Magoo Laprida, el forjador de Cría Yatay, la gran sorpresa en el Abierto de Palermo

La historia de Magoo Laprida es una de esas en las que un aparente paso en falso resulta el detonador de un desenlace aun mejor. El martes fue la gran figura en la victoria de su equipo Cría Yatay ante La Aguada-Las Monjitas , que se ubica entre los resultados más sorprendentes en la historia del Campeonato Argentino Abierto . Un año atrás, no obstante, atravesaba uno de los momentos más difíciles de su ascendente carrera: su primera temporada en Alegría no había estado a la altura de las expectativas y era reemplazado por Guillermo Caset. Fue entonces que decidió armar un proyecto propio con su hermano Ignacio (Iñaki) y dos amigos como Joaquín Pittaluga y Valerio Zubiaurre, que por lesión fue reemplazado en la Clasificación por Lucas James y en Palermo por Guillermo Terrera. El sábado volverán a la cancha 1 para jugar ante La Dolfina en semifinales.

Paradójicamente, el debut de Cría Yatay en Palermo había sido ante La Dolfina, una dura derrota por 22-7, en la cancha 2. "Es un orgullo para nosotros volver a enfrentarlos. Nunca lo imaginamos después del primer partido en que nos dieron garrote", reconoce Magoo. "Es una locura. Pensar que arrancamos jugando la Clasificación en septiembre. Encaramos la temporada con muchas ganas, tratando de ir partido a partido. Estar en semifinales y clasificados para 2017 es algo que nunca me lo hubiera imaginado."

Cuando Cristián Laprida (h.), de 31 años, debutó en el Abierto, en 2011, con Pilará, asomaba como uno de los abanderados de la renovación en el polo. De inmediato mostró su calidad, pero le costó romper el molde durante tres años en Las Monjitas. Parecía que la llegada a Alegría en 2015 era la oportunidad que necesitaba para dar el gran salto, pero el cambio posicional a N°1 no lo favoreció, el equipo no logró el objetivo de llegar a la definición de zona y la experiencia sólo duró un año. Para bien: allí gestó Cría Yatay.

"El año pasado no se dieron los resultados, pero quedé contento porque dejé todo y aprendí mucho. Eso fue clave para lo que pasó este año. Por algo ocurren las cosas", acepta Laprida. "Lo que cuenta es que uno se esfuerce al máximo. Cuando quedé afuera de Alegría lo primero que pensé fue en armar un equipo divertido y apuntar a jugar un tiempo largo, mejorando como equipo todos juntos."

-¿Se te pasó por la cabeza concentrarte en tu carrera en el exterior?

-No es que no lo pensé, porque es muy difícil organizarte bien acá y afuera. Pero siempre quería seguir jugando en la Argentina. Quería seguir jugando contra los mejores. Eso sí: me llevé muchos caballos al exterior y me propuse encarar la temporada con lo que tuviera acá.

-¿Cuánto les cambia todo lo que consiguieron de cara al futuro?

-Cambia mucho. Ahora voy a organizarme mejor acá también. Nosotros estamos sorprendidos con esto, nunca lo imaginamos. Ahora tenemos más tiempo para organizarnos, tratar de mejorar. Va a ser distinto, pero vamos a intentar seguir con la misma mentalidad, como un equipo chico, e intentar dar todo en cada partido, disfrutando y valorando lo que hicimos. Es mucho esfuerzo jugar en la Argentina, en todos los niveles.

-¿Cómo lograron enfocarse en el partido ante La Aguada luego de alcanzar el objetivo de clasificarse para 2017, con el triunfo ante Washington?

-Ese triunfo fue muy importante para nosotros. Nos dio la chance de estar en 2017, en cuartos, pero no apuntamos todo a ese partido. Fuimos partido a partido, tratando de hacer lo mejor posible, sin matar los caballos pero dando el máximo. Creíamos que si contra La Aguada jugábamos bien y dábamos todo otra vez, teníamos chances.

-¿Cómo definirías el juego de Cría Yatay?

-Desde que nos juntamos en la primera práctica de equipo, en septiembre, nos propusimos jugar simple, ordenados, sólidos en defensa. Nos han ayudado mucho con su experiencia Nacho Novillo Astrada en la Clasificación y Pepe Heguy ahora. También hay mucha gente atrás que me ayudó a mí: mi viejo (Cristián), que es un ejemplo como persona y jugador; Facu Pieres que es más que un amigo y me aconsejó mucho; Pablo Mac Donough, que me llevó a jugar por primera vez a Palm Beach e Inglaterra; Matías Magrini, que me ayuda con los caballos; los petiseros Clementino Chariani, Hernán Bianco, Joaquín y Héctor Carro y Cristian Miranda. Y por supuesto Rochi [Rosario Loza], mi mujer, y mi hijo Rafa, de 6 meses.

-¿Cuán importante es que se conozcan y se lleven bien?

-Joaco es de mis mejores amigos, de toda la vida. Con Iñaki quería jugar hacía mucho, pero no es fácil, nunca se había dado. Es increíble cómo está jugando, lo mismo que Terre. Son compañeros increíbles, por eso lo estamos disfrutando.