Rosario Central y Vélez empataron sin goles en el Gigante de Arroyito
El equipo de Coudet desperidició la chance de quedar a tres puntos del líder, Boca
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ROSARIO.- ¿La cabeza en el clásico? Tal vez. Es probable. Pasan los años y aun así se hace difícil decodificar la mente de los jugadores en esta ciudad ante la cercanía del partido que acelera los corazones. Sólo una semana falta... Lo cierto es que, especulaciones aparte, Rosario Central no supo, no pudo, no encontró la manera de ganarle a Vélez.
El empate sin goles terminó siendo la postal gris de una tarde destemplada en lo futbolístico. Central no impuso condiciones, casi que ni siquiera estuvo cerca de merecer la victoria, incluso considerando la atropellada final; enfrente, Vélez apeló con un equipo casi juvenil a construir ladrillo tras ladrillo una muralla para entorpecer las intenciones del local. El equipo de Liniers vino a llevarse algo de Arroyito y lo logró. Desde no jugar, no intentar, casi no atacar, una receta que su técnico Miguel Russo conoce y ejecuta con claridad cuando sabe de la superioridad del rival.
Central comenzó dominando y desde las bandas atacó con intensidad. Aguirre avisó con una escapada por la izquierda que Ruben no llegó a conectar por centímetros. Sin embargo, esas señales se fueron apagando. Montoya, Cervi y Aguirre centralizaron su juego y los laterales no se transformaban en salida. Ruben quedó aislado y Vélez se sintió cómodo en ese juego. El local abusó del pelotazo para fastidio de la gente y de su entrenador Coudet.
El complemento fue igual de enredado. Recién hubo un poco de luz en el ataque canalla cuando Ruben, de cabeza, desde el punto del penal, y tras una asistencia de Fernández, desvió el remate. El partido caminaba por la imprecisión constante de Central, que no encontraba dentro de la cancha a un conductor que aportara un mínimo de lucidez. La expulsión de Somoza lo envalentonó, fue por el asalto final: lo tuvo Cervi con una media vuelta de derecha que pasó al lado del palo; luego fue el turno de Alejandro Donatti, que con un cabezazo, primero, y un violento remate, más tarde, hizo lucir a Aguerre, cuando se cerraba el partido. En medio de ese barullo, Vélez pudo llevarse una tonelada de alegría a Liniers, pero Caraglio cabeceó desviado, tras una asistencia de Alvarenga.
gm
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