
Fotografías que muestran la antigua Buenos Aires
1 minuto de lectura'
El silencio desde el que hablan las viejas fotografías puede resultar, para quien está dispuesto a escuchar, tan elocuente como la descripición literaria de una época. Esa atmósfera es la que busca rescatar la Fundación Antorchas en el libro "Buenos Aires, ciudad y campaña. Fotografías de Esteban Gonnet, Benito Panunzi y otros".
Las imágenes elegidas documentan la transformación social y económica de la ciudad de Buenos Aires y la campaña bonaerense entre 1860 y 1870.
La insersión de la región pampeana en la economía internacional provocó modificaciones en el paisaje rural, "con la multiplicación de los puestos, ranchos precarios de adobe y paja ocupados por puesteros que cuidaban entre 1500 y 3000 animales y debían organizar las tareas de esquila", reseña Pablo Buchbinder, para introducir al lector en el álbum de retratos.
Las fotografías permiten trazar un verdadero mapa cultural en el que se palpa la influencia de la inmigración de ultramar. Buena parte de los trabajadores rurales que llegaron de Irlanda, Escocia, España y Francia lograron poseer campos. "Muchos comenzaban como asalariados, arrendatarios o aparceros en grandes estancias; otros pasaban del comercio a las tareas agropecuarias", explica el historiador. En esa época, ciudad y campaña tenían una estrecha relación, e incluso no había límites definidos. La dinámica de las exportaciones de productos primarios impulsó el crecimiento de la red de transporte hacia el puerto. Sin embargo, tras la extensión de las líneas férreas, un alto porcentaje de la producción rural siguió trasladándose a la capital provincial en carretas y perduró el arreo de hacienda. Era frecuente ver una fila de grandes carretas en los caminos de ingreso a la ciudad.
Con la afluencia poblacional y el aumento del comercio se definió el perfil social de los barrios. Por ejemplo, en Concepción y Monserrat se asentaron artesanos y obreros calificados, mientras que en los alrededores de la plaza 11 de Septiembre proliferaron depósitos de lana, cervecerías y destilerías.
"En los años 60, Buenos Aires conservaba la apariencia chata y regular propia de las ciudades coloniales hispánicas, con construcciones que mantenían los rasgos de los principios de siglo", indica Buchbinder.
No obstante, poco a poco aparecieron modificaciones en el entramado urbano, desde el alumbrado de gas hasta la construcción de la aduana y el primer Teatro Colón. El francés Esteban Gonnet y el italiano Benito Panunzi fueron los primeros que publicaron álbumes que documentaban tanto la arquitectura como las costumbres rioplatenses. El primero conoció la yerra, la carneada, los arreos y el juego de taba mientras se desempeñaba como agrimensor en campos bonaerenses. Sus fotografías traslucen la intención de "relatar" en detalle la vida cotidiana de los paisanos e incluso de reflejar la cultura indígena. El segundo, aunque poco se abocó a retratar perfiles gauchescos, fue reconocido por algunas de sus composiciones rurales, como las tituladas "Pobladores de campo" y "Una pulpería de frontera".
Si el testimonio literario de una época nos permite recrear una atmósfera, las fotografías antiguas sintetizan el misterio del tiempo. Vale esta colección para experimentarlo.





