La guerra de Piqué y Florentino calienta el clásico
MADRID.- Dos semanas sin Liga produjeron un apetito de noticias que la selección española no logró rebajar. Ganó a Francia en París, con buen juego y algunas novedades en el equipo. Deulofeu, un extremo que entusiasmó hace varios años como juvenil en el Barça, debutó y marcó uno de los dos goles. Es el típico futbolista que cada año es un poco peor que el anterior, en gran medida porque suele tomar decisiones equivocadas. Sorprendieron sus excelentes 20 minutos en París, pero fue una sorpresa de recorrido limitado. Apenas media hora después de terminarse el partido, Gerard Piqué, central del Barça y de la selección española, habló a la prensa. Su virulento discurso contra el Real Madrid, y especialmente contra la influencia de Florentino Pérez, presidente del club madrileño, ha encarnizado todavía más las relaciones entre los sectores más viscerales de los dos equipos.
Piqué acaba de cumplir 30 años. Nació en Barcelona en el seno de una familia de clase media-alta. Uno de sus abuelos ha sido directivo del Barça. Su relación con el club procede física y sentimentalmente desde la infancia. Jugó en las categorías infantiles y se ganó fama de gran promesa. Con 15 años abandonó el Barça para fichar por el Manchester United, donde coincidió con Cristiano Ronaldo. Piqué jugó poco en el equipo inglés. Con 21 años, requerido por Pep Guardiola, regresó al Barça, que pagó seis millones de euros por el traspaso. Ha sido uno de los mejores fichajes en la historia del club. Nueve años después, Piqué puede presumir de su aporte a dos equipos míticos: el Barça de la era Messi y la selección española, ganadora del Mundial 2010 y la Eurocopa 2012.
Alto, rubio y guapo, Piqué es más que un jugador en el Barça. Está casado con la cantante colombiana Shakira y no se resigna a la condición habitual de los futbolistas: jugar, obedecer y casi siempre callar. Tiene empresas que le generan buenos dividendos, es amigo de Mark Zuckerberg, el dueño de Facebook, y de varios capitostes de Sillicon Valley. La leyenda asegura que figura en la escala de los superdotados en los tests de inteligencia que ha practicado. Parece que no le incomoda que se comente esta característica.
Piqué juega al fútbol, pero tiene planes ambiciosos para el futuro. Pretende ser presidente del Barcelona algún día. Lo ha proclamado más de una vez y, de hecho, ha empezado la campaña para ganarse al barcelonismo. Desde hace meses utiliza su prestigio y el espacio que ha dejado casi vacío la tibia directiva para erigirse en portavoz del barcelonismo profundo. Piqué marca los tiempos en el entorno del Barça con un discurso belicoso sostenido por un mensaje: el poder del Real Madrid en los estamentos políticos, mediáticos y futbolísticos es tan abusivo como su interés por eliminar la resistencia del Barcelona.
Nadie esperaba la virulenta intervención de Piqué tras la victoria en París. Era tiempo de selección, pero Piqué se volvió a saltar las reglas habituales. Ante los periodistas, declaró que el Real Madrid mueve los hilos del poder, identificó el palco del Santiago Bernabéu como el turbio centro de las operaciones, desdeñó los valores que Florentino Pérez atribuye al club y acusó a Marta Silva, alta directiva del club, amiga del presidente y ex jefa de la Abogacía del Estado, de establecer distintos criterios en las causas judiciales que se han seguido contra Leo Messi y Neymar y en la investigación por presuntas irregularidades fiscales de Cristiano Ronaldo. Si no acusó a Marta Silva de prevaricato, lo pareció.
En medio de la tormenta, el periódico digital Diario.es publicó la relación entre Florentino Pérez y Alejandro de Pedro, encausado en la Operación Púnica, una de las varias investigaciones por corrupción en el Partido Popular (PP), gobernante en España y en la Comunidad de Madrid. Del sumario se deduce que el Real Madrid pagó, sin conocimiento de los socios, 500.000 euros a De Pedro por embellecer la imagen del club en las redes sociales, con un asunto añadido: la creación sotto voce de un periódico digital (diariobernabeu.com) que servía directamente a la causa y las instrucciones del presidente. Según lo publicado, existen numerosos mensajes SMS donde Florentino Pérez y Alejandro de Pedro regulaban el tono y el contenido que debía mostrar diariobernabeu.com, en casos referidos, por ejemplo a Di María o a las críticas a Carlo Ancelotti por sus dudas con Gareth Bale.
Los dos asuntos han multiplicado el estruendo. A falta de 20 días para el clásico, el ambiente es de alta tensión. El madridismo ataca a Piqué con saña y el barcelonismo se siente orgulloso de su jugador. Lo tiene a Piqué como el único portavoz valiente y sincero del club. Piqué guarda silencio. Su diatriba, totalmente medida y deliberada, lo sitúa en el centro del escenario del Barça y lo que significa. Como experto hombre de los tiempos que corren -Piqué es un frecuente agitador de las redes sociales-, su intervención estaba dirigida al ámbito visceral de los aficionados, donde el jugador se ha erigido en una especie de mesías. Obligados a seguir la rueda del defensa central, la directiva y los jugadores no dicen nada. Cuando lo hacen prefieren avalar la posición de Piqué. No se sabe si algún día alcanzará la presidencia del Barça, pero ahora mismo ejerce de presidente de facto.
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