Eric Cantona: como actor de cine, un gran futbolista controvertido

La elegancia y distinción que brindaba con la pelota distaba mucho de su personalidad controvertida y polémica tanto dentro como fuera del campo de juego. Pero el gran nivel futbolístico que ofreció durante su carrera bastó para opacar, en cierto modo, las constantes rabietas que solía exhibir. Eric Cantona es y fue, sin lugar a dudas, un jugador de toda la cancha. No conforme con la exitosa carrera que tuvo como futbolista profesional, el ex jugador del Manchester United luego de su retiro incursionó por diversos ámbitos: pasó desde el fútbol playa hasta la gerencia de un club de los Estados Unidos, transitando también por el mundo de la actuación.

Nacido en las costas mediterráneas de la ciudad de Marsella, Eric dio sus primeros pasos como profesional en el Auxerre, donde debutó en el año 1983. Cinco años más tarde pasó al equipo de su ciudad natal, el Olympique. Pero allí no fue positiva su experiencia. Ese carácter conflictivo que le brotaba, casi por naturaleza, como cada pisada en el verde césped, lo llevó a recalar en el Girondis de Burdeos y posteriormente en el Montpellier. Luego de volver a probar suerte en el Marsella, en 1991 fichó para el Nimes, donde tuvo un serio incidente con un árbitro, a quien golpeó con una pelota en la cara y fue duramente sancionado. Tras dicho exabrupto, en diciembre de ese año decidió rescindir su contrato y retirarse de la actividad profesional. Indudablemente no encontraba la manera de dejar de lado su costado rebelde y enfocarse de lleno en el fútbol…

Su llegada a Manchester

Pero tan sólo un año después, el destino lo cruzó con el fútbol inglés. Allí su carrera dio un vuelco y entregó lo mejor de su repertorio. Pero su carácter soberbio y conflictivo siempre lo acompañó. Fue decisivo en el título conseguido por el Leeds United, pero sus problemas con la dirigencia del club de Yorkshire y el interés de Sir Alex Fergurson por llevarlo al Manchester United, fueron motivos suficientes para que su próxima parada sea Old Trafford.

Con la camiseta de los Diablos Rojos supo identificarse rápidamente, no sólo por el número 7 que siempre llevó en su espalda, sino también por lo que significó tanto dentro como fuera de la cancha. La excelencia de su juego lo convirtió en el líder indiscutido de un equipo que atravesó una década de muchos logros. A su vez, Eric también se ganó el afectó incondicional de los hinchas del United, que en 2001 lo nombraron como el mejor jugador del siglo XX.

Lo peor de su repertorio

Pero no todo fue color de rosas para el astro francés en Manchester. A pesar de los logros deportivos y del liderazgo que supo imponer en el equipo, Cantona, fiel a su costumbre, también protagonizó varios exabruptos. El más recordado fue aquella patada en Old Trafford a un espectador del Crystal Palace. Sin dudas un acontecimiento que marcó un antes y un después en su carrera. Y él mismo se encarga de reconocerlo: "El mejor momento de mi carrera fue cuando le di la patada de kung fu a un hooligan, porque ese tipo de gente no tiene nada que hacer en un partido. Creo que es un sueño para algunos dar una patada a ese tipo de gente. Así que lo hice para ellos, para que estuvieran contentos".

Eric no sólo fue famoso por ser una de las estrellas fútbol mundial, sino también por las polémicas y controvertidas frases que supo declarar a lo largo de su carrera, y después de su retiro también. Esa faceta de su personalidad le trajo varios inconvenientes con la selección de su país, donde nunca pudo lucirse e incluso tampoco llegó a disputar un Mundial. También se vio enfrentado con varios nombres importantes del fútbol de su país y hasta llegó a reconocer que él había sido el mejor jugador de la historia francesa, aún por encima de Zidane y Platini.

Luego de su retiro, en 1997, Cantona incursionó por los más diversos ámbitos. Durante los primeros años como "ex jugador" se mantuvo ligado al fútbol formando parte del seleccionado francés de fútbol playa.

Su paso por la pantalla grande

Tan sólo un año después de su retiro definitivo de la actividad profesional, ese histrionismo y carisma que siempre tuvo para enfrentar las cámaras lo trasladó, casi sin darse cuenta, a la pantalla grande. La primera película en la que formó elenco fue "La fortuna de vivir", y luego apareció en el film "Elizabeth". Su último trabajo cinematográfico fue hace dos años, en la película "Buscando a Eric", donde se interpreta a sí mismo. A su vez, durante esos años también supo ser la cara de reconocidas marcas deportivas.

Por su parte, el crack francés siempre se manifestó a favor de las clases más relegadas de su país, pero siempre con el tono imperante y revolucionario que lo caracterizó. Estuvo muy ligado a las acciones sociales e incluso forma parte de la Fundación Abbé Pierre, que trabaja en favor de los desamparados. Pero su lucha en contra del sistema vigente en Francia se maximizó el año pasado cuando realizó una movida popular a través de las redes sociales para que la gente retirase de los bancos su dinero. "El sistema debe ser destruido a través de los bancos. Si todas esas personas que salen con pancartas a la calle retiraran su dinero de los bancos, se produciría un colapso. Eso sí sería una gran revolución", afirmó Cantona, quien logró sumar varios adeptos en su cruzada contra la economía francesa.

Después de varios años ajenos a la rutina diaria del fútbol profesional, Eric volvió al ruedo este año, pero desde el plano dirigencial. A principio de temporada, el francés asumió como director deportivo del Cosmos, de Nueva York. Un equipo que en su momento supo contar con grandes figuras del fútbol mundial como Pelé y Franz Beckenbauer, pero que hoy en día lucha por volver a tener un lugar en la MLS, la máxima división del fútbol norteamericano.

Durante su carrera Cantona supo cosechar amores y odios. Su personalidad conflictiva, y hasta a veces arrogante, muchas veces le jugó una mala pasada. Pero a la hora de verlo dentro de un campo de juego complacía a cualquier amante del fútbol con su exquisitez y constante entrega. Esa misma entrega que tuvo, después de su retiro, para embarcarse en nuevos desafíos y proyectos. Algunos de ellos totalmente ajenos al mundo del fútbol y que no hubiese podido encarar, casi con seguridad, de no ser por su particular personalidad.

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