El triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos abre la posibilidad de que se reanude la guerra comercial con China que, aunque podría tener consecuencias positivas para los precios de la oleaginosa, generaría también un escenario de volatilidad
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Las elecciones en Estados Unidos fueron, sin lugar a duda, las más disruptivas de los últimos tiempos. Las encuestas previas evidenciaban un empate técnico, pero el resultado distó mucho de lo previsto. Donald Trump, electo presidente por segunda vez en el país del norte dio un golpe inesperado por lo abultado del resultado. Literalmente, “aplastó” las aspiraciones de Kamala Harris a ser el primer presidente mujer en dicha nación. Pero más allá de los comentarios, la pregunta que todo el mundo se efectúa por estos momentos es: “¿Y ahora qué?”.
Recuerdo el discurso de Trump en enero de 2017 en el Capitolio en Washington. Con una carpeta bajo el brazo (al mejor estilo Milei), que decía “America First”, el electo presidente comenzó a esbozar los objetivos que tendría su mandato. La política migratoria mucho más dura que sus antecesores era una de las premisas de campaña, pero el plato fuerte resultó ser su política exterior, sobre todo en relación a lo que iba a ser un complejo sistema de aranceles destinado a “frenar” el ímpetu y la voracidad del Gigante Asiático a continuar generando incrementos en el déficit comercial con estados Unidos. El resultado, fueron imposiciones de aranceles hasta el 60% a determinados productos chinos que ingresaran al país ahora gobernado por Trump. ¿Se repetirá la historia nuevamente?
Para contestar tamaña pregunta, será necesario esperar al 20 de enero del próximo año, momento en el cual el flamante mandatario hará su discurso de apertura. Según los entendidos en el tema, las medidas que tome Trump serán mucho más rápidas que en su primer turno en la Casa Blanca. Y, esto, claramente generará también movimientos en el mercado de granos. Lo ocurrido en 2018 puede ser un claro ejemplo para tomar en cuenta. En ese año, y con la guerra comercial ya declarada, los premios de la soja FOB argentina respecto a Chicago “saltaron” hasta los 90 dólares por tonelada, luego de haber estado 20 dólares por debajo. Algo similar ocurrió con el maíz. Y si bien esto puede ser tomado como algo positivo para las cotizaciones locales, cabe recordar que Chicago se desplomó mucho más que lo que mejoraron los premios. Y Chicago, nos guste o no, sigue siendo el mercado de referencia para las cotizaciones internacionales.
Paciencia
Así las cosas, habrá que tener un poco de paciencia. Los mercados financieros en Estados Unidos reaccionaron positivamente al triunfo de Trump, puesto que en la nueva administración se prevé una baja de los impuestos que ayudaría a cerrar mejores márgenes en las compañías estadounidenses. Pero no podemos llegar a la misma conclusión para los commodities agrícolas.
La volatilidad a partir de ahora será una de las premisas más importantes a tener en cuenta. Ya lo estamos evidenciando con la apreciación que está teniendo el dólar frente a una canasta de seis monedas. Esto último junto con la mejora climática que está experimentado el clima en Sudamérica, puede ser un combo difícil de digerir, sobre todo para el mercado sojero. En todo caso, el cartel señalizador indica que estamos por entrar en zona de turbulencia y hay que ajustarse el cinturón de seguridad…
El autor es director de Nóvitas SA.
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