Oleksandr Usyk, el campeón pesado que pelea por el orgullo de Ucrania y que eligió defender el título en el país que acogió a la mayoría de sus compatriotas refugiados

Los boxeadores ucranianos elevan, cada vez más, su patriotismo conmovedor en medio de la despiadada guerra contra Rusia. Hasta resulta casi repetitivo reafirmarlo cada vez que se escribe sobre ellos. Las muertes en el campo de batalla de los integrantes de la selección olímpica (Oleksandr Onyshchenko y Maksym Galinichev, medalla de plata en los Juegos de la Juventud de Buenos Aires 2018) potenciaron la resistencia de los hermanos Vitali y Vladimir Klitschko, excampeones pesados, como bastiones fundamentales en el mantenimiento político de Kiev con el mensaje y la lucha universal por eliminar a los representantes deportivos del país de Vladimir Putin de todo tipo de competencias internacionales. El tricampeón mundial Vasyl Lomachenko, perjudicado hace semanas en un fallo localista ante Devin Haney, continúa con sus prédicas –simples, pero profundas– cada vez que llega a Estados Unidos, pidiendo solidaridad. Pero hay un púgil muy especial que representa a todos aquellos que pelean bajo su bandera, con el espíritu y con el corazón puesto en la recuperación de cada metro de tierra despojada: Olexsandr Usyk.

Campeón mundial pesado (FIB – CMB -OMB), a los 36 años, invicto en 26 peleas (15 KO), medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, con el cetro de los cruceros unificado (2016–2019) y con el diploma de doble vencedor del inglés Anthony Joshua, movilizó a su promotor, Alex Krassyuk, presidente de K2, a organizar su próxima defensa en Polonia, país habitado por once millones de ucranianos, muchos de ellos refugiados de las acciones bélicas rusas. Combatirá el 12 de agosto próximo, en el tradicional estadio Wroclow de la ciudad de Breslavia, con capacidad para 45.000 espectadores. Allí combatió su compatriota Vitali Klitschko en 2011, cuando batió al polaco Tomasz Adamek. A modo de apoyo y fervor popular. De ofrenda y agradecimiento. Como en otros tiempos, con todo el aliento de su gente. Usyk presionó a sus representantes a ganar la licitación –oficial y reglamentaria– para su venidero match ante el británico Daniel Dubois. Y así ocurrió: triunfó en la subasta con una cifra de 8.060.000 dólares que se repartirán de este modo: 6.042.000 dólares para el ucraniano y 2.014.000 para su adversario.

¿Quién es Dubois? Es un joven londinense de 25 años, y con un récord de 19 victorias (18 por la vía rápida) y un revés. De 1,96 metros y 110 kilos, portador del campeonato mundial “regular” de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), un resabio de la purga necesaria a estos títulos ejecutada por Gilberto Mendoza (h), presidente de esa organización. Su reputación deportiva está llena de dudas. Sobre todo, después del KO sufrido ante otro británico: Joey Joyce.

Este match posterga la esperada pelea de Usyk ante el gigante Tyson Fury, “El rey de los gitanos”, quien ostenta la corona del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

La ley del negocio boxístico lo coloca en rol de verdugo de boxeadores ingleses en distintos momentos. Así lo hizo con Tony Bellew, la esperanza de Liverpool en 2018, con un hijo adoptivo de Londres: Derek Chisora, en 2020, y doblemente con Anthony Joshua, el protegido de toda Inglaterra, en 2021 y 2022. Dubois representa el último trámite para llegar a la gran meta: Fury.

Del mismo modo que hizo flamear la bandera azul y oro de su patria en el mismísimo estadio olímpico de Moscú tras batir al local Murat Gassiev, en 2018, reclamando la independencia de su Crimea querida, invadida por Putin; intentará ahora demostrar ante su gente amada, refugiados y polacos, que todavía hay una razón para seguir compitiendo y para vivir con orgullo y la frente bien alta.

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