Juegos Olímpicos. Maradona, inflador anímico también en el hockey
El ex futbolista presenció el traspié de las Leonas y luego, en el vestuario, les hizo llegar su afecto y su orgullo por ellas
PEKIN (De un enviado especial).- Un pequeño grupo de no más de 25 argentinos, formado mayormente por parientes de las jugadoras, estuvo en el corazón de una tribuna anaranjada. Había unos 4000 holandeses en el estadio Olímpico Verde de Hockey. Una diferencia tan abrumadora como la que se vio en la cancha.
Sin embargo, la mayor atracción volvió a ser argentina, por Diego Maradona. Como un agujero negro que devora materia por todo el universo, el imán del ex futbolista descontroló todo el contexto del partido: "Tal vez este estadio no está preparado para recibir a Diego, pero le agradecemos mucho que haya venido a alentarnos, aunque nosotras no logramos darle un triunfo", dijo Luciana Aymar.
Los controles se vieron desbordados por ellos mismos. Los propios voluntarios que debían formar cordones para separarlo de la gente y evitar invasiones fueron los que se lanzaron sobre él en busca de una foto. Y así cada paso se hizo difícil. Sin embargo, no hubo grandes problemas, porque Maradona estuvo muy tranquilo pese a los acosos y porque la noche transcurrió con normalidad.
Después de la derrota, Maradona esperó a las chicas argentinas en el vestuario. Cuando llegaron, habló Magdalena Aicega, como capitana. Expresó algunas palabras de agradecimiento y completó: "Diego, sabemos todo lo que vos viviste y sufriste por esta camiseta. Nosotros queremos representar el mismo sentimiento", manifestó la defensora.
Maradona les dijo que estaba orgulloso de ellas, que habían dejado todo en la cancha y que no debían sentirse mal. Frases de ocasión, pero que siempre sirven en momentos así.
Más tarde, se cruzó con Luciana Aymar, que no estuvo en la reunión en el vestuario porque se había quedado haciendo entrevistas en la zona mixta. A Aymar todavía se le caían las lágrimas por la derrota y Maradona la abrazó cálidamente: "Llorá, mamita", le dijo. Y luego la alentó: "Jugaste bárbaro, la tenías atada y no podía sacártela nadie".
Charlaron un rato más y cuando ya estaba más serena, Aymar, como antes lo había hecho el resto de las jugadoras, lo felicitó porque va a ser abuelo.
Todavía duraba el dolor por la fea caída ante Holanda. Pero al menos Maradona estuvo allí para apoyarlas. Y se sabe que por donde él pasa se clavan todas las miradas. Al menos les alivió un poco de tensión en un instante de tanta amargura.
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