadas autoridades actuales. Ahora, la fecha decisiva para conocer el destino del club es el 19 de marzo. Para ese día, la Fiscalía de Parma fijó una audiencia judicial que determinará el futuro de la sociedad, de la que pidió la descomposición por incumplimientos fiscales.
El enorme pasivo que acumuló Parma no sólo provocó la salida en masa de jugadores, encabezada por Antonio Cassano, sino que le impidió participar en la Europa League, en la que lo reemplazó Torino, y le valió el descuento de un punto en la Liga italiana por violar las reglamentaciones financieras. Los futbolistas que quedan en el plantel, a quienes se les debe los sueldos de los últimos cinco meses –al igual que los empleados del club–, están en alerta. "Hablamos con el presidente [Giampietro] Manenti, que nos dijo que el dinero ya se giró y es un problema de transferencia. Estamos perdiendo la paciencia. Dimos una fecha límite [el lunes pasado] y ahora tenemos que actuar como un equipo", advirtió el capitán, Alessandro Lucarelli. Un caso testigo es el del uruguayo Cristian "Cebolla" Rodríguez, incorporado a comienzos de año. "Cassano me dijo que tenía que estar loco para venir al Parma. Las personas que me trajeron ocultaron todo. Desde que llegué no cobré nada y como viene la mano, está muy difícil", dijo. En el plantel, hoy, hay un solo argentino, José Mauri, nacionalizado italiano.
El colmo de la situación se desencadenó en las últimas horas, cuando Parma se enfrentó a la falta de recursos para pagarle al personal de seguridad para abrir la cancha hoy, además del riesgo de que le cortaran el suministro eléctrico, también por falta de pagos. El partido fue suspendido por la Federación Italiana (FIGC), después de que el alcalde de Parma exigió que se jugara a puertas cerradas, algo que desencadenó la queja del sindicato de jugadores y la asociación de entrenadores. Una posible derivación sería el descenso de Parma, al que se le podrían dar por perdidos todos los partidos que quedan del torneo.
Hernán Crespo, ídolo del club y figura emblemática del mejor equipo de la historia de Parma, en la década del 90, hoy entrena a sus equipos juveniles. Le cuesta creer la situación. "Yo vi edificar este centro deportivo, ladrillo por ladrillo. Me hace mal ver las condiciones en que está el club. No tenemos agua caliente para los entrenamientos; los chicos tuvieron que ducharse con agua fría. Si tenemos que agarrar nuestros autos y llevarlos para jugar, lo haremos; de hecho, ya lo estamos haciendo. Honraremos a este club hasta el fin. Pero ¿cómo es posible inscribir a un equipo que no llegará al final del campeonato?", se lamentaba el argentino, máximo artillero del club en la Liga, con 94 goles en 258 partidos.
Quedan hoy más amarillentas las páginas en las que Crespo y Juan Sebastián Verón, entre otros grandes jugadores, condujeron a Parma a sus momentos de gloria futbolística. Con ellos, el equipo azul y amarillo conquistó la Copa Italia y la Copa UEFA en 1999, en las horas más felices de un club de casi 102 años que pronto podría ser sólo un recuerdo.
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