El país está en la cumbre donde, entre otras cosas, se habla del financiamiento para enfrentar el cambio climático
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BAKÚ, Azerbaiyán.- Ayer, el Estadio Olímpico de esta ciudad se convirtió en el epicentro de las negociaciones climáticas con el inicio oficial de la COP29. Tras la aprobación de la agenda el día anterior, las delegaciones de todo el mundo comenzaron a desplegar sus estrategias en torno a uno de los temas más críticos de esta cumbre: definir el financiamiento que los países desarrollados deberán destinar para ayudar a las naciones en desarrollo a enfrentar los costos del cambio climático. Desde temprano, los pasillos y oficinas en el anillo del estadio se llenaron de actividad. La atención se centró en los discursos de los líderes mundiales, mientras que, tras bambalinas, las delegaciones se preparaban para arduas rondas de negociación. En medio de este bullicio internacional, la delegación argentina mantiene un perfil bajo y, hasta ahora, se ha movido con un mayor hermetismo que lo ocurrido en otras ocasiones. La Argentina aquí se mostró partidaria de que las políticas climáticas estén en línea con los “avances científicos”.
La comitiva argentina, conformada por funcionarios de Cancillería y de la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes, llegó a esta cumbre en medio de un panorama interno convulsionado por la reciente salida de Diana Mondino, reemplazada por Gerardo Werthein. Desde la Argentina viajaron Luciana Alonso, quien participaría de las negociaciones por parte de Cancillería. Sin embargo, dijeron, sorprendió la ausencia de Corina Lehman, directora de Ambiente de Cancillería. La funcionaria sí estuvo presente en la Cumbre Mundial sobre Biodiversidad (COP16) que se realizó recientemente en Colombia, de manera simultánea en que Mondino fue removida de su cargo. Junto con Mondino también se desvinculó Marcia Levaggi, subsecretaría de Política Exterior, reconocida como una experta en clima.
En total, Cancillería aportó cuatro funcionarios, mientras que Ambiente destinó a cuatro técnicos. También el país tiene a la embajadora en Bakú Mariángeles Bellusci.
En los últimos al menos ocho años se hicieron reuniones abiertas de los especialistas argentinos con la sociedad civil y delegados. Este año aún no se han programado estos contactos.
“Venir a la COP es para mí una cuestión profesional. Desde la primera vez, en 2017, te das cuenta de cómo aquí se ve la macro de lo que va a ir pasando, por el efecto geopolítico que tiene”, destacó Verónica Geese, secretaria de Energía de Santa Fe. Recordó que, en una de sus primeras asistencias, el presidente francés Emmanuel Macron señaló la necesidad de que los países cumplieran con los compromisos climáticos. “Macron dijo, hablándole a todo el plenario: ‘No vamos a tener más tratos con países que no hagan lo que hay que hacer en tema de cambio climático’, y ahí me imaginé que se venían las barreras arancelarias. Al año siguiente, empezaron con esas políticas”.
La funcionaria también lamentó que en las COPs “la Argentina no tenga una participación más fuerte” y se “desaprovechen” muchas de las oportunidades que estas cumbres presentan. Comparó lo que ocurre con Brasil, que incluso siempre tiene fuerte participación con, por ejemplo, más de un stand. “Siempre hay que estar, porque estar no significa estar a favor de todo ni creer todo, sino estar presente para defender los intereses del país”, agregó.
Carlos Alberto Villar, asesor del Ministerio de Infraestructura de Córdoba, resaltó que Brasil ha estado observando desde hace tiempo la importancia del posicionamiento. Y se refirió a la cuestión del financiamiento vinculado con lo climático: “Lo que es importante entender como argentinos es que hay un gran flujo de capitales a nivel global, y la Argentina debe tener estrategias para ver cómo captarlo”.
Participación en negociaciones
En esta capital la Argentina participó en dos grupos de negociación: por un lado, el Grupo Sur, que incluye a Uruguay, Brasil, Ecuador, Paraguay y Argentina, y también en el G77 más China. Esta COP29 centra en la definición del nuevo objetivo de financiación climática (NCQG) para reemplazar la meta actual de US$100.000 millones anuales.
La Argentina mostró que las políticas climáticas deben fundamentarse en “avances científicos basados en la evidencia sólida, sin dogmatismos de ninguna índole”. Rechazó la imposición de compromisos uniformes que ignoren las particularidades de cada nación, destacando su derecho a “definir sus propios esfuerzos de manera soberana” y priorizando el desarrollo económico local.
El país también cuestionó las barreras comerciales disfrazadas de regulaciones ambientales impuestas por naciones desarrolladas al citar el discurso del presidente Javier Milei ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. El presidente dijo que el país “rechaza la imposición de regulaciones y prohibiciones impulsadas precisamente por los países que se desarrollaron gracias a hacer lo mismo que hoy cuestionan”.
A pesar de que Milei ya ha manifestado su rechazo a la Agenda 2030 que, entre otros puntos, pone foco en el clima, la delegación argentina expresó su disposición a contribuir constructivamente a una COP exitosa. “Queremos tener una COP exitosa a través de discusiones francas y decisiones que reflejen correctamente las posiciones de todas las partes”, concluyeron.
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