Un notable giro en el mensaje del organismo

WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) se alineó con el gobierno de Alberto Fernández: le dijo adiós por ahora al ajuste fiscal –su receta tradicional, y el norte del programa que acordó con Mauricio Macri–, y avaló una quita a los bonistas.

Esa nueva postura marcó un notable giro en el mensaje que daba el Fondo hace poco menos de un año, cuando los técnicos del organismo que trabajaban con la Argentina defendían el programa económico de Macri, y, sin dejar de remarcar sus riesgos, recomendaban apegarse al plan, pese a todo.

Ahora, una oración del comunicado de los funcionarios que encabezaron la misión del FMI al país, Julie Kozack y Luis Cubeddu, al cierre de sus reuniones en Buenos Aires dejó plasmado el giro: su "visión", escribieron, es que un mayor ajuste "no es económicamente ni políticamente factible", y entonces se requiere una "contribución apreciable" de los bonistas para resolver la crisis de la deuda. Ajuste, no. Quita, sí.

Hasta las primarias presidenciales de agosto último, el Fondo avaló el programa de Mauricio Macri y abogó por una fuerte consolidación fiscal y una política monetaria dura, y puso en el horizonte un menú reformas estructurales, que incluía una reforma previsional. Hubo largas negociaciones por el manejo del tipo de cambio, que terminaron en el ya extinto sistema de bandas, un pedido del gobierno de Macri para intentar contener al dólar.

Aunque siempre se preocupó por advertir que el plan tenía riesgos, y remarcar que existía una probabilidad de sufrir una crisis de la deuda, el Fondo siempre respaldó el rumbo. En abril de 2019, Christine Lagarde, por entonces al frente del organismo, dijo que el plan funcionaba, y que sería una "tontería" darle la espalda al programa.

El triunfo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner –y la profundización de la crisis– cambió los manuales. Ahora Kristalina Georgieva, heredera de Lagarde, dijo que dejar flotar el dólar, una recomendación del Fondo, puede amplificar un azote del mercado al "incrementar repentinamente" los pagos la deuda, tal como pasó con Macri. Y el staff ha dejado de lado, al menos por el momento, su clásica receta de austeridad fiscal.

Ni el Fondo ni el Gobierno dijeron que significa una "contribución apreciable". Eso surgirá de las negociaciones con los bonistas. Pero el Fondo sí remarcó que la renegociación de la deuda tiene que ser "definitiva", una señal de que, aun con quita, debe ser lo suficientemente atractiva como para generar una alta adhesión. El Fondo ha dicho que esas discusiones están fuera de su jurisdicción, pero, así y todo, ya dejó en claro su visión: el mensaje es que el ajuste, ahora, lo tienen que hacer los bonistas. Un giro envuelto de pragmatismo, a la medida del gobierno de Alberto Fernández.