En ellos se puede confiar
LA SERENA.– Si hubo tres Argentina en el debut –la favorita, la dormida, la desconcertada, en ese orden– bien puede haber tres razones para volver a confiar.
1) En Messi. Y va más allá de lo obvio, del Leo de nivel superlativo del primer tiempo ante Paraguay, aunque para sus estándares sea lo normal. Tiene más que ver con el Messi post partido, el que reaccionó como en Brasil, después de Bosnia, sólo que en la intimidad. No gritó para afuera "¡Somos Argentina!", pero sí lo hizo para adentro y, para adentro, también, habrá completado el mensaje con aquel otro de Mascherano, alejando los fantasmas de Santa Fe: "No quiero comer más mierda". En ese Messi, el del primer tiempo y el del post partido, es en el que se puede confiar. En el que se confía.
2) En Biglia. Si está escrito en los libros de los Mundiales que siete partidos le cambian la vida a cualquiera, los jugados por Biglia en Brasil (que no fueron siete, pero sí hasta el séptimo) forman parte de un capítulo modelo. Biglia 2014 fue el Negro Enrique 1986 y es el socio ideal de Mascherano. En realidad, es el socio ideal. Recuperándolo, la Argentina recupera a alguien en el que se puede confiar. En el que se confía.
3) En una idea. La Argentina no jugó de casualidad como jugó el primer tiempo ante Paraguay. Sólo que, al tiempo que perdía la pelota, el equipo perdía el control. Y Martino perdía los papeles: en su afán de hacer lo que él más quiere y sus jugadores entienden, tener la pelota, eligió un camino fuera del mapa. Por eso, volver al punto de partida es el camino. A la idea en la que se puede confiar. En la que se confía.
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