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Aguantó cuando lo necesitó y fue fulminante ante algún pequeño atisbo de reacción. Con esa secuencia letal, el Club Atlético de San Isidro acaso haya jugado el mejor partido de los últimos tiempos. Haciendo valer su orden táctico, armónicamente sincronizado tanto en defensa como en ataque, se aprovechó del vacilante arranque de Hindú en el Top 12 y lo goleó por 44 a 8 en la Catedral. Así cortó una serie de seis partidos sin victorias sobre el equipo de Don Torcuato y mandó un mensaje esperanzador a una hinchada que lleva 14 años sin ver a su equipo en las instancias finales del máximo torneo de URBA.
El esfuerzo de Hindú, su roce físico y sus ilusiones de mejorar el rendimiento y comenzar a despegar se hicieron añicos apenas el CASI comenzó a exhibir su voracidad ofensiva. El desarrollo venía muy parejo, pero cuando hizo pie, el equipo sanisidrense le enrostró la potencia de sus backs, la precisión de Jerónimo Solveyra y Juan Akemeier frente a los palos y la solidez de su primera línea para defender. Y entonces, las habituales falencias e indisciplinas del conjunto de Don Torcuato quedaron expuestas. “Los cagamos a palos todo el partido y nunca dudamos de nosotros. A Hindú hay que ganarle así, tiene mucha jerarquía y no hay relajarse”, analizó, el potente back Leo Mazzini, que anotó un try y fue uno de los motores del local.
Hindú poco pudo hacer para contrarrestar la fortaleza del scrum local y, únicamente, cuando la diferencia en el marcador ya era irreversible comenzó a arriesgar desde cualquier parte del campo de juego, siendo que debió hacerlo antes. Nunca pudo encontrarle la vuelta a la presión de los tres cuartos del CASI y durante los 80 minutos lució incómodo y con muchas dificultades en el juego suelto, sobre todo en el comienzo de la segunda parte, donde el rival tomó 20 puntos de ventaja. Algo impensado en el desarrollo de la primera etapa.
“Fue un partido muy físico, de mucha corrida, pero fuimos más inteligentes en las decisiones y más disciplinados en el juego. Estuvimos muy fuertes en el contacto. Esto es un laburo que estamos haciendo hace mucho tiempo. Tal vez el año pasado hacíamos más foco en los forwards y en este campeonato le estamos dando más protagonismo a nuestros tres cuartos. Y hoy quedó demostrado que cuando tuvieron la pelota lastimaron mucho. Cuando hacíamos un lanzamiento quebramos muy fácil”, analizó Luis Briatore, octavo y capitán académico.
Es verdad que el Hindú comenzó mejor plantado, pero el desarrollo fue variando desde el momento en que el CASI se adelantó territorialmente y fue ganando confianza con una defensa infranqueable. Desde allí complicó a su rival, especialmente en las formaciones fijas, desde donde nacieron los dos primeros tries que anotaron Solveyra y Bruno Devoto (ambos convertidos por Akemeier). Desde entonces, Hindú estuvo obligado a defenderse cerca de su propio ingoal con mucho riesgo y debió apelar a las patadas para descomprimir y ganar metros en el campo de juego. En una de las pocas veces que cruzó al campo rival, pudo capitalizarla con un penal Santiago Fernández que sirvió para irse al descanso 17 a 3 abajo.
En el segundo tiempo, el CASI salió más convencido y confiado en juego que nunca para evitar la supuesta remontada de Hindú. Los dos penales tempraneros de Akemeier, que pusieron las cosas 23-3, lo llevó a elevar su nivel y ser más arrollador. Nunca se desconcentró ni bajó el ritmo. A su buena pesca en los rucks, le agregó preponderancia en el pick & go y comenzó a percutir con más comodidad sobre la defensa rival. Así, llegó el try de Mazzini. En la desesperación, Hindú cometió muchas infracciones dentro de la línea de 22 y fue sentenciando su propio destino en el partido. Primeramente sufrió una amonestación Belisario Agulla y después, debido a la fuerza impuesta por los forwards, obligó al árbitro Pablo De Luca a sancionar dos tries-penal en favor del CASI. El try de Lucas Fernández Miranda sobre final sirvió sólo para aminorar levemente la goleada a 44 a 8.
Con tres fechas transcurridas tal vez sea prematuro proyectar posibilidades. Sin embargo, CASI puede jactarse de que esta victoria frente a Hindú fue tan importante como necesaria para la edificación de su futuro. Sobre todo, para medir sus propios límites y convencerse de que tiene materia prima para dar pelea y romper con la intrascendencia de casi 20 años sin títulos de campeón. “Es aquello por lo que trabajamos y encaramos cada temporada”, expresó Briatore. La única herramienta que tiene este equipo para transformarlo en realidad es sostener su funcionamiento y seguir ganando. Difícil. No imposible.