Rognoni en positivo, un plus ideal para las Leonas
No es una jugadora más. El regreso de Cecilia Rognoni supone un revulsivo para las Leonas, como si al equipo se le agregara un turbo. Ya desde que asumió, en abril, Carlos Retegui tuvo en mente concretar el operativo rescate de la defensora. Pero, por entonces, parecía muy lejana esa posibilidad. Cecilia, residente en Holanda y con una familia formada, asumía su papel de madre de Nina, su primera hija. Además, no lograba restablecerse físicamente debido a un problema en la rodilla derecha. El tiempo permitió que las cosas se encauzaran y que ahora sí estén dadas las condiciones para su reincorporación al equipo.
Lo primordial es que Rognoni, hoy, piensa en positivo. Hace varios años que se llamó a silencio con la prensa argentina, pero quienes están más cerca de ella comentan que no desea abrir ningún frente de conflicto (compañeras, dirigentes), como sí sucedió en el pasado. No disfrutó de su último tramo como Leona bajo la dirección de Sergio Vigil y, mucho menos, la etapa de Gabriel Minadeo, el DT que la desafectó por algunas duras declaraciones en contra del proyecto. Ambos períodos estuvieron salpicados por los desencuentros, aunque éste parece ser por fin su momento, el ideal para darle un cierre a su brillante carrera con la celeste y blanca. Lógicamente, Cecilia es una persona distinta a aquella que reflejaba su posición o reaccionaba sin medir demasiado las consecuencias. Su experiencia como madre le ha hecho ver las cosas desde otra perspectiva, y su decisión más inteligente y madura fue volver a involucrarse en un seleccionado del que nunca debió haberse ido.
Tener a Rognoni en el equipo es asegurarse pases quirúrgicos desde 70 metros. Es contar con una voz de mando en la última línea con el plus de una personalidad ganadora. Es ganar en el uno contra uno con un timing casi infalible. Es disponer de una efectiva variante de córner corto y de un currículum lleno de vivencias y pergaminos. Los seleccionados extranjeros saben perfectamente de quién se trata. Sus tradicionales rivales le temen y la admiran por igual.
El cuerpo técnico quiere que detrás de Luciana Aymar, la gran capitana, se encolumne el resto del equipo. Así está moldeada hoy la lógica de este conjunto que sorprendió en 2009 al llevarse el Champions Trophy de Sydney con gran autoridad, pese al bajo promedio de edad del plantel. Si Cecilia acepta este nuevo escenario, es solidaria, llega físicamente al tope y se siente cómoda en el estrechamiento de vínculos personales y de juego con sus compañeras, la Argentina habrá conseguido un decisivo valor agregado con miras al Mundial 2010 de Rosario.
gsaiz@lanacion.com.ar
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