La industria global de alimentos se enfrenta a consumidores cada vez más exigentes y sofisticados. Sus hábitos de compra están cambiando rápidamente y exigen cada vez más atributos por los productos que adquieren. Procuran alimentos prácticos y fáciles de consumir con equilibrio de precio-calidad, pero, además, que sean sabrosos, saludables y sustentables.
El consumidor quiere un producto cada vez más natural y menos procesado, libre de colorantes, conservantes, aditivos y sin potenciales alérgenos. Los alimentos no solo deben ser sanos y de muy buena calidad sino que deben ser saludables.
Hay una búsqueda de atributos funcionales tipo nutracéuticos para mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades. La adición de minerales, vitaminas, fibras y antioxidantes para fortificar alimentos, así como la reducción del contenido de sal, azúcar y grasas saturadas, deben ser claramente expuestas en las etiquetas y packaging de los productos.
La búsqueda de productos saludables está íntimamente ligada a la reducción de la huella ecológica. Alimentos sustentables producidos de acuerdo a las regulaciones legales vigentes, la conservación del medio ambiente y sin comprometer los recursos de futuras generaciones.
La trazabilidad en la cadena alimentaria es clave a la hora de elegir productos sustentables que procuran una armonía del progreso económico y social con el respeto por el medioambiente.
La búsqueda de sustentabilidad no reduce las exigencias por innovación, practicidad y sofisticación. Asistimos a un cambio en los hábitos de compra y consumo de alimentos. El consumidor se está volcando a la compra online al tiempo que busca conveniencia con alimentos prácticos - tipo snack - con envases fáciles de transportar y consumir.
Hay una oferta cada vez más diferenciada en materia de formas, colores, tamaños y aromas para satisfacer a consumidores cada vez más minuciosos en sus preferencias. Además de una presentación agradable y atractiva a la vista, la industria busca combinaciones que permitan nuevas experiencias sensoriales del mecanismo olfato-tacto-gusto para obtener productos cada vez más sabrosos y conquistar nuevos paladares.
La Argentina produce alimentos para 400 millones de habitantes y existe una gran oportunidad para generar exportaciones dentro del objetivo de ser el supermercado del mundo. Esta competencia por la preferencia del consumidor global obliga a replantear los estándares de calidad, así como la oferta diferenciada de la industria local para salir de la venta de producto a granel y desarrollar productos de marcas que sumen innovación y valor agregado para conquistar a los consumidores del mundo.
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