El Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la Provincia de Buenos Aires (Ciafba) lleva adelante acciones con estudiantes de carreras afines con una mirada ambientalista
En pos de mejorar los parámetros ambientales en la producción agropecuaria argentina, el Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la Provincia de Buenos Aires (Ciafba) lleva adelante acciones dentro de las universidades, luego de que crearan la comisión de educación, integrada por cuatro delegados quienes representan a las distintas regiones.
“Los objetivos principales de este proyecto es vincular a alumnos, docentes y universidades con la colegiatura, el ejercicio de la profesión y la matrícula profesional”, dijeron en la entidad.
Para Lucrecia Puig, delegada y docente de la Universidad Nacional de La Plata, “lo que se está viendo es que hoy se matriculan chicos cada vez más jóvenes y lo que se plantea es empezar a trabajar en la responsabilidad de la ética profesional en conjunto con las universidades y además en la inclusión de nuevas carreras”.
“Llegan todo el tiempo consultas sobre los alcances de su título según las facultades. Además, trabajamos en la capacitación de los estudiantes avanzados para comprender a importancia de ejercer la profesión legalmente y colaboramos como organismo consultor en la modificación de los planes de estudios dentro de las facultades que es una de las potestades que le otorga la provincia de Buenos Aires al Ciafba en el marco de la ley 15.030″, dijo.
En este contexto, Puig contó: “Soy docente en una materia de segundo año y lo que vemos es que las nuevas generaciones asumen su papel de responsabilidad por el cuidado del medio ambiente. Esta conciencia ambiental se combina con la tecnología que para los jóvenes es otra de sus grandes áreas de interés. Los egresados de hace 10 años no traían el chip de la hiperconectividad que traen los nuevos egresados y que hoy ingresan al mercado laboral”.
La comisión de educación está integrada además de Puig, por Walter Carcioch, de la región sudeste y docente en Balcarce; Elda Sarlinga de la región norte y docente en la Universidad de Luján y; Carlos Brustle, docente en la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca.
Para la organismo, “toda esta conciencia ambiental que asumen los lleva a pensar en nuevas formas de intervenir en el sistema agrícola”.
“Hoy los alumnos se preguntan cómo afecta el ejercicio de nuestra profesión a la biodiversidad. En el aula se piensa que cualquier modificación que hagamos para generar algún quintal más de rendimiento, a costa de perjudicar el suelo o el medio ambiente, es vista ahora como un aspecto negativo de nuestra profesión y en la que debemos trabajar para mejorar y buscar alternativas y nuevas soluciones”, indicó Puig.
“Ese es uno de los desafíos, de los mejores, que tiene nuestra profesión. En los últimos seis años es impresionante del cambio de paradigma sobre el lugar de la profesión del ingeniero agrónomo. Y este cambio, a la hora de pensar el campo, se da por la presión social. Son generaciones que han absorbido mucho más el tema del cuidado del medioambiente y en medir y reflexionar el impacto que tiene cada decisión agronómica. Se vienen los ingenieros agrónomos ‘centennials’, que llegan con una cabeza más dinámica, más adaptable a los cambios de circunstancias y eso también implica una nueva era para nuestra profesión”, añadieron.
Por este motivo, Ciafba concluyó: “Acompañamos esta evolución profesional, aprendemos de ellos y transmitimos nuestra experiencia generando un proceso de gran enriquecimiento que seguramente contribuirá a jerarquizar nuestra profesión sumando, no solo la mirada productiva, sino también la mirada social y ambiental”.
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