En sectores de Buenos Aires, el norte de Santa Fe y el NEA continúan necesitando más precipitaciones para reponer humedad
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Las lluvias de la semana pasada cambiaron el panorama en gran parte del campo, que enfrentaba una situación crítica debido a la falta de precipitaciones, lo cual había afectado los rendimientos de los cultivos de trigo y puesto en riesgo la siembra de soja y la continuidad de la implantación del maíz. Mientras en algunas zonas se celebra esta tregua climática, otros productores empiezan a preocuparse, ya que en ciertas regiones el agua no llegó. En Tres Arroyos, en el sudeste bonaerense, y en Coronel Dorrego, sobre el sudoeste, los productores alertaron que la tormenta pasó de largo. Lo mismo ocurrió en el norte de Santa Fe, donde persiste la inquietud por los efectos de la sequía.
“La última lluvia nos esquivó rotundamente”, señaló Alejandro Vejrup, gerente de la Cooperativa Alfa de Tres Arroyos. “En esta zona ya se registran pérdidas irreversibles. Salvo algunas lluvias aisladas al norte de Tres Arroyos y hacia el este, el panorama general está comprometido. El rinde de trigo está sufriendo una baja importante: si al inicio de la campaña alguien proyectaba una cosecha de entre 4500 y 5000 kilos por hectárea, ahora estamos en 3500 kilos por hectárea, lo que representa una merma considerable. Los rindes de indiferencia rondan los 5000 kilos, así que, claramente, se está perdiendo dinero”.
Según indicó, las condiciones variaron considerablemente dentro del mismo partido. “Al este las cosas estaban un poco mejor. Veníamos de tres o cuatro años en que en esa zona se registraban entre 700 y 750 mm de lluvia, mientras que al oeste caían entre 100 y 200 mm menos”, añadió.
Este año la situación no fue diferente. En algunas localidades del partido solo se registraron 400 mm de lluvia, una cantidad muy baja para esa época, donde deberían caer alrededor de 600 mm. Ante este panorama, Vejrup advirtió que “los perfiles estaban totalmente secos”, lo que llevó a que se empiece a frenar la siembra de girasol por falta de humedad.
En cuanto a los cultivos de trigo y cebada, Vejrup agregó: “Ahora estamos en el momento clave de llenado de grano que necesitaríamos bajas temperaturas y lluvia, y no estamos teniendo ninguna de las dos”. no
“En nuestra zona se producía mucha cebada para la cervecera Quilmes. Era fundamental observar cómo se mantenían los niveles de calibre y proteína en la cebada, que no debía ser excesivamente alta”, explicó. Subrayó que “cuando un productor sembraba cebada para cervecera, el calibre del grano y el contenido de proteína eran cruciales”. Además, aclaró: “Menos lluvia significaba menor rendimiento, aunque podría haber un aumento en el contenido de proteína. Si la falta de lluvias persistía, era probable que las cebadas tuvieran un contenido de proteína superior al estándar”. En lo que respecta a este mes, las lluvias dejaron entre 10 y 30 mm, mientras que lo normal habría sido recibir al menos 60 o 70 mm. “Por eso, el mes se presentó muy tacaño en lluvias y necesitábamos que lloviera”, señaló.
Juan Balsategui, productor agropecuario de Necochea, explicó que “en este momento hay humedad en el perfil y se está sembrando bien la gruesa, pero con lo justo. Necesitamos más lluvias”. En su caso la semana pasada registró solo tres milímetros, aunque en la zona hay lugares con hasta 20 mm. “El trigo está en buen estado y la campaña gruesa se está sembrando bien, pero tendría que volver a llover”, comentó.
“Hemos sembrado bien la fina y estamos sembrando bien la gruesa. Hasta ahora llevamos 460 milímetros; no es el milimetraje ideal, ya que la media es de 850 milímetros al año y estamos a dos meses de terminar el año. El año pasado, casualmente, nos llovió 850 milímetros, pero fue una campaña gruesa floja porque en los dos últimos meses no llovió bien. En cambio, la fina sí recibió buenas lluvias”, agregó Balsategui.
Gregorio Ibarguren, productor de Coronel Dorrego, se mostró preocupado por el inicio de las altas temperaturas y la falta de agua. “Estamos cortos de agua de vuelta, y los pronósticos no muestran mucha lluvia. Esta semana se esperan temperaturas muy altas. Por eso, dependiendo de lo que ocurra, es posible que la cebada y el trigo, que actualmente están normales, empiecen a deteriorarse, ya que no tenemos agua en el perfil del suelo y las perspectivas de lluvia son escasas”, advirtió.
La semana pasada la región recibió solo 15 milímetros de lluvia. “Si bien los cultivos vienen mejor que el año pasado, todo se define de acá en adelante”, afirmó.
El panorama es más complejo en el norte santafecino. Nicolas Udaquiola, director de AZ-Group, afirmó que “en el NEA las lluvias no fueron de la magnitud de la región pampeana, con rangos entre 10 y 30 mm y desparejas”.
“En Chaco estos registros llegaron tarde para el girasol, pero darán un empujón inicial para la siembra de algodón, al tiempo de sumar milímetros para la próxima siembra de soja y de maíz, que sufrirá un recorte de área. En el norte de Santa Fe las lluvias también llegaron tarde para el trigo, que ya se está cosechando con rindes muy bajos, del orden de 1000-1500 kilos por hectárea.
En el partido de General Obligado [la cabecera es Reconquista], el ingeniero agrónomo Rubén del Fabro, que asesora a varios campos, comentó: “Aún estamos muy ajustados de humedad”. La lluvia en la región fue muy “dispar”, y en cortas distancias se notaron diferencias importantes en la cantidad de milímetros caídos. Esta lluvia era necesaria, ya que los perfiles de los suelos tenían poca recarga. Esta situación llevó a un atraso en las fechas de siembra normales para cultivos como soja y maíz.
Respecto al trigo, Del Fabro destacó que la situación es “errática y variable en rendimiento y calidad”. Existen zonas donde los cultivos están severamente afectados por la falta de agua, aunque hay lotes que han recibido algo de lluvia y presentan un estado mejorado, pero aun así la siembra se encuentra “muy por debajo del área habitual”. En girasol solo se avanzó en un 30% del área estimada de siembra.
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