Enemigos íntimos: Vilas vs. Clerc, un clásico con historia que vuelve

Los clásicos son clásicos. No importa si es un partido oficial o amistoso. Si los jugadores están en actividad o se retiraron hace muchos años. Si en el estadio hay 20 mil personas o sólo los protagonistas. Lo único que interesa es ganar. Ser mejor que el otro. Celebrar tanto el triunfo propio como la derrota ajena. Y el Vilas vs. Clerc es un claro ejemplo. Siempre, aunque pase el tiempo, va a ser especial.

Esta tarde, desde las 18.30, en la antesala de la presentación en el país de Roger Federer, Guillermo Vilas y José Luis Clerc reeditarán un duelo cargado de historia y condimentos. De amores y desencuentros. Un clásico de ensueño.

"Es más difícil hacer Vilar-Clerc que Federer-Del Potro. Es un clásico. La gente vivió su rivalidad mucho tiempo. Por eso, ellos se lo tomaron tan en serio que se están preparando desde hace 30 días. Bueno, me parece que Guillermo siempre se entrena, cada vez que lo veo está con pantalones cortos, jugando o corriendo [risas]. Vamos a ver que pasa…", anticipa Guillermo Marín, organizador del evento.

Dicen que entre ellos está todo bien. Que ya no hay peleas, "son cosas del pasado". Pero en sus formas de hablar aún se deja notar una cicatriz producto del resentimiento deportivo que los marcó en su época como jugadores. Una especie de rivalidad que difícilmente desaparezca. "Yo voy a jugar a ganarle, y él también. Todo es risas, pero adentro de cada uno está la parte competitiva. Yo odio perder y sobre todo con Vilas", le dice Batata a canchallena.com.

Clerc siente emoción, se nota en sus ojos. La cercanía con los organizadores puede quitarle credibilidad a su sentimiento, pero la naturalidad de las palabras detona cualquier tipo de sospechas.

"Ya terminó todo eso [por la pelea con Vilas]. Somos dos tipos muy grandes. Tengo 54 años, nunca me imaginé que a esta edad iba a entrar a una cancha de tenis y menos en la previa de un partido tan importante como el que se viene. Todavía no caigo", cuenta Clerc, que, con una pausa en el medio, interrumpe y agrega: "Me preparé por respeto a la gente. Estoy feliz y contento. Me voy a tratar de divertir. Pero siempre tener a Vilas enfrente genera una tensión, porque son muchas cosas las que me vienen a la cabeza. Es mucho más que un partido, es un clásico. No puedo creer las cosas que me dice la gente en la calle.

-¿Cómo sale el partido, Batata?

-Le gano en dos set.

A Vilas (60 años) parece no gustarle la chicana de Clerc. Ante la consulta de canchallena.com, transforma su rostro y, con un vocabulario más cercano a lo monosílabo, contesta: "Nada, que está bien. Me pongo contento por él". Luego, en la conferencia de presentación, su reconocida "chispa" vuelve al ruedo y los recuerdos se apoderan de la escena.

"Jugar con Batata es una cosa muy especial. La única diferencia es que pensamos distintos, lo que lo hace más interesante. Peleas existieron, pero quién no se peleó con alguien alguna vez", dispara el tenista argentino más ganador de la historia. "No hubiese jugado con ningún otro jugador. Con él tenemos una historia, y ustedes la conocen", finaliza.

La historia habla de peleas. De dos vidas opuestas en la cercanía. Pero los fríos números reflejan una paridad llamativa. A lo largo de la historia, se enfrentaron en ocho finales, con cuatro triunfos para cada uno. "No me acuerdo lo que hice ayer, menos me voy a recordar el último partido con Vilas", confiesa Batata.

Hoy, Roger Federer será el dueño de todos los flashes. Sin embargo, y pese al segundo plano, Vilas y Clerc protagonizarán un partido aparte. Distinto. Más que llamativo. No es como para menos: los clásicos son clásicos.

El historial. En el circuito, Vilas y Clerc jugaron 14 veces, con 10 triunfos para Guillermo y 4 para Batata. Lo curioso es que de esos 14 encuentros, 8 fueron finales y ganaron 4 cada uno. La última vez fue, en los octavos de final de Washington 1985, y Vilas se impuso por 7-6 y 6-3.