La política de intervención cambiaria, el tema tabú para el Fondo
NUEVA YORK.- La política para el dólar plasmada en el nuevo acuerdo entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Argentina -un régimen de tipo de cambio flexible dentro de una "banda" en la cual el Banco Central estará atado de manos para intervenir en el mercado- fue uno de los temas más candentes en las negociaciones entre el Gobierno y el staff del Fondo.
En el organismo que dirige Christine Lagarde reconocen que hubo discusiones -cordiales, transparentes y en un marco de colaboración, pero discusiones al fin- y diferencias con el equipo de Luis Caputo , quien renunció esta semana, respecto de la efectividad de las intervenciones oficiales del Central para marcarle la cancha al mercado y anclar la volatilidad del dólar, una obsesión argentina.
La diferencia central giró en torno a que en el Fondo creen que para anclar las expectativas respecto del dólar es necesario un conjunto de políticas y no alcanza solo con que el Banco Central demuestre que tiene poder de fuego o voluntad para afrontar la volatilidad del mercado , una visión más asociada a Caputo, a quienes algunos en el Gobierno le achacan espíritu de "trader". Así y todo, cerca de Caputo elogiaron el acuerdo, que consideraron "muy sólido".
En el Fondo reconocen también que la meta fiscal de "déficit cero" es un esfuerzo muy grande, pero insisten en que el nuevo programa ayudará a apuntalar el crecimiento y la estabilidad. El monto adicional de US$7100 millones surgió de los cálculos del staff. Nunca se pensó en dar más o menos. Fue el número "técnico" que surgió de forma inevitable. Otra modificación central es que ahora los fondos dejan de ser "precautorios" y estarán plenamente disponibles.
Tras el fracaso del primer plan, en el organismo que lidera Lagarde reconocen que la etiqueta de "precautorio" del primer acuerdo, destinada a generar confianza, tuvo el efecto contrario: causó confusión en los inversionistas y en los mercados. El nuevo acuerdo stand-by reforzado debería aportar el tiempo necesario para terminar de hacer los ajustes necesarios para recobrar el acceso a los mercados. Lo mismo se dijo hace tres meses. Esta vez, en el staff creen que el desenlace será distinto.