
Corea del Sur no le teme al ajuste
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SEUL.- Luego de esperar pacientemente su turno en el gigantesco hall central del edificio Daewoo en el corazón de Seúl, Eukyung Choi sacó de su bolso una tortuga de oro y la depositó en una bandeja de plata con una balanza. Detrás del mostrador, un experto se ocupó de pesar el objeto, anotar su valor y entregar a la joven un recibo por su donación.
"Creo que esto ayudará a la economía de nuestro país", dijo con una sonrisa tímida la veinteañera, aspirante a guía de turismo. "Si todos hacemos un esfuerzo, esta crisis pasará más rápido", dijo.
Eukyung Choi sabe que no está sola. La campaña de solidaridad lanzada por el gobierno días atrás para recaudar oro, venderlo y comprar divisas tuvo tal éxito que el precio internacional del metal se desplomó anticipando una sobreoferta en el mercado mundial.
Tan sólo el primer día se recaudó la impactante suma de 3300 kilos de oro por un valor aproximado a los 33 millones de dólares. Pero economistas estiman las reservas coreanas en unas 2700 toneladas, equivalentes a unos 25.000 millones de dólares, y consideran que las donaciones podrían llegar a reunir unos mil millones de dólares.
Un país solidario
Pero más importante que el oro, destacan analistas, es la avalancha de solidaridad que generó la feroz crisis económica en la que aún es la 11va economía más importante del planeta. En las gélidas calles de Seúl, así como en estaciones de subterráneo, jóvenes con altavoces solicitan firmas de apoyo a una campaña de concientización para que se reduzcan las compras de bienes suntuarios y se adquieran exclusivamente productos de fabricación coreana.
Nacionalistas como pocos en el mundo, el mensaje llega, ayudado por la real necesidad de ahorro frente a la devaluación del 50% que sufrió el won, la moneda local.
Una de las manifestaciones más notorias de la nueva disciplina adoptada en este país es el retorno masivo de los habitantes a los medios de transporte público, dejando el automóvil, que casi todos poseen, en casa. El combustible se importa en su totalidad, por lo que consume valiosas divisas.
"En un año, la economía de Corea del Sur será nuevamente un boom", predijo, desbordante de optimismo, Jean Videau, presidente de la consultora International Strategic Data. Frances de origen, Videau recaló en Seúl 17 años atrás como máximo ejecutivo del banco Societe General, posición desde la que adquirió un conocimiento profundo del sistema financiero coreano.
"Para Navidad estaba tan interesado en seguir el proceso que se vive aquí, que no me fui a Francia a pasar las fiestas", comentó. "Mire, la vicepresidenta de mi compañía vendió su automóvil y apareció días atrás manejando un Tico (Daewoo) de 800 centímetros cúbicos de motor. Pese a su excelente salario, dice que ahora no hay que gastar. Digamos que es una actitud bastante asombrosa y que revela una gran disciplina colectiva", explicó a La Nación .
De hecho, ejecutivos de la firma Hyundai descuentan que en 1998, los autos compactos serán por lejos los más vendidos, en especial a partir de las nuevas leyes dictadas por el gobierno estableciendo descuentos importantes tanto en los impuestos como en el costo de los estacionamientos para autos pequeños.
Pero no sólo se ha reducido el endiablado tránsito de esta urbe de más de 12 millones de habitantes. En el aeropuerto internacional de Seúl, los escasos pasajeros suelen ser europeos y norteamericanos. A tal punto cayó la demanda local, que dos aerolíneas australianas, Qantas y Ansett International, ya han suspendido sus vuelos a Seúl, que en 1997 transportaron a casi 200.000 turistas coreanos.
Futuro incierto
"Ante un futuro tan incierto, la gente ahorra naturalmente. Eso va a beneficiar mucho a la economía, que ya gozaba antes de una alta tasa de ahorro interno", explico Seong-Jae Cho, director del Korean International Trade Association, que agrupa a miles de firmas exportadoras. Economistas descuentan que el ajuste que deberá instrumentar el gobierno dejará a cientos de miles de coreanos en la calle y reducirá drásticamente el nivel de vida de otros tantos.
Por el momento, los principales editorialistas del país se suman a la ola de patriotismo e instan al esfuerzo colectivo. "Ahora es cuando debemos ajustarnos los cinturones. Podemos conseguir el segundo milagro económico y sobrevivir a las imposiciones del Fondo Monetario Internacional", bramó desde las paginas del Korea Times el editorialista Choi Tae-Hwan.
Pero otros, sin dejar de señalar la actitud constructiva de la población, advierten que, por el momento, sólo se ha visto lo más liviano.
Es cierto que las enormes y modernas tiendas de Seúl ya no tienen el frenético ritmo que imponía un publico ávido de relojes suizos, trajes ingleses, y zapatos italianos. Pero que pasará cuanto la crisis realmente comience a dejar a la gente en la calle y sin sustento?", se preguntaba el analista político Lee Chang-Rae. Un informe económico indicó días atrás que los efectos de la crisis se comenzaran a sentir con verdadero rigor tan solo a partir de marzo próximo.
En una recorrida por las calles de Seúl, pocos se mostraron verdaderamente preocupados por estos cuestionamientos y aseguraron que el dolor será breve, y que luego volverá el crecimiento y la prosperidad.
"Por supuesto que vamos a salir adelante", aseveró Cha Mi-kyoung, ama de casa. "Después de todo, somos gente muy, pero muy tenaz", afirmó, con gran convencimiento.
Asia sigue en problemas
Tormenta del dragón: los principales mercados del mundo continúan siendo golpeados por las turbulencias de las economías de la región.
Arrastradas por la fuerte caída de las divisas, junto con la Bolsa de Hong Kong -que cerró con una pérdida de 5,9 por ciento- se derrumbaron también las principales bolsas del sudeste asiático.
Las bajas fueron encabezadas por Singapur, donde el índice del Straits Times perdió 5,05 por ciento, bajó a 1368,06 y atravesó así el importante umbral psicológico de 1400.
Tras haber cedido casi el 5 por ciento, Kuala Lumpur frenó las pérdidas en el 0,9 por ciento, mientras Yakarta perdió el 2 por ciento.
Asimismo, el índice Nikkei de Tokio ganó un 0,88 por ciento.
Más bajas
La Bolsa de Nueva York cerró con un descenso moderado tras haber perdido buena parte de la sesión más de cien puntos por los nuevos temores respecto a Asia.
El promedio del Dow Jones de Industriales, que a primera hora de la tarde de ayer registraba un retroceso de casi 130 puntos, terminó la sesión con un descenso de 3,98 puntos en 7902,27.
La Bolsa de Comercio de San Pablo cerró sus operaciones con una baja del 3% en su principal indicador, el índice Bovespa, en una jornada en la que los operadores se mostraron expectantes por la evolución de Wall Street y preocupados por la recaída de la crisis asiática.
También la Bolsa de Comercio de Buenos Aires finalizó sus operaciones con una leve baja del 0,37 por ciento en su principal indicador, el índice Merval, que luego de caer más de once puntos se recuperó para cotizar en 647,93 unidades.
Las bolsas europeas de valores promediaron ayer la semana con resultados mixtos, sin el respaldo de Wall Street y acechadas por problemas en Asia.
La atención de los mercados parecía concentrarse en una reunión prevista para ayer entre el viceministro japonés de Finanzas, Eisuke Sakakibara, el subsecretario norteamericano del Tesoro, Lawrence Summers, y el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.
Los banqueros discutirían la debilidad del yen.
En Londres
Londres cayó por primera vez en siete sesiones, arrastrada por Wall Street por temores generados en el sudeste asiático.
El índice FTSE-100 londinense bajó 40,3 puntos, 0,77 por ciento, a 5224,1, tras abrir a 5246,2.
En Francfort,los inversores parecieron ignorar los descensos en Hong Kong y Singapur.
El DAX-30 subió 38,91 puntos, 0,89 por ciento, a 4391,54, luego de arrancar a 4337,25 e ir de 4395,41 a 4333,92.
París cerró en los mínimos del día, afectada por el descenso de la tarde en Wall Street y la cautela que rodea a las acciones de los sectores petrolero y financiero.
El CAC-40 perdió 31 unidades, 1,02 por ciento, a 3006,73, después de comenzar a 3012,8, tocar un máximo de 3062,21 y 3006,73.
Las exportaciones, en peligro
"Ahora, la Argentina enfrenta un nuevo problema; la baja de los precios de los commodities (materias primas). Esto es más importante que una devaluación en Brasil", sentenció Daniel Tassan-Din, director de Deutsche Morgan Grenfell.
La actual tendencia decreciente de los commodities a nivel internacional afectará directamente a la economía local, explicó el economista, dado que el 60 por ciento de las exportaciones argentinas son bienes primarios (productos agrícolas, petróleo, etcétera).
"Y, si a esto le sumamos las exportaciones automotrices a Brasil, la Argentina se verá afectada en un 70% de sus ventas al exterior", señaló.
Consecuencias
Esta situación significa un aumento del riesgo país, lo que implica para la Argentina un encarecimiento en el costo del financiamiento externo, explicó Tassan-Din.
Sin embargo, aclaró que "en este contexto, hay un aspecto positivo, que son las bajas tasas de interés de los Estados Unidos que facilitarán la colocación de bonos de deuda argentina, que pensamos que llegarán a US$ 18.000 o US$ 19.000 millones en este año".
Por otra parte, las consecuencias también se sentirán a nivel doméstico, en particular en el valor de las activos financieros que, según el analista, deberán ajustarse a un menor crecimiento económico.
"El Merval es uno de los índices bursátiles más caros de América latina porque las empresas consideran expectativas de ganancias muy altas, lo que se traduce en cotizaciones elevadas", dijo.
En consecuencia, el economista considera que la bolsa local aún no tocó su piso y que para que "sea atractiva", el Merval debe estar entre 580 y 600 puntos.
"Durante los próximos uno o dos años, los bonos tendrán mejor performance que las acciones, si tomamos en cuenta la recesión económica", auguró. Tassan-Din aclaró que estas proyecciones dependen de que Brasil no devalúe su moneda, lo que cambiaría el panorama.
En cuanto, al mercado brasileño explicó que "los inversores están especulando con que el gobierno puede llegar a devaluar después de las elecciones presidenciales de octubre". En este contexto, supone que durante los próximos meses la bolsa brasileña seguirá bajando.
Respecto de una posible devaluación en China, el economista descartó esta posibilidad en los próximos seis meses.
Crisis de larga duración
"Dada la excesiva liquidez y el poco control sobre los mercados asiáticos, recomponer esas economías llevará entre uno y dos años", señaló Tassan-Din.
Para evaluar la duración de la crisis asiática, consideró que se deben tomar en cuenta las experiencias por las que pasaron las economías de Japón y los Estados Unidos, las que llevaron varios años para recuperarse.
Por otra parte, el economista auguró un año de pocas inversiones en la Argentina, debido a que los países de Asia demandarán un gran flujo de capitales para recomponer sus economías.





