Poder sacarse poder
Dada la demostración de fuerza de ayer, se puede intentar un ejercicio de imaginación que desemboque en Tinelli al mando de la AFA (no es imposible, pero quizá sí improbable que un proceso de intereses tan variados se haya puesto en marcha en vano). Si le toca, cabe preguntarse qué forma de poder ejercería y esperar que descarte cualquiera parecida a la que practicó Grondona.
No es una idea arbitraria. Tinelli es una de las más fidedignas personificaciones del hombre poderoso. Exacerbado, el poder es un peligro. Nos rodean ejemplos en todos los niveles. En la campaña que emprendió hasta ayer, Tinelli insistió en mostrarse afecto a la participación y la transparencia. Buena señal, si es franca: implica que asume que dirigir una comunidad como la del fútbol pide una apertura distinta del personalismo del mundo empresario en el que con tanta pericia supo manejarse. El fútbol post Grondona demanda una gestión más colegiada, de decisiones menos verticales, para que el imprescindible cambio de época no se malogre en un simple cambio de nombre.
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