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Ricardo Centurión, sin filtro: "Nunca fui ejemplo de nada y lejos estoy de ser un referente de los chicos"
Ricardo Centurión es uno de los últimos en salir del vestuario de Racing después del entrenamiento. Desde que volvió de la práctica hasta que salió del quincho donde almuerza el plantel de la Academia se lo vio junto a Gustavo Bou . Así están desde que la Pantera se sumó a la pretemporada en Orlando, hace ya 20 días. El reencuentro de la conexión entre Bou y Centurión, como en 2014, es uno de los motores de la ilusión racinguista para el cruce de octavos de final de la Copa Libertadores ante River . "En mi humilde opinión, Bou era el jugador que tenía que venir para reemplazar a Lautaro Martínez . Está bien, está contento, muy bien físicamente y con ganas de que llegue el partido. Andamos como en 2014, todo el tiempo juntos, nos llevamos muy bien. La gente lo quiere, lo aprecia mucho y se lo hace sentir", dice el hombre que habla bajo, con la voz como si estuviese gastada. Así es Centurión: el futbolista explosivo en la cancha, que se acostumbró a convivir con la exposición de los medios de comunicación, conversa bajito cuando se encuentra en la intimidad.
–Cuando en el sorteo salió que jugaban contra River te alegraste. ¿Por qué?
–Sí, lo vengo diciendo desde el día del sorteo: cuando salió que nos cruzábamos con River me sacó una sonrisa. Es una espina que me quedó porque el último partido me lo perdí por la expulsión contra Belgrano. Fue un error innecesario de mi parte, era un lindo partido para demostrar. Ahora toca este que es ida y vuelta, no es un partido solo. Vamos a tener que estar bien atentos, cuidar el cero en casa. Tenemos la cabeza puesta en River. Nosotros nos preparamos para estos partidos. Desde el partido con Cruzeiro tuvimos diez semanas libres y de pretemporada. Tuvimos poco roce, pero estamos pensando en eso. Ahora, el sábado, tenemos un amistoso para aprovechar porque hay que tratar de llegar con la mejor sensación a ese partido.
–Está claro que también es especial por tu pasado. El festejo en el Monumental, el baile con los hinchas de River de fondo, es la foto de tu paso por Boca. ¿Volviste a ver ese partido?
–Sí. Siempre me lo muestran, tanto amigos como los hinchas. Ese partido me tocó entrar desde el banco porque creo que también me habían expulsado dos partidos antes. Guillermo optó por dejarme en el banco y que hiciera la diferencia al entrar. Estaba ansioso, veía que no miraban para el banco y pensaba que no me iban a poner. Después me tocó entrar y fue una tarde redonda. Cuando me tocó jugar en el Monumental fue un partido que quedó marcado en mi vitrina, en mi vida. Todavía me lo siguen recordando.
Claro que es especial: Centurión se acuerda de corrido las cinco veces que enfrentó a River. La primera, dice, fue en 2012: 1 a 0 en el Monumental, con un gol de Matías Cahais, cuando todavía había hinchas visitantes en la bandeja alta de la tribuna Centenario. La segunda, cuando Racing fue campeón en 2014: también 1 a 0, con un tanto de Ramiro Funes Mori en contra. Las otras dos, con la camiseta de Boca, fueron el yin y el yang: salió desgarrado en una derrota por 3 a 1 como local y terminó bailando para celebrar una victoria por 4 a 2 en el Monumental.
–A veces pareciera que te agrandan los desafíos, que en las instancias límite es cuando más te gusta aparecer.
–Jugar en un club grande como Racing ya es una motivación cada vez que te toca estar. Cuando te tocan partidos como ahora contra River, o Independiente, o Boca, la adrenalina es mayor. Además tenemos la obligación de ganar la Libertadores para entrar a la próxima, porque por la Copa Argentina ya no tenemos chances. Tenemos la obligación de sacar esto adelante porque sabemos que Racing tiene que estar en la Copa del año que viene.
–¿Todavía les duele cómo cerraron el semestre con Colón y contra Sarmiento de Resistencia, por la Copa Argentina?
–El parate nos vino ideal. No habíamos terminado bien, teníamos la posibilidad con Colón de local de asegurarnos el pase a la Copa Libertadores. Fue un partido increíble: lo íbamos ganando y perdimos 3 a 1. Después quedamos afuera por la Copa Argentina. No terminamos bien. Por eso digo que nos vino bárbaro tomar aire, descansar y volver.
–Cuando llegaste te tocó la 22 de Milito y ahora pediste usar la 10.
–Sí. La pedí yo. Pregunté si la podía usar porque para la Libertadores no se puede cambiar, pero para el campeonato sí. Y me la dieron. Me gusta llevarla, ya tuve la posibilidad de usarla. Ojalá que sea de la mejor manera, como en 2014, que terminamos con la vuelta olímpica. Daría muchas cosas para repetir un título con Racing, sobre todo para mi vida y mi carrera personal. Pero para eso falta muchísimo, no quiero adelantarme.–¿La presencia de Milito en el día a día tiene algo que ver con que estés más centrado en tu carrera?
–Con Diego tuvimos una muy buena relación como compañeros y él sabe que yo le tengo mucho respeto. A él y a todos, pero a él más todavía por lo que significa. Ahora hace su trabajo en el club, es la función que le toca después de ser jugador. Pero encima mío no tengo a nadie, tampoco me gusta que me estén encima. Sé lo que tengo que hacer y... claro que escucho consejos. Pero obviamente no soy un pibe que le gusta que le estén encima.
–Boca, Independiente y River golearon en la pretemporada y Racing perdió un amistoso con Arsenal. ¿Están para sostener lo del semestre pasado?
–Nosotros estamos bien, muy comprometidos con el trabajo y con la idea del Chacho. Nos gusta que sea así, que le guste presionar, con un equipo con mucha experiencia y varios pibes del club. Es un grupo humano muy lindo. Si un grupo está bien, es difícil que las cosas salgan mal. Acá se miran muchos videos. Se analiza mucho al contrario. Dos días antes del partido ya sabemos qué hacer. Esperemos que se vea en la cancha.
–Hablás de Coudet. El semestre pasado metiste nueve goles en veinte partidos. ¿Él tuvo algo que ver en que seas goleador o fue algo que cambió en tu cabeza?
–Fue algo de parte mía, que adquirí después de mi paso por otros clubes donde logré mejorar la técnica. Cuando me tocó llegar a Racing, el Chacho me puso por adentro y pude encontrar el gol. Me propuse llegar, aprovechar la posibilidad de aparecer por el medio. Por afuera uno asiste, pero el centro del campo es una ruta que te lleva a hacer goles. Uno se tiene que acostumbrar a estar atento para jugar en varias posiciones en un mismo partido, ir aprendiendo a encontrar los momentos. Si puedo resolver a un toque o bien perfilado para quedar de cara al rival por adentro me gusta más, porque sé que puedo ser decisivo.
–¿Hubo algo que te llevó a hacer ese clic o es parte del aprendizaje de un futbolista?
–Es la carrera de uno que va creciendo y va sumándole cosas a las condiciones que ya trae. Por ahí antes se veía un Centurión más desequilibrante, más llamativo, pero no terminaba las jugadas. Hoy en mi cabeza está terminar las jugadas, cerrarlas con un gol o una asistencia. Pero ya no juego lindo o para la gente. Porque, si no, decís este pibe es un crack pero al final no ganamos nada. En mi cabeza hoy está ganar, ganar, ganar y conseguir objetivos.
–¿Sabés cuántos partidos tenés en Racing?
–No, la verdad que no llevo esas estadísticas. Sí me gusta saber los goles, pero los partidos, no.
–Son 75 los que jugaste. Pocos partidos para lo que estás identificado con el club: si uno piensa Centurión, piensa en Racing. Hasta fuiste capitán.
–Es que me críe acá. La decisión de volver al club era en ese sentido. En Racing me siento mimado. Yo tenía otras opciones, pero sabía que en Racing me ponía la camiseta y encontraba mi nivel. El primer partido estaba mal físicamente, jugué mal y lo dije. Está bueno ser sincero y decir las cosas. Cuando no sale bien, es mejor correrse y que otro compañero lo pueda hacer mejor. Esto es grupal, no es de a uno. Jugamos al fútbol y nos jugamos el prestigio.
–¿Es una virtud ser sincero? ¿O un defecto en un medio como éste?
–Te metés en un lugar donde no sabés cuál puede llegar a ser el título de mañana en los diarios. Pero uno contesta con la verdad, no me gusta ponerme el cassette y hablo como soy. No me fijo en el después. El después lo analizará otro.
–¿De chico admirabas a alguien, ya sea por cómo jugaba o por cómo se manejaba?
–No, porque veía de muy lejos mi vida de futbolista. Nunca me imaginé que iba a ser profesional y que iba a vivir del fútbol. Las posibilidades en mi casa eran pocas además: no podía ver los partidos porque en esa época se pagaba para ver el fútbol y nosotros no teníamos los medios. Cuando se podía, miraba. Si no jugaba a la play y a partir de ahí conocía a los jugadores. Había muchos, claro que los conocía, y que me gustaban. El River de Aimar y Saviola, también Boca con Román, y a Racing lo seguía por mi vieja y mi tío que son hinchas de la Academia. Somos una banda muy futbolera pero por diversión, nunca pensé que iba a llegar.
–¿Ahora creés que hay chicos que te miran a vos por tu estilo?
–Creo que estoy lejos de ser un referente para los chicos. Nada de eso. Ejemplo no voy a ser nunca para nadie. Sí voy a dar mi opinión y voy a tratar de ser buena persona, que creo que lo soy y el que me conoce sabe cómo soy. Después, si me cruzo a un chico le cuento mi experiencia. Me gusta mucho ir al Tita –el predio de las inferiores– porque es el sentido de pertenencia, que salió del club. Me gusta ver un partido de inferiores tomando mate con la gente que está siempre en el club.
–Ahora que sí sabés que llegaste, ¿qué sueños te quedan como futbolista?
–Uno de los sueños que me quedan es jugar en la selección. Yo quiero dar todo para que le vaya bien a la Argentina. Es un sueño que me queda por cumplir.
–Ya estuviste en la lista de 35 previa a un Mundial. ¿Sentís que sos un jugador de selección?
–No. Yo siento que no conseguí nada. Lo que pasó, lo que conseguí y si estuve en la lista fue por mérito propio. Llegué ahí por jugar bien y por tener un buen nivel. La gente me reventó el Instagram y eso fue muy lindo. Pero no pasó nada más que eso. No hay que bajar los brazos. Ojalá que se me dé. Tengo 25 años. Ya no son 18 o 19. El fútbol te da revancha, como lo he dicho. He crecido con errores y con virtudes, pero creo que si mantengo el nivel se me va a dar la posibilidad. Estoy disfrutando de mi presente y espero que se me pueda dar y se arme algo lindo.
Su alta exposición mediática y las consecuencias
Con 25 años, Centurión aprendió que un gol que define un campeonato, en los medios, vale menos que un escándalo. No es una manera de decir: hubo más periodistas en Racing después de que se filtrara un video en el que intentaba coimear a un policía que luego de que marcara de cabeza el tanto que valió el último título de la Academia (Transición 2014).
"Me han maltratado mucho, pero no quiero meter a todos en la misma bolsa. Cada uno sabe el trabajo que hace y a quién le da la cara como para pedirte una nota cuando dijo boludeces. A mí no me toca tener el micrófono todos los días para decir lo que pienso".
También aprendió que no solo los micrófonos comunican, ya que sus redes sociales son muy activas: "Es normal. Los seguidores que uno tiene en las redes sociales quieren que les muestres tu día a día y me gusta, cada vez que puedo, muestro algo".
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