Vidas paralelas: Zeballos y Tettamanti
Vamos a matar o morir para que Argentina sea uno de los países marítimos más importantes", fueron las palabras de Horacio Tettamanti, subsecretario de Puertos. Plutarco no las hubiera pasado por alto. Las semejanzas entre ambos son por demás llamativas. Las grandilocuentes palabras de Tettamanti suenan más a un protagonista de la tragedia griega que a un funcionario. Por supuesto que no se trata de dramatizar las cosas, ni de matar ni de morir. Tampoco de atizar el fuego de los enfrentamientos con países hermanos y vecinos. La posición de Tettamanti hoy se parece demasiado a la de Estanislao Zeballos de hace un siglo. "No queremos ser el valet parking de Nueva Palmira. No podemos terminar siendo mediterráneos para maximizar las rentas de las navieras internacionales. Hay quien en Uruguay tuvo la alucinación de pensar que avanzaría siendo el centro logístico del Cono Sur y la Argentina se quedaría mirando", afirmó Tettamanti.
Las diferencias entre la Argentina y Uruguay con relación a su situación de ribereños de los ríos Uruguay y de la Plata ya llevan algunos años, por no decir que se arrastran desde la época de la Colonia. A las obras detenidas por desacuerdos en el dragado del canal de Martín García se suman las recientes medidas del Gobierno, que no permite los transbordos en los puertos uruguayos perjudicando a muchos exportadores argentinos. Estas obras postergadas podrían llevar todavía algunos años. Mientras tanto, el Delta seguirá avanzando y llegará hasta enfrente de Buenos Aires.
Por su parte, funcionarios orientales alertaron que el verdadero trasfondo del conflicto binacional es la "lucha por los puertos". Parece que más de 200 años no han sido suficientes para eliminar la cuestión y ahora un funcionario vuelve a mencionarla agravándola con sus palabras. Esto en realidad porque el dragado conviene más a los intereses orientales que a los argentinos. Varias entidades uruguayas están estudiando la posibilidad de mejorar la navegabilidad unilateralmente por el río Uruguay entre Nueva Palmira y Paysandú, pasando por Fray Bentos. Además se contemplan nuevos dragados de Nueva Palmira al océano Atlántico, pasando por el Canal de Martín García.
A comienzos del siglo XX, Estanislao Zeballos, canciller de la Argentina, creó la llamada Doctrina de la "Costa Seca" del Uruguay sobre el Río de la Plata fundada en más que dudosos antecedentes de la época colonial. Es decir, las aguas del Plata serían totalmente argentinas y Uruguay reservaría su soberanía sólo sobre la costa seca del mismo. De manera que, según Zeballos, cuando nuestros abuelos Antonio Canta y Cipriano Justino Yoy, que vivían muy cerca de la costa y la disfrutaban, se bañaban en la playa Pocitos se estaban bañando en aguas argentinas. Ignoramos si antes de ello tenían que solicitar permiso por escrito ante el Consulado argentino.
El puerto de Montevideo fue inaugurado el 25 de agosto de 1909. El ingeniero argentino Luis A. Huergo sostuvo siempre que la profundidad debía ser de 10 metros, contra la opinión mayoritaria que decía que alcanzaba con 7 m. Afortunadamente se siguió el consejo de Huergo. Así fue que cuando, en ocasión del festejo argentino del centenario, al año siguiente, varios buques de guerra visitantes que venían a los festejos y tenían calados de casi 10 m no pudieron llegar al puerto de Buenos Aires y debieron arribar en el de Montevideo.
Las continuas ampliaciones y nuevas playas de contenedores que se han construido -y que siguen construyéndose- irán transformando al puerto de Montevideo en el gran puerto del Mercosur, a la entrada de los ríos que llegan hasta el corazón de la Argentina y de Paraguay, Bolivia y sur del Brasil. Hace ya más de 20 años que sostenemos que esto constituye un alerta para los operadores y despachantes de aduana argentinos, por cuanto a partir del momento en que esté plenamente vigente la unión aduanera, despachar las mercaderías de extrazona posiblemente será más rentable y económico en Montevideo que en Buenos Aires. O quizás en algún otro puerto uruguayo, como el de La Paloma o el que se situará en La Coronilla, puertos de aguas profundas sobre el Atlántico y que ampliarán de manera notable la capacidad de recepción de las cargas destinadas no sólo al Uruguay, sino también a Brasil, Paraguay, Argentina y hasta Bolivia y Chile. Sin contar además con las importantes obras de infraestructura ya realizadas para la ampliación del aeropuerto de Carrasco y la utilización de su cercana Zona Franca y Puerto Libre. Es que al parecer Uruguay está apostando muy fuerte y razonablemente al futuro. Se trata de una política de Estado.
El autor es especialista en temas aduaneros y del Mercosur