Con innovaciones, comenzó como agropartista y luego se dedicó a la producción de sembradoras en Rosario
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A los 87 años, falleció ayer Enrique Bertini, un inmigrante italiano [de Rocca Malatina, de la región de Emilia-Romagna] que en Rosario fundó la fábrica de sembradoras Ing. Enrique Bertini.
La noticia generó un profundo dolor entre los fabricantes de maquinaria agrícola, ya que Bertini era respetado y admirado por su pujanza y logros como empresario que se inició en un pequeño taller.
Según información de la empresa en su página de Internet, en los 70 el primer paso del empresario fue diseñar un dispositivo para rastras livianas, arados y sembradoras llamado automático con retardo o levante mecánico.
Desde 1976 hasta 1984 fue proveedor de partes para maquinarias y en 1984 lanzó la primera sembradora modelo 8500. “Se especializó con los años en sembradoras de directa y con sistema neumático”, se lee en el sitio de la compañía. En rigor, en la web destaca desarrollos como el sistema neumático por soplado y, en la parte del transporte de la máquina, el tiro de punta y plegado.
La planta de la firma que fundó Bertini en Rosario posee tecnología de última generación como corte láser y procesos robotizados. Además, tiene un departamento de diseño y desarrollo de productos, un sector de montaje y armado y otro de pintura electroestática. Entre otras cosas, sumó un galpón de 22.000 metros cuadrados para optimizar la logística, según la información disponible.
Enfocada en la siembra directa, sus máquinas llegan a los mercados de Uruguay, Chile, Bolivia, Finlandia, Rumania, Bélgica, España, Italia, Inglaterra y Francia, entre otros.
Raúl Crucianelli, dueño de la fábrica de sembradoras homónima en Armstrong, Santa Fe, recordó a Bertini por su empuje que mostró desde que pasó a tener un taller y proveer de piezas a otras empresas. Esto fue luego de que Bertini trabajara para la compañía Terranova, que también producía sembradoras.
“En un taller muy humilde, que tenía en la casa en la calle Guatemala, hacía partes y piezas; era agropartista”, rememoró Crucianelli, que señaló que en aquella época Bertini pasaba los viernes a dejar su producción por Armstrong y también unos pescados para comer con el personal. “Así fue que nos conocimos, hicimos una amistad personal”, dijo.
En ese momento, según contó, proveía las cajas de cambio y los distribuidores para las sembradoras. Entre otras marcas, también lo hacía con Agrometal, ubicada en la ciudad cordobesa de Monte Maíz.
“Vivía mi padre todavía (Nazareno) y habíamos establecido una relación de familia”, apuntó Crucianelli, que remarcó que guarda un “gran recuerdo”.
Alberto Vignolo, que desde hace 22 años está en la empresa Bertini, lo recordó a Don Enrique: “Fue un pionero de la siembra directa, un innovador. Para la maquinaria agrícola fue un referente y para mí más que un patrón, un amigo”.
En 2006, LA NACION dio cuenta de una información singular ligada a Bertini: la exportación de una sembradora a las islas Malvinas a pedido de un productor del archipiélago y tras una operación que logró cerrar un concesionario suyo en Inglaterra. La máquina se compró para la implantación de pasturas y fue vía Montevideo.
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