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El Museo del Golf de Roberto De Vicenzo ya es una realidad. Ambientado en una vieja casona de 278m2 construida en 1923 y ubicada en las calles 133 y 28 de Ranelagh, en el partido de Berazategui, abrió sus puertas el último sábado. Allí se exhiben más de 200 elementos de su brillante carrera golfística, aunque la meta es incorporar objetos de otros golfistas nacionales y extranjeros en los próximos meses.
-Se trató de un acontecimiento más importante de lo que yo hubiese imaginado. Lo que más me reconfortó fue que asistió gente que desconocía lo que es el golf y que se interesó por ponerse en tema. A ellos apuntamos con esta iniciativa. Además, entre las autoridades, estuvieron Daniel Scioli, presidente en ejercicio aquel día; la vicegobernadora Graciela Giannettasio; Juan José Mussi, intendente municipal, y Ariel López, secretario de Cultura de Berazategui, que fue uno de los grandes impulsores de este proyecto.
-¿Cuál es el objeto al que usted considera el más valioso y que puede encontrarse hoy en el Museo?
-No podría decir cuál es el elemento más querido. Quizá sea el palito que usé cuando empecé a jugar a los 8 años en la cancha de Migueletes, que cuenta con mucho valor sentimental.
-La varilla es de madera, y la cabeza, de hierro. En realidad, era un palo grande que fue cortado para mi estatura de aquel entonces y adaptado a mi swing. Recuerdo que lo fabricó mi hermano Elías, ya fallecido. A aquel palo le di mucho uso y siempre me acompañó, por más que por momentos estuviese arrumbado en un rincón. Poco tiempo después ya pasé a utilizar hierros de dimensiones normales.
-¿Qué otro elemento consideraría importante dentro de los que se exhiben?
-Están las bolsas de palos de la gira de veteranos de los Estados Unidos, en la que tuve vivencias gratificantes. Pero son muchos los objetos del Museo que me traen buenos recuerdos. Hay fotografías de otros tiempos junto con Jack Nicklaus, Arnold Palmer y Gary Player, además de muchas distinciones de clubes, municipios y empresas. Y como ya había comentado en la columna anterior, quiero incorporar unas 50 medallas de oro con los títulos que gané y que poseen también un valor monetario.
-Usted había adelantado que el Museo estaría abierto para otros golfistas...
-Sí, no veo la hora de que se pongan en contacto con nosotros para que se sumen a este proyecto. Insisto, es el Museo de todos, no de Roberto De Vicenzo.
-Sí, incluso hay elementos que todavía no encuentro, pero sé que están por ahí para ser llevados al Museo. Claro que muchos de ellos necesitan de un tratamiento especial porque no se encuentran en el mejor estado, ya que tienen una antigüedad de 30 o 40 años.
-Cambiando de tema, el Tour Europeo tiene su escala por estos días en los campos británicos. ¿Es el ámbito que mejor le sienta a Angel Cabrera?
-Seguramente, porque lo demostró en anteriores participaciones. Ahora tiene la oportunidad de levantar las acciones tras estos dos últimos torneos en los que no mostró lo mejor de su repertorio. Pero el Pato se incentiva luego de los bajones momentáneos.
-¿Cuál debería ser la gran apuesta de Cabrera a corto plazo?
-Siempre hay un estímulo en el golf, pero me encantaría que defendiera con uñas y dientes el título que ganó el año último en el BMW Open, en el Wenthworth Club, y que se jugará dentro de dos semanas. El es capaz de hacerlo.


