Federico Delbonis se graduó bajo el sol italiano,el escenario

PÉSARO, Italia.– De 37 grados a 19 en menos de una semana. Del calor extremo y planificar una estrategia aprovechando la pimienta que tiene el modelo de pelota elegido por los italianos, a jugar sobre una superficie pesada, en un ambiente ventoso y fresco. Después de caer en la 1ª rueda de Wimbledon ante Fabio Fognini, en un partido que, prácticamente, tenía ganado, Federico Delbonisno regresó a la Argentina: permaneció en Europa con la intención de no alterar su preparación para la Copa Davis y de no sufrir por las horas de vuelo ni los cambios de temperatura. El azuleño se tomó con seriedad la responsabilidad de ser la raqueta mejor posicionada del equipo frente a Italia. Dejó Londres y cambió el chip; se fue del All England y se puso a ensayar sobre polvo de ladrillo en un club de tenis alemán. Luego, se unió al grupo albiceleste en esta porción del nordeste italiano e, inmediatamente, se enfocó.

"Si me quiere ganar, va a tener que pelear y mucho. Se va a encontrar con un rival que correrá todas las pelotas y lo va a incomodar", aventuró Delbonis, dirigiéndose a Andreas Seppi, el segundo singlista italiano, 52º del mundo y con un envidiable bagaje de 22 series en la Davis. Fue una declaración curiosa en Delbonis, quien, por lo general, es muy medido en las palabras; allí se pudo leer cierto exceso de confianza o vanidad.

Pero en una jornada que comenzó tres horas más tarde que lo programado por las malas condiciones climáticas, el argentino, sin jugar del todo suelto y siendo por momentos dominado, consiguió dar un paso valioso, ganándole a Seppi por 7-6 (4), 3-6, 6-3 y 7-6 (3), en tres horas y 38 minutos, lo que permitió a la Argentina dar el primer paso en la búsqueda de su undécima semifinal desde que regresó al Grupo Mundial, en 2002. Fue, además, la primera victoria como visitante en la competencia del jugador entrenado por Gustavo Tavernini; el año pasado había caído contra David Goffin y Steve Darcis en Bruselas.

La "testa". Allí estuvo la clave, según le contó Delbonis a un periodista italiano, en el idioma de sus antepasados de Rotondella. "Es que realmente todo estuvo en la cabeza, creo yo. Porque fue un partido emocional, con condiciones muy especiales e inversas a las que esperábamos en una semana de mucho calor", amplió, ya en castellano. Sucede que el 40º del ranking fue inestable; también lo estuvo Seppi, claro. Pero el argentino, tras oxigenarse logrando el primer set, en una hora exacta, cometió numerosos errores no forzados, dio vida al rival –atendido por dolores de espalda– y terminó comiéndose las uñas. En el cuarto set, por ejemplo, estuvo 3-3 y 15-40 con el saque del europeo, y de haberlo quebrado –no sucedió– le habría permitido servir, prácticamente, para la victoria. Pero la angustia continuó y todo se definió en otro tie-break. "Fede estuvo muy estable mentalmente", se alivió Daniel Orsanic, el capitán argentino, poco luego de que a las 19 de Pésaro, casi sin luz natural, el segundo punto se programara para hoy (ver aparte).

Delbonis, primer tenista con clasificación directa para Río de Janeiro 2016, se encuentra en una búsqueda de evolución desde hace tiempo. Hizo distintos cambios en su alimentación, en su preparación física. Este año ganó sobre canchas duras –a Andy Murray en Indian Wells, por ejemplo–, una superficie que lo restringía. Su coach, Tavernini, se apoya en distintos especialistas, como el matemático deportivo Marcelo Albamonte, para hallar soluciones en las cuidadosas estadísticas. Aún tiene falencias, claro, pero su potencial es enorme. Y no es extremo afirmar que ante Seppi logró una suerte de graduación mental. El equipo argentino, dichoso de semejante examen aprobado.ß