Puntos a favor y en contra de Boca para imaginarse una final de Copa Libertadores ante River
Aunque la cabeza quiere ser prudente, en especial la de los protagonistas, los ojos se van para otro lado. El morbo está instalado y es imposible esquivarlo. Porque aunque Boca aún esté sintiéndole el gustito a la clasificación a semifinales de la Copa Libertadores y que, en esa instancia, deberá verse las caras con Palmeiras -un viejo conocido tanto en el comienzo de la década pasada como en el primer semestre de 2018-, las fantasías se mueven directamente hacia la final y la posibilidad de disputarla frente a River.
Hace semanas se viene especulando con el superclásico, aunque multiplicado por cuatro: el correspondiente a la Superliga, un hipotético cruce en semifinales de la Copa Argentina y la posible final, ida y vuelta, por el certamen continental. En el primero se impuso el Millonario en la Bombonera (2-0), hace algunos días; el segundo no será posible por la eliminación del xeneize ante Gimnasia y Esgrima La Plata de la semana pasada; y solo queda la posibilidad concreta de cruzarse por la Libertadores, en lo que significaría un duelo histórico y difícil de repetir: están a cuatro encuentros, dos cada uno (los de Núñez enfrentan a Gremio), de hacerlo posible.
Hay muchas ganas en las dos veredas. Pero para el xeneize la prioridad es Palmeiras. Entonces, ¿qué puntos tiene a favor y en contra de cara al cruce de semifinales y la posibilidad de una final superclásica?
Desde lo positivo, hay dos puntos que son fundamentales para que el hincha boquense se ilusione. Una de ellas es lo que está a la vista: haber superado a Cruzeiro generará un envión anímico importante en el plantel de los Mellizos. Sobre todo porque volvió a sentirse fuerte desde el espíritu y, de esa manera, dejó atrás la crisis que se generó en solo cuatro días por la derrota con River por la Superliga y la eliminación ante Gimnasia por Copa Argentina. Y ahora va en busca de todo lo que se ponga enfrente, motivado por salir vencedor de un duelo que era trascendental en la vida de Boca.
Lo otro está en las estadísticas y los resultados, aunque también se trata de una cuestión de carácter y personalidad para afrontar los mano a mano de la Libertadores. Porque en lo que respecta a este certamen, llega de la mejor manera: sin dudas, cambió la cara pálida que mostró en la zona de grupos. Porque los encuentros que disputó en la Bombonera por octavos, ante Libertad de Paraguay, y cuartos de final, ante Cruzeiro, los ganó con un resultado ideal (ambos por 2-0). Y cuando disputó las revanchas correspondientes, no lo pudieron derrotar: en Asunción ganó 4-2 y en Belo Horizonte, anoche, igualó 1-1. En conclusión, definir permanentemente en condición de visitante le está sintiendo bien y el xeneize se impone.
Aunque no se trata de algo decisivo, tiene a favor también una estadística que lo ilusiona: cada vez que dejó en el camino a Libertad (en 1977 y 2007) y a Palmeiras (2000 y 2001) en instancias decisivas, Boca terminó siendo campeón. Así es que, de superar a los paulistas, los hinchas pueden ilusionarse con levantar la séptima Copa Libertadores de la historia azul y oro.
En lo adverso, lo principal está justamente en el conjunto paulista. Porque Boca lo enfrentó en la zona de grupos de la actual edición y tuvo un saldo negativo en el balance: cosechó un empate agónico en el estadio Allianz Parque de San Pablo, mientras que una semana después sufrió la derrota en casa por 2-0, la noche del recordado error de Agustín Rossi.
Por otro lado, Boca dio una buena imagen táctica y de actitud ante Cruzeiro, pero volvió a fallar en el juego. Sin identidad, sigue dejando todo en manos de individualidades y jugadas aisladas. De hecho, anoche llegó al gol en el desenlace del trámite en la única chance que generó en todo el partido y fue más bien por una genialidad de "Wanchope" Abila, que asistió con el pecho tras un pelotazo de Magallán, y la rapidez de Pavón para definir. Esos detalles no deberán faltar en ninguno de los cuatro pasos que faltan dar para tocar la gloria: cuando sucedió, el xeneize lo sufrió.
Otro punto en contra está en el arco. Al menos, por ahora. Porque la actuación de Rossi no fue del todo satisfactoria ayer: a más de uno se le aceleró el corazón cada vez que salió fallidamente a cortar centros. Por alguna de esas, sobre todo en el segundo tiempo, Cruzeiro estuvo a centímetros de igualar la serie en una jugada para el infarto que el propio arquero despejó con los pies. Y habrá que ver qué tan rápido y bien se adapta Carlos Lampe, el guardavallas boliviano que será nuevo refuerzo a préstamo, al Mundo Boca. Sin Esteban Andrada, que había conseguido siete vallas invictas en nueve partidos hasta la doble fractura de mandíbula, la tranquilidad no es la misma.
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