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El passing de revés paralelo depositó la pelota en la línea de base y el triunfo quedó concretado. Era la sorpresa de la jornada. Hernán Gumy batía al norteamericano Michael Chang y entregaba al tenis nacional una de las pocas, o más bien escasísimas, alegrías de estos tiempos.
Un tenis argentino golpeado semana a semana por las derrotas de sus mejores exponentes en las primeras ruedas, y por el estancamiento en la Zona Americana de la Copa Davis. Tan lastimado que el estado de knock out parece perenne, crónico. Y tremendamente melancólico de las épocas de Gabriela Sabatini, tan criticada en su momento y ahora tan añorada.
Pero conviene reparar en esta victoria del mejor profesional de la actualidad, ya que batir al segundo mejor tenista del mundo no es algo de todos los días. Y Gumy, que ocupa el puesto 54° del ranking con 815 unidades, no sólo venció a quien está 2789 puntos por encima de él, sino que lo logró con gran solvencia y solidez, como lo revela el 6-3 y 6-2 final.
De este éxito fue testigo y escenario nada menos que el renombrado polvo de ladrillo del Foro Itálico de Roma. Y la hazaña se potencia si el vencido no es ningún improvisado en esta superficie, al punto que la aun más célebre tierra batida del mítico Rolando Garros lo vio ganador en 1989, donde Chang se recibió de grande cuando derrotaba en la definición al monstruoso Iván Lendl, con apenas 17 abriles en sus alforjas.
Y quien superó ayer al norteamericano de origen chino fue un argentino de 25 años, oriundo de Temperley. Un muchacho que explotó a los 23 años, al convirtirse en campeón panamericano de tenis en Mar del Plata cuando para muchos no era más que un ilustre desconocido. Que previamente sólo había dado señales de su potencial en 1990, año en el que ganó la Copa Argentina del Sudamericano Juvenil para menores de 18 años. Que admira a Alberto Mancini, a Boris Becker y a Stefan Edberg, y cuyos máximos sueños son adjudicarse el Abierto de París y llevar a la Argentina al Grupo Mundial de la Copa Davis. Que supo ganar en Santiago, Chile, y que recibió su primer Olimpia de Plata el año último.
Con Frana participando en pocos certámenes y los demás tenistas lejos en el ranking, Gumy sigue siendo la única esperanza argentina más o menos firme de lograr buenas actuaciones internacionales en este momento. Inclusive, ya el año pasado derrotó en este mismo torneo a Jim Courier, cuando era el 10° mejor del mundo. Hoy deberá enfrentar a otro especialista en canchas lentas: el bicampeón de Roland Garros Sergi Bruguera. Habrá que preguntarse, entonces, si de vencer Gumy se tratará de una nueva sorpresa.




