A pesar de las estimaciones iniciales de cosechas históricas, la incertidumbre climática preocupa en el campo, especialmente en el norte y en el oeste bonaerense; en Chicago subieron la soja y el maíz por el clima en la Argentina
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“Veníamos bien”, expresan productores agropecuarios del norte y oeste de la provincia de Buenos Aires, para luego agregar “pero se está complicando”. Según aseguran, esto es lo que está sucediendo desde hace aproximadamente 15 días con el estado de los cultivos de soja y maíz que podrían comenzar a perder rendimiento producto de las altas temperaturas, después de más de una semana sin precipitaciones y en el corto plazo con pocas probabilidades de nuevos eventos. Aunque las estimaciones hablan de producciones históricas, en los últimos días ha crecido el número de productores que comparten en redes sociales imágenes donde se observan los síntomas de estrés hídrico en la soja y el maíz, acompañadas de una frase que advierte: “Acá no va a haber récord”.
Esta percepción de que las lluvias comienzan a escasear hoy tuvo un impacto directo en el precio de la soja y el maíz. En el caso de la oleaginosa, tras haber marcado ayer un nuevo mínimo en la Bolsa de Chicago desde noviembre de 2021, al cerrar en US$438,81 por tonelada, hoy subió US$9,00 al cerrar en los US$447,81 la tonelada. Mientras que el maíz ascendió US$2,95 y se posicionó en US$176,27 la tonelada.
Esto se da en un contexto en el que, si bien la cosecha se proyectaba como récord, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó al 10 de enero, unos 142,2 millones de toneladas, desde el inicio de la campaña las previsiones de ingreso de dólares fueron cayendo por la caída de los precios de los granos. Desde diciembre hasta la semana pasada, marcaban US$1300 menos de ingreso de divisas, estimándose en US$34.500 millones.
Frente a este escenario, las lluvias de febrero serán cruciales para determinar el horizonte productivo. El especialista en agroclimatología, Eduardo Sierra, indica que se espera que las precipitaciones inicien el seis de febrero, y “proporcionen un alivio principalmente en la zona núcleo y de manera moderada en el sureste de Buenos Aires, La Pampa y Entre Ríos”.
No obstante, hasta esa fecha se espera que continúa un período de calor seco conocido como canícula, caracterizado por temperaturas elevadas, escasa lluvia y baja humedad relativa. Según detalló, esta sequedad atmosférica, llamada sequía atmosférica, intensifica la capacidad desecante del calor, afectando negativamente a los cultivos, especialmente los que se encuentran en floración, al obligarlos a reducir su producción para conservar agua.
En tanto, en las precipitaciones en las semanas siguientes, se anticipa un alivio más generalizado pero menos marcado, persistiendo en la zona núcleo, pero desplazándose del suroeste de Buenos Aires, La Pampa y el sur de Córdoba.
“En Nueve de Julio, la situación se está complicando de a poquito. Veníamos bien hasta el 12 de enero, que fueron las últimas lluvias, siendo escasas y desparejas, con registros de entre 20 a 30 mm y más al noreste con 50 mm. Desde entonces, se cortaron las precipitaciones, y hace ya 15 días que prácticamente no llueve”, alertó Hugo Enríquez, vicepresidente Sociedad Rural de ese partido bonaerense.
A esto, agregó, se suma que la temperatura continúa en aumento, y como consecuencia los lotes están mostrando signos de estrés hídrico. “Aproximadamente, nos queda una semana más de agua para aguantar, pero necesitamos lluvia urgentemente”, advirtió el dirigente. “Inicialmente, se esperaba para el 9 y 12 de febrero, pero recientemente movieron las previsiones para el 8 y el 9, aunque no hay certeza debido a la considerable cantidad de días por delante”, agregó.
La situación, detalló, afecta a la soja de primera, maíces tardíos en floración y maíces tardíos sembrados en fecha. “La soja se encuentra entre las etapas R3 y R4, acercándose al periodo crítico, por lo que la falta de lluvias en los próximos días complica la situación”, agregó.
En esta campaña, en el partido se sembraron aproximadamente 150.000 hectáreas de soja de primera, y entre 8.000 y 10.000 hectáreas de girasol. En tanto, entre maíz temprano y tardío, hay 45.000 hectáreas repartidas.
En General Alvear, el presidente de la Sociedad Rural, Juan Pablo Mathet, aseguró que ya se estiman mermas en los rindes de alrededor de un 25%. “Acá está muy seco, lo que es agricultura está muy comprometido. Los productores esperando lluvias, pero los pronósticos no dan nada para los próximos 15 días”, alertó.
En tanto, Germán Millet, productor agropecuario, señaló que esta interrupción en las lluvias y las altas temperaturas podría tener consecuencias en los cultivos sembrados en forma tardía, alrededor de mediados de noviembre, que actualmente se encuentran en etapa de floración. Además, mencionó que las siembras de soja de segunda están experimentando dificultades, especialmente en lotes más “overos” o heterogéneos, donde la oleaginosa se está “marcando”.
“Las sojas grupo más corto ya están con chauchas y las más largas aún tienen más chances, lo que está en juego ahora es la pérdida de potencial, ya que empieza a abortar flores y chauchas en el mejor de los casos, y a morirse algunas plantas en el peor”, indicó.
“Veníamos muy bien hasta hace aproximadamente 15 días, cuando recibimos las últimas lluvias de alrededor de 30 a 50 mm. Sin embargo, el pronóstico para los próximos diez días es poco alentador porque va a haber una alta demanda ambiental por temperaturas extremas y baja humedad relativa, y no se esperan lluvias”, dijo Jorge Josifovich, expresidente de la Sociedad Rural de Pergamino y asesor de campos de la zona.
Esto, indicó, se da en un contexto en que los perfiles de suelo no llegaron a reponerse. Si bien hay un remanente de humedad, en caso de que se cumpla dicho el pronóstico, “se va a evaporar”.
“Los perfiles están entre un 20-30% por debajo de los niveles de humedad necesarios para esta época. Nos falta agua, aunque no estamos en la misma situación que el año pasado. Este año arrancó mucho mejor, con lluvias en enero, cultivos altos y hojas desarrolladas que amortiguan el efecto del estrés hídrico”, sostuvo.
En tanto, en maíz temprano, detalló, si bien cumplieron bien su ciclo, estiman que “en el último llenado de grano con este estrés hídrico va a haber alguna pequeña baja de peso de mil granos”. Además, indicó que ya están eliminando hojas basales, que son las que primero elimina la planta para defenderse del estrés hídrico.
“Maíz de segunda o maíz tardío son lo que están muy complicados porque están en plena floración, pero esta demanda ambiental no va a ser gratis para ellos. Es muy pronto para evaluar cuánto va a ser la merma, pero esta demanda ambiental no es buena y si se prolongara esto para el maíz de segunda”, concluyó.
Hacia el oeste, Gustavo Frederking, presidente en Sociedad Rural De Junín, indicó “se está empezando a vivir con preocupación los rastros o indicios de que está habiendo falta de lluvias”. Estos se empezaron a ver hace una semana y cada vez se hacen más notables, principalmente en la soja. En tanto, el maíz temprano está bastante definido.
Además, aseguró que más que nunca se necesita de la lluvia. Para lograr cualquier cultivo se necesita humedad en el suelo y lluvia. “Hoy uno de los dos factores no los tenemos. Por eso, dependemos exclusivamente de la lluvia”, dijo. Para esa zona explica que las precipitaciones llegarían recien para el siete de febrero.
“Los cultivos, que estaban en buen estado general, la semana pasada empezaron a deteriorarse, y ya en los últimos diez días el cambio fue brusco”, dice Diego García Álvarez, que es productor de una empresa familiar y asesor agrícola en el partido bonaerense de Rivadavia. Explicó que en dicho periodo los cultivos “”pasaron de estar muy buenos a excelentes a estar en estado bueno a regular. “Las lomas ya están todas marcadas y los bajos, si bien todavía safan, no tienen un potencial de rendimiento alto”, comentó.
Este cambio de escenario indicó que se dio porque hace 15 días se cortaron las lluvias y empezaron los calores. “La campaña arrancó prácticamente sin reservas, dependiendo 100% de la lluvia, las cuales comenzaron en diciembre. Por esa razón, los cultivos tempranos se sembraron con lo justo y una parte importante pasó a maíz tardío. Estos venían bien hasta la primera semana de enero que llovió, aunque de forma muy despareja”, dijo.
Además, explicó que la soja está en general en todas en periodo crítico, entre R3 y R5, y por eso el calor y la sequía hacen mermar el rendimiento. “Los maíces tardíos están sufriendo mucho también. Lo único que está bueno es que ya está casi hecho y por la lluvia del primero de enero van a andar bien los maíces tempranos”, agregó.
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