El ALCA se esfumó y Estados Unidos se aleja del comercio multilateral
Hace poco más de un mes, el Congreso de Estados Unidos aprobaba, por estrecho margen, el acuerdo comercial con Centroamérica y República Dominicana, más conocido por su sigla en inglés DR-CAFTA (1).
Simultáneamente, pretende cerrar hacia octubre de este año un acuerdo del mismo tenor con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), específicamente con Colombia, Ecuador y Perú, ya que Venezuela no participa y Bolivia lo hace en carácter de observador.
Tanto en el primer caso ya cerrado como en el segundo, se trata de acuerdos de libre comercio amplios, abarcando acceso a mercados en casi la totalidad del universo de bienes e incluyendo servicios, protección de las inversiones, propiedad intelectual en la versión TRIPs-Plus, reglas en las compras gubernamentales y cláusulas de salvaguardas específicas por razones de volumen, en determinados productos agrícolas.
Instrumento
Incluye el primero de los acuerdos citados, numerosas y complejas reglas específicas de origen en lo relativo a productos textiles e indumentaria, insumos, partes y conjuntos de la industria automotriz, otros bienes industriales y algunos productos procesados de base agrícola.
Estos acuerdos se inscriben dentro del claro mandato otorgado por el Congreso al Poder Ejecutivo norteamericano (TPA) de promover el comercio como instrumento para fortalecer la seguridad americana y la lucha contra el terrorismo internacional.
De ahí que no sean éstas las únicas tratativas en donde la administración norteamericana avanza, sino que en otras regiones del mundo sus negociadores imprimen velocidad en la obtención de nuevos acuerdos bilaterales (2).
Interés propio
No es extraño, entonces, que en la Organización Mundial del Comercio (OMC), ante la imposibilidad de avance en los nuevos temas -compras gubernamentales, tratamiento de las inversiones y propiedad intelectual-, Estados Unidos se haya abroquelado, junto con la Unión Europea, en una posición defensiva en la propuesta de liberación del comercio agrícola, dejando de lado posturas más aperturistas del pasado reciente.
Ello resulta coherente con la realidad de estos acuerdos, donde, por su propio peso, Estados Unidos obtiene sus objetivos en los temas de interés.
Estos, obviamente, no pasan centralmente por el acceso al mercado de bienes de los países de la contraparte, a los que, a su vez, les consolida preferencias ya otorgadas (sea por el Sistema Generalizado de Preferencias o, en el caso centroamericano, específicamente por la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, ICC), no discutiéndose el apoyo interno otorgado a sus productores agrícolas y la facilitación de cuotas en rubros sensibles (por ejemplo, del 1,2 por ciento a los integrantes del DR-CAFTA en lo referente a producción azucarera, que llegará al 1,7 por ciento en 15 años) ni siendo de aplicación en los acuerdos el tratamiento especial y diferenciado previsto en las normas OMC.
El Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) se esfumó, pero proliferan los acuerdos comerciales bilaterales promovidos por Estados Unidos, un dato no menor para la agenda externa del Mercosur.
El autor es profesor del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación BankBoston ( www.fbkb.com.ar ). Esta columna se realiza con el apoyo del mencionado instituto. E-mail: raulochoa@speedy.com.ar
(1) La votación final en la Cámara de Representantes fue de 217 votos a favor y 215 votos en contra, lograda por la activa presencia del presidente George W. Bush, su vicepresidente Dick Cheeney y el delegado de la Oficina de Comercio de los Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), Rob Portman. Falta la ratificación por los congresos de Costa Rica y Nicaragua.
(2) En el estudio "The United States and the New Regionalism/Bilateralism" IMF Papers WP/03/26, se efectúa un análisis de las consecuencias para el comercio multilateral de la posición norteamericana y cómo va logrando socios más agresivos para plantear la apertura en bienes industriales y los nuevos temas frente a los países que desean mantener un grado mayor de autonomía en su política industrial y/o la liberación del comercio agrícola: la Argentina, Brasil, la India, China, la Unión Aduanera de Africa del Sur (SACU), Indonesia, Malasia y Tailandia.