Vertical Bloom o cómo subir 314 escalones a todo ritmo

Son 314 escalones pero parecen más. Son apenas un par de segundos, algunos minutos, pero de tan veloz parece eterno. Es una explosión en el pecho y en las piernas, la mirada que no se despega del suelo mientras los pies buscan seguir subiendo. La primera edición del Vertical Bloom, la competencia que tuvo un recorrido de 500 metros con 50 de desnivel desde la entrada al Parque Independencia hasta lo más alto del Castillo Morisco, tuvo un balance positivo. Fue la competencia preliminar antes del inicio del Osde Cruce Tandilia, el sábado por la tarde. Desde las 17 y con 15 segundos de diferencia entre un corredor y otro, casi 400 personas se animaron a encarar la escalera hacia lo más alto.

Sergio Hoffman -el último ganador de la mítica Tandilia- fue el más rápido de todos en subir, tardando apenas 2m01.905. "Son 500 metros de subida muy pronunciados que te matan los cuádriceps. Son 2 minutos de carrera a fondo, después el ácido láctico te va comiendo y te quedás sin piernas", precisó el tandilense. Lo siguió el también local Claudio Pereyra, con 2m03.018. Entre las chicas, por haber llegado con tan poca diferencia de tiempo, ellas decidieron compartir el premio en efectivo (otra gran razón para participar, además del descuento de minutos en el cierre de carrera el domingo) y subieron ambas al primer lugar: la local Jesica Iriart (2m51.477) y porteña Julieta Fraguio (2m51.497).

Durante más de dos horas, no pararon de subir corredores, con muchos otros que se quedaron con las ganas: por no animarse o por no llegar a tiempo para inscribirse. La gente -locales y los que llegaron a Tandil para acompañar a otros corredores o participar de las pruebas de sábado y domingo- se acercó para alentar durante el recorrido a quienes sí se animaron -mujeres, hombres, amateurs y elites-. ¿Cómo es la competencia? Se larga de manera individual desde la calle, a unos 50 metros de la entrada al parque, donde comienza la escalera, de 314 escalones con algunos descansos y curvas. El camino finaliza en la entrada al Castillo, donde tras una pequeña escalera, la misma se bifurca hacia los costados, debiendo subir dos pisos más, hasta la terraza, donde estaba el puesto de control de tiempo y de agua para quienes iban finalizando la competencia. En el final, hubo risas, aplausos y mucha adrenalina, de eso se trató este Vertical Bloom.