
Muestra retrospectiva de Gustavo Solari, en la Sociedad Rural
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Andariego, emprendedor, retuvo en la memoria caminos, montes, tranqueras, puestos... Su experiencia de treinta años enlazando, apartando hacienda, ensillando o atando un sulky le sirvieron para reproducir los trabajos de campo en la pintura.
"Antes que aprender a pintar tuve que aprender a mirar -explica Gustavo Solari-. Me lo enseñó un gran maestro, Raúl Alonso. «Todo realista en el fondo tiene algo de impresionista, que solo te va a salir», me dijo. Y así fue".
Hace 18 años que se dedica exclusivamente a la pintura y por ello, la Fundación de la Sociedad Rural Argentina lo convocó para organizar su primera muestra retrospectiva. Desde el miércoles próximo se expondrán en Florida 460, sede de la entidad agropecuaria, unas 45 obras de temas históricos y gauchescos, marinas y paisajes bonaerenses.
La permanente investigación histórica, costumbrista y relativa a la iconografía gauchesca le permitió expresar con precisión antiguas escenas de la vida rural. Sus temas también incluyen naturalezas muertas compuestas por elementos criollos: un par de espuelas, un poncho colgado sobre una silla, una botella de vino sobre una mesa, unas barajas ajadas...
También pinta capillas -"esas capillas perdidas en las sierras de Córdoba, Tucumán, Salta y Jujuy"-, y construcciones. "Pinté una esquina porteña que ya no existe -agrega-, una construcción sin ochava que era la famosa pulpería del turco Salomón, donde se reunían los mazorqueros".
Aquello de que "la patria se hizo a caballo" lo inspira a dedicarse a sucesos históricos y al gaucho. "Estoy pensando en pintar un cuadro de la Casa de Tucumán mostrándola bajo una bruma, como un esbozo, y en primer plano los diputados llegando en carreta, diligencia y a caballo. Los mismos curas viajaron así, cubriendo unas cinco leguas por día, al tranco", señala.
"Para pintar «El cruce de los Andes» me puse a investigar y descubrí que San Martín no hizo la travesía montando un caballo blanco, sino una mula". Desde entonces lo nombraron asesor artístico del Instituto Nacional Sanmartiniano. No fue su único hallazgo. "Hace dos años -recuerda- me fui a Bolivia buscando ponchos, cosas criollas, y la guía de un museo de Sucre me mostró la bandera que había perdido Manuel Belgrano después de la batalla de Ayohuma. Está compuesta por una franja celeste entre dos franjas blancas. Esa bandera es la que juró el Ejército del Norte: de seda y cubierta de sangre. Quedó escondida en una capilla hasta que fue descubierta en 1920, y se conserva en ese museo de Sucre, frente a la plaza principal."
También busca rastros precisos en los relatos de viajeros europeos que describen al gaucho y su simbiosis con el caballo. "La caballería argentina es excepcional, los aperos más lujosos del mundo se encuentran aquí. Los usos varían, naturalmente, de un lugar a otro. Todo tiene un por qué: si el recado es un sirigote, con determinado tipo de espuela o de lazo, usted verá que es un correntino", explica y señala una reproducción de "El baquiano". Pero no todo tiene carácter épico en la trayectoria artística de Gustavo Solari. Sus obras llevan títulos como "Donde siempre", "Al que espera", "Pilchas", "Desde temprano", "Al descuido", "Leña húmeda": evocan la vida diaria, la pertenencia, la intimidad, y el entorno familiar.
Pintor de noche
Estudió veterinaria y pasó sus veranos en la estancia familiar (donde abundaban las imágenes que más tarde marcarían su vocación de artista plástico) hasta que se dedicó a administrar campos de terceros. En ese tiempo sólo pintaba de noche.
Reconoce la influencia de "grandes pintores como Pallière, Pueyrredón, Rugendas, Morel: ellos vivieron esos períodos de nuestra historia que yo intento recuperar en mis cuadros". Aunque no se considera rosista, reconoce: "Me enloquece esa época porque entonces comienza despertar el sentido nacionalista".
Expuso durante 27 años consecutivos en muestras individuales (Zurbarán, Galería El Socorro, Museo Metropolitano) y también participó en exposiciones colectivas organizadas en diferentes provincias. "Espero que mis hijos me recuerden por lo que soy, y los contemporáneos de los hijos de mis hijos, por lo que hice", dice Solari.




