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Un golpe, un error y un regreso. En esos tres conceptos se desarrolló la tarde en el Palacio Ducó, con la pasión y la nostalgia de las mejores tardes. El golpe fue para Huracán: envuelto en una ilusión exagerada, como hacía largos años que no ocurría, empezó el torneo con el pie izquierdo, con la derrota por 1-0 ante Atlético de Rafaela. El error fue de Mauro Bogado, que con un cabezazo sorpresivo descolocó a Marcos Díaz y selló la diferencia. Y el regreso fue de Pablo Lunati, el polémico árbitro, que volvió a las canchas luego de los embates judiciales. Dejó de lado el espectáculo y dirigió con rigor y sobriedad.
Lunati no estaba en una cancha desde el 8 de junio pasado, en el triunfo de Estudiantes sobre Defensa y Justicia, con un tanto de Carrillo. Era (aún lo es) investigado por irregularidades impositivas con la AFIP y luego de resolverse en su favor un amparo que presentó, fue uno de los protagonistas en el comienzo del Torneo Transición.
"Siento que esta vuelta es un poco de reivindicación, porque nunca dejé de entrenar y trabajar cuando me dejaron afuera", contó Lunati, días atrás. "Yo entrené hasta el 31 de diciembre, di pruebas físicas. ¿Sabés que difícil era entrenar y saber que no estabas para dirigir el domingo?", se había quejado. Y hasta fue directo en el juego de las responsabilidades. "Creo que quien me sacó fue el gobierno anterior, porque se encargaron de perseguirme. Y sé quién me sacó. Luego de que falleció (Julio) Grondona (ex presidente de AFA), mi carrera cambió, sin duda. Él me hubiese respaldado", contó el árbitro, que durante 2015 dirigió 11 partidos, con el triunfo de los locales en 4 de ellos; 4 empates y 3 triunfos de los equipos visitantes. Había expulsado a cuatro jugadores y no había cobrado penales.
Anoche, sin el show de otros encuentros y con la palabra recortada con los futbolistas (un abuso que solía inquietar a los protagonistas y a los hinchas), se mostró cerca de las acciones, fue claro en los ademanes y casi no tuvo equivocaciones, más allá de alguna tarjeta que debió exhibir para frenar el juego brusco. Pareció otro. Y así lo ratificó con algunas frases.
"Volví con alegría por la familia, que quería que volviera y es la que más sufre. Tuve una salida desprolija, después de 25 años en la AFA. Me gustaría irme sabiendo cuál será mi último partido", comentó.
"Fui creciendo y madurando hasta 2013, que fue cuando comenzaron los problemas. Con errores como tienen todos, pero evolucionando", advirtió Lunati.
Templado, seguro, próximo a la pelota y sin excesos en el lenguaje con los futbolistas, Lunati escribió la página de su vuelta con convicción. La misma que tuvo Atlético de Rafaela, de paseo por Patricios.
Debuts como titulares tuvo Atlético de Rafaela; la excepción: Graciani.
Partidos hacía que no ganaba Rafaela de visitante: la última vez, 1-0 a Sarmiento.
1. Sin la cuota de imaginación
Huracán no tuvo fútbol. Con la pelota, con el protagonismo, con el aliento de su público, el Globo buscó por todos los caminos, pero le faltó picardía. Sin imaginación para abrir los espacios, cayó en el pozo grupal, primero, e individual, más tarde. Bogado, después del gol en contra, se cayó anímicamente. No sostuvieron la creación, tampoco, Toranzo y Rolfi Montenegro, los dos valores imprescindibles en el juego ofensivo.
2. De atrás hacia adelante
No es, Atlético de Rafaela, un equipo que prometa audacia y peligro constante. En su presentación, sin embargo, tuvo un sello distintivo: orden y progreso. La defensa fue la base del triunfo, solventada desde los sólidos centrales, Paparatto y Víctor López, que borraron, por momentos, a un delantero de peso como Wanchope Ábila.
3. La diferencia fue corta
A partir de la desesperación de Huracán, que a medida que los minutos transcurrieron perdió la brújula y dejó espacios, surgieron los avances rápidos y precisos del equipo santafecino, que debió marcar, al menos, un gol más, pero chocó contra la segura noche de Marcos Díaz, el arquero del Globo.