Cuando en marzo pasado parecía que el aislamiento social nos iba a llevar a tener más tiempo libre, en el sudeste bonaerense nos propusimos avanzar en el análisis de información propia que veníamos posponiendo por la demanda del día a día.
Como nos pasó a todos, o a muchos, nos comimos el amague y el tiempo libre nunca terminó de aparecer, pero forzamos un poco la máquina y nos pusimos al día con esto a la par de las miles de charlas on line, las salidas al campo, los muestreos de suelo, los armados de planes de siembra, la puesta en marcha de nueve pulverizadoras con sistemas de aplicación dirigida (solamente en Necochea) y las nuevas demandas de nuestros hogares.
Y acá estamos, presentando esta información de los productores de la zona que muestra que es posible una producción sostenible basada en el cuidado del suelo y la rotación de cultivos. Propongámonos pensar en negro y en verde, negro por el cuidado del suelo y verde por el cuidado del ambiente y la agricultura siempre verde que plantea Aapresid.
Pensemos en negro, miremos los suelos y veamos qué viene pasando los últimos 10 años en unas 10.000 hectáreas muestreadas por año, manejadas en su mayoría en el sistema de siembra directa, para ver cómo evolucionan algunos indicadores de la calidad química de los mismos, lo cuál nos sirve como para evaluar el manejo implementado y para tomar la decisión cada año de cómo nutrir a nuestros cultivos.
Si analizamos las variables químicas principales en el total de los lotes muestreados, los cuáles en parte varían de año a año, vemos que los valores de materia orgánica se han mantenido en promedios de 4,9 y 4,6% (en 0-20 cm de profundidad del suelo).
Algo similar se observa en el contenido de fósforo en el cual los promedios anuales se mantuvieron alrededor de los 15 ppm (en 0-20 cm de profundidad), variando entre 13 y 18 ppm. Los valores promedios de nitrógeno de nitratos (N-NO3) han variado entre 90 y 37 kg/ha (0-60 cm de profundidad) y el nitrógeno anaeróbico entre 50 y 65 ppm (0-20 cm profundidad). Los valores de PH no han variado, manteniéndose alrededor de 6,3.
Si observamos la historia de lotes individuales manejados por el mismo productor vemos que la materia orgánica y el fósforo se han mantenido estables, y en algunos casos con tendencia positiva en algunos casos a lo largo de estos diez años.
Sobre otros nutrientes e indicadores físicos se trabajó con "los guardianes del carbono" hace un par de años, viendo muy buenos resultados con agricultura basada en buenas prácticas agrícolas.
Es posible producir cuidando el suelo, se precisa conciencia y políticas que lo promuevan (siempre volvemos a lo mismo). Pero, ¿cómo lo podemos hacer? Aplicando el conocimiento que ya tenemos disponible, con sistemas de producción que preserven el suelo de la erosión (siembra directa), rotando cultivos y realizando una fertilización balanceada en base al muestreo de suelos.
Entonces, pensemos en verde, ¿estamos rotando cultivos? ¿Y tendiendo a una agricultura siempre verde? La información relevada en alrededor de 30.000 hectáreas (entre 28.000 y 35.000 según el año) en el sudeste de Buenos Aires, con epicentro en la ciudad de Necochea, nos muestra que las rotaciones en un campo agrícola entre 2015 y lo planificado para 2020 se han mantenido entre el 40 y el 50% de la superficie con cultivos de invierno (principalmente cebada, y creciendo el trigo estos últimos años), y un 60 a 50% de cultivos de verano conformados por maíz, que pasó del 9 al 22% de la rotación, girasol entre el 16 y 27% y soja de primera que bajó del 24 al 9% de la superficie.
El grueso de los cultivos de segunda (sembrados a la cosecha de trigo y cebada) es soja, con un bajo porcentaje de maíz y algún lote puntual de girasol. A su vez, esta campaña se ha sembrado cultivos de servicio en el 2,5% de la superficie, siendo en su mayoría lotes de avena para pastoreo (2%) y el resto de cobertura con vicia o vicia consociada con avena (0,5%).
Esto muestra la rotación con diferentes cultivos que se lleva adelante en la zona y cómo, a pesar de los vaivenes políticos y económicos, los productores hacen lo posible para cuidar el suelo y el medio ambiente, tendiendo a una intensificación en las rotaciones de cultivos, y mejor aún cuando se pueden implementar sistemas mixtos.
Una de las preguntas que más se escucha actualmente es, qué aprenderemos de esta pandemia. Y es una pregunta apasionante para la cuál no tenemos respuesta, aunque estamos convencidos que en gran parte el futuro depende de lo que haga cada uno de nosotros. Ojalá nos sirva para parar un poco la pelota y volver a valorar las cosas importantes, cuidarnos y cuidar los suelos. En esto último el camino es la agronomía, y hay muchos que ya lo entendieron, pensemos en negro y verde.
El autor es ingeniero agrónomo de Agroestudio Viento Sur SRL
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