La dimensión en la que entró Jaguares y el parámetro Crusaders
Hay varias formas de dimensionar hasta dónde ha llegado Jaguares en este Súper Rugby . Una de ellas es señalar que está en la misma instancia de definición que el mejor equipo del mundo. Crusaders , el bicampeón y el más ganador (9 títulos desde aquel Súper 12 de 1996), es el cerebro de lo que representa el rugby en el cuerpo de Nueva Zelanda, el país número 1 en este deporte. Si bien a la franquicia de Christchurch le falta sortear la durísima semifinal con Hurricanes (los argentinos lo harán mañana con Brumbies), un resultado no puede cambiar el concepto de un lugar en el cual el rugby se desarrolla como una cultura y un modo de vida.
La ciudad y el equipo siempre fueron de la mano, pero hubo dos hechos que solidificaron esa unión: el terremoto del 22 de febrero de 2011 (un saldo de 166 muertos y más de 200 desaparecidos y una ciudad que todavía muestra zonas en ruinas) y el atentado terrorista del 15 de marzo último (51 muertos). Crusaders aún se siente en deuda con su gente por no haber logrado el título en 2011 (varios de ellos ganaron ese mismo la Copa del Mundo con los All Blacks en la propia Nueva Zelanda) y ahora quiere alcanzar el triplete para maquillar el dolor y el estupor que se mantiene en la población.
¿Por qué se considera aquí a los Crusaders como el mejor equipo del mundo si no hay una competencia para medirlo? Porque es el que mejor juega, el que más innova, el más ganador y, también, el más preparado en todos los aspectos. Christchurch es la meca All Black. De allí son Wayne Smith y Graham Henry, quienes hicieron la revolución que tan bien describe el libro "Legado", de James Kerr. También de la cultura Crusaders salieron los dos últimos capitanes de los ABs: Richie McCaw y el actual, Kieran Read. Y Dan Carter, nada menos.
Un argentino, Alejandro Oneto Gaona, pudo vivir esa cultura al participar recientemente del Programa de Desarrollo de Coaching de los Crusaders. "Siento que estuve en el cielo", dice Alejandro, coach en aptitudes mentales y liderazgo y hombre de Newman. "La filosofía de ellos es: "Mejor persona, mejor jugador" y no se ocupan de que sólo se materialice, sino de que evolucione constantemente. Los jugadores que entran en la cancha representan una cultura y un modo de vida que les permite desplegar su talento y su capacidad porque entendieron y aprendieron que ser profesional no significa sólo cobrar por jugar, sino pertenecer y responder desde una base de valores sólidos", agrega.
Del curso de dos semanas, en el que disertaron entre otros el head coach de los Crusaders, Scott Robertson, y el irlandés Ronan O’Gara (entrenador de los backs), Oneto Gaona se empapó de no sólo de cómo el bicampeón del Súper Rugby desarrolla sus estrategias de juego, entrenamientos, descansos y alimentación, sino que pudo ir al centro del universo del equipo que, además, es el segundo con mejor rendimiento económico en el rugby profesional (el 1 son los All Blacks). "Ellos llevan adelante la mentalidad de crecimiento. Su confianza se basa en un círculo confianza alta-desafío de alta calidad-alto compromiso-alta responsabilidad entre pares-alto trabajo en equipo-alto resultado", apunta.
Oneto Gaona, quien viene llevando una fuerte relación con el rugby neozelandés (en su última visita, los All Blacks almorzaron en su casa), cierra con una pintura de la cabeza del proyecto Crusaders: "Robertson entiende que la cultura es todo. Él mismo siguió alimentándola recurriendo a un antropólogo que lo asistió en la construcción de la historia".
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