
Posee el 30% del rodeo total del país
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- Esta zona presenta una baja tasa de extracción.
- Los productores de esa región reciben escaso apoyo crediticio y estatal .
Dentro del producto bruto agropecuario nacional, la ganadería de carne interviene en una proporción muy significativa, del orden del 28 o 30 por ciento, indicó el ingeniero agrónomo Luis Villa.
Asimismo, cuando se analiza nuestra producción, explica Villa, surge la región del Nordeste como un sector gravitante, dado que concentra más de 12 millones de cabezas.
La tasa de extracción de la Argentina se sitúa en un 23% aproximadamente. Esto, dice Villa, significa que nuestro sector ganadero comercializa anualmente 23 kilos por cada 100 de existencias. "Si bien es un parámetro que nada indica sobre costos de producción, es útil a la hora de establecer comparaciones, con otros países o entre regiones de un mismo país", considera Villa, al tiempo que agrega: "En los Estados Unidos es del 43%; en Australia, del 32%, y en Nueva Zelanda, del 26 por ciento", afirma.
La región nordeste presenta una bajísima tasa de extracción, del orden del 10 por ciento, según el especialista. En un índice incluso menor que el de Brasil, que es presentado como el potencial dominante del mercado mundial, dados su fuerte margen de progreso y sus existencias, que duplican las nuestras, consigna Villa.
Desafíos
Entre los puntos por resolver, explica el ingeniero, no deben dejar de mencionarse el ordenamiento y la planificación, el control de gestión y el análisis patrimonial, así como la sanidad, con especial énfasis en el control de enfermedades y parásitos, entre otras cosas.
Para Villa, debe destacarse también que la ganadería de cría en general, y en la región nordeste en particular, recibe muy poco de parte del Estado, ya sea en materia de infraestructura y planificación como en educación, salud y otros.
También, aclara el especialista, tendría que mencionarse la necesidad imprescindible de contar con financiamiento adecuado. El sector agropecuario de nuestro Nordeste desarrolla procesos con alto porcentaje de capital de explotación fijo (campos y vientres) y muy poco capital circulante (insumos), por lo que el financiamiento es primordial.
Sin embargo, según Villa, se aprecian movimientos positivos en este sentido, pues lentamente la banca y el productor comienzan a hablar idiomas similares.





