
Entre los meses de marzo y junio es altamente probable que la oferta global supere cómodamente a la demanda
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En nuestra anterior nota del 4 de enero pasado afirmábamos: “Recalculando. No hay otra. Si el diagnóstico de situación por parte de las autoridades no resultó ser el correcto y la coyuntura se ha vuelto adversa, la necesidad de un “plan B” es ineludible”. Nos referíamos entonces a la necesidad del ajuste en baja de los Derechos de exportación (DEX). Y el Gobierno tomó la medida que había que tomar. Una vez más (y van…).
Así las cosas, la reducción parcial y supuestamente temporal de las mal llamadas “retenciones” trajo algo de alivio al sector junto con lluvias beneficiosas, aunque algo tardías, en gran parte del área agrícola. Y a ello se le sumó el reporte del USDA del pasado 10 de enero pasado que ajustó en baja la producción de los EE. UU. de maíz y soja del ciclo 2024/25 y, consecuentemente, los stocks finales en dicha nación al cierre de este. Este último dato, verdadero termómetro para los precios en Chicago, derivó en que los fondos especulativos de inversión comenzaran a ajustar sus posiciones sobrevendidas en dicha plaza y el tono del mercado comenzara a ser más amigable. Como consecuencia de ambas cuestiones, las cotizaciones de la soja en el plano local (que iban camino a un nivel de quebranto) ahora se han reposicionado en el orden de los US$/t 300.
Teniendo en cuenta que Brasil ya está en plena recolección de una cosecha récord de soja y que la estacionalidad de la oferta en dicha nación es muy marcada, se recomienda extrema prudencia en materia de decisiones comerciales. Tener en cuenta que (habitualmente) las exportaciones de soja mensuales de nuestros vecinos van creciendo de 8 MM/TT en marzo a 16/18 MM/TT en abril, mayo y junio para recién bajar a un ritmo de 6/8 MMT en julio/agosto, cuando ingresa la oferta argentina al circuito comercial. Del otro lado del mostrador, China importa en promedio 8 MMTT por mes todo el año. En otras palabras, entre los meses de marzo y junio es altamente probable que la oferta global supere cómodamente a la demanda. Con el volumen de producción sudamericano asegurado en tiempo y forma, sólo queda un dato a dilucidar para completar el panorama. Esto es, la cosecha en EE.UU. del presente año calendario. La siembra de soja se lleva a cabo en mayo y junio, con una alta probabilidad de que se verifique una caída en la superficie respecto del año pasado.
Es decir que, como es habitual, a partir de marzo Chicago empieza a operar en base al tradicional “Weather Market” (mercado climático) de cada ciclo. Si el clima en EE. UU. este año viene bien (llevan 12 años consecutivos de buenas cosechas), el panorama de precios para la soja puede complicarse nuevamente.
La plaza maicera, en cambio, se presenta más amigable. Particularmente en el plano local. Es altamente probable que el consumo interno del forrajero se ubique pari passu con el excedente exportable. Algo inédito. Ello explica que los valores que ofrecen los compradores (particularmente por maíz disponible y temprano) se ubiquen por encima de las paridades de exportación. Es importante entender que la plaza maicera interna se encuentra traccionada por el consumo interno. La presión de polleros, feedloteros, balanceadores, chancheros y etanoleros por asegurarse lotes es comprensible y la localización geográfica de los lotes de maíz a cosechar se posiciona como el tema clave a monitorear.
El autor es presidente de Nóvitas SA.