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Sin que la dirigencia de Independiente lo asista con recursos económicos para conseguir refuerzos, Julio Falcioni le abrió la puerta a un viejo guerrero, conocido suyo. Con Juan Insaurralde (36 años), el Emperador fue campeón en Boca en el Apertura 2011. "Fue todo muy rápido. Llegué y Julio confió en mi. Estoy muy feliz por este debut y la vuelta al fútbol argentino después de tres años", dijo Insaurralde, bañado en transpiración apenas terminó el partido.
El zaguero, que llegó de un Colo Colo que se acaba de salvar del descenso, firmó contrato en la semana y fue el hombre del triunfo 1-0 ante Patronato en Paraná.Victoria por la que Independiente no hizo más que su rival, pero que capitaliza para disimular las serias preocupaciones que dejó el debut con derrota ante Lanús por la Copa de la Liga.

Un defensor destrabó un resultado que iba directo al 0-0. Consecuencia directa de dos equipos que se aplicaron en anularse, más pendientes de abroquelarse que de querer la pelota para construir. "Chaco" Insaurralde, que había convertido su último gol en el fútbol argentino en un 1-1 de Boca-Tigre en 2016, le sacó máximo rédito a una de las escasas incursiones en campo contrario.
El zaguero quedó cerca del área de Ibáñez tras una jugada con la pelota detenida que salía hacia la mitad del campo; Independiente hizo una rápida recuperación, Insaurralde abrió hacia Palacios -otro refuerzo tras su regreso de Newell's- y el extremo asistió a Insaurralde, que, descuidado por la defensa local, empalmó un derechazo que entró junto a un poste.
"Fue un partido duro, en una cancha difícil, chica. Ellos están acostumbrados. Creo que hicimos un buen partido, si bien falta crecer. Me encontré con un plantel joven, con proyección. Le pido a la gente que tenga paciencia", agregó Insaurralde.
El hincha de Independiente intuye que esta Copa de la Liga será otra travesía por la mediocridad, no muy diferente a las últimas campañas. Al mando de un plantel de limitados recursos futbolísticos, Falcioni se aferra a su ideario de orden y contención defensiva. El técnico dispone más jugadores para proteger a Sosa que para inquietar al arquero rival. La ocupación del campo propio siempre es más masiva que el asalto de la otra mitad del terreno. Conservar el cero y aprovechar alguna ocasión aislada. Esa parece ser la consigna y la aplicó con éxito en la capital entrerriana.
Si Silvio Romero se había quejado en el vestuario por lo poco que había estado acompañado y asistido ante Lanús, el panorama no se modificó mucho este domingo. El capitán entró poco en juego y contabilizó tres remates, ninguno al arco.

"Lo que más necesitábamos era el resultado para poder trabajar más tranquilos en la semana", reconoció el arquero Sosa. Las dificultades para crear juego y ser profundos pusieron en un mismo plano a Patronato e Independiente. A falta de inventiva, los dos se cubrieron con repliegues masivos para cerrar espacios. No hubo sorpresas ni desequilibrio individual. Así se fue el primer tiempo, casi sin emociones, con un 0-0 que reflejó más precauciones que audacia.
Las perspectivas ofensivas de Independiente quedaron más condicionadas desde que un par de horas antes del encuentro se supo que no iba a poder contar con su mayor promesa, el joven gambeteador Alan Velasco (18 años), a causa de una mialgia en el tríceps sural de la pierna izquierda, según el parte médico del club. Su lugar lo ocupó Jonathan Menéndez.
Otro futbolista que puede potenciar a Independiente es el lateral Fabricio Bustos, que en la próxima semana se incorporará a los entrenamientos tras haberse contagiado de covid-19. El techo de este Independiente no parece muy alto, mientras Falcioni se preocupa porque no baje de un piso de solvencia y pragmatismo.

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