El Banco Galicia se quedará con Freddo
El mayor acreedor de la cadena de heladerías tomará su control para levantarla y después venderla
El Banco Galicia terminará vendiendo cucuruchos. En su condición de principal acreedor de las heladerías Freddo, se quedará en las próximas horas con la propiedad de esta empresa de The Exxel Group, según adelantaron fuentes del sector financiero.
Freddo viene sufriendo una historia con ciertas similitudes a la de otra empresa de Exxel, la cadena de disquerías Musimundo. El grupo que preside Juan Navarro compró por 82 millones de dólares la cadena de heladerías a sus fundadores, Luis Aversa y su primo Juan Guarracino, en 1998 para expandirla y aumentar su valor, pero los últimos tres años de recesión le generaron pérdidas por 10 millones y una deuda de 30 millones, según fuentes del mercado.
A diferencia de Musimundo, que anteayer pidió a la Justicia la convocatoria de acreedores para evitar la quiebra, Freddo fue puesta en venta a principios de mes.
El Galicia recibió el mandato de venta de la empresa, pero no consiguió compradores en tiempos de depresión del consumo y tasa de riesgo país de más de 1400 puntos básicos. "Freddo todavía no es del Galicia, pero la transferencia se define la semana próxima", dijo una fuente financiera. "La idea del Galicia es buscar una buena gestión para sanear la cadena, levantarla y venderla", agregó.
La suma y las condiciones de la transferencia no fueron reveladas. Preguntado anteayer por LA NACION sobre la venta de Freddo, el vicepresidente de Exxel, Jorge Demaría, sonrió, dio una pitada a su puro y dijo que prefería evitar comentarios.
En los últimos días se escuchaban versiones del mercado de que el Galicia ya se había hecho cargo del gerenciamiento de la cadena y que Exxel pretendía vendérsela a los antiguos dueños por sólo 21 millones. Un cuarto del precio por el que la había comprado.
Aquella verdulería
Freddo comenzó como una verdulería del barrio de Recoleta que un buen día de 1968 comenzó a vender helados. De ahí en adelante sus propietarios, Aversa y Guarracino, llegados desde Italia en la década del 30, se especializaron en los vasitos y cucuruchos premium.
El crecimiento de Freddo arrancó con el boom del consumo de los noventa. En 1990 la cadena contaba con sólo tres bocas de expendio. Tras ocho años totalizaba 37 locales en la Argentina, fundamentalmente en Buenos Aires y alrededores, y ocho en el exterior: Uruguay y Chile.
Con Exxel se expandió con rapidez hasta alcanzar las 50 heladerías. Su plan consistió en afianzarse en el interior. Incluso compró las dos sucursales de la norteamericana Haagen-Dazs, que fracasó en este segmento, aunque sigue vendiendo sus helados industriales en supermercados y quioscos.
El proyecto original de Exxel consistía en extender Freddo al resto del Mercosur y hasta Estados Unidos. Desde un principio, los directivos del fondo prometían que se mantendría la calidad artesanal del producto, a pesar de que algunos clientes lo desmienten.
Algunos analistas sugieren que la recesión -las ventas del sector caen el 10% este año- y errores de gestión condujeron a Freddo a la crisis actual. La empresa, que facturó 580 millones en 2000, debió cerrar 15 bocas. En tanto, otros competidores crecieron: Chungo, La Veneciana y Munchis -propiedad de Carmen Sunbland de Perez Companc, la mujer del hombre más rico de la Argentina-. El Galicia le ofreció Freddo a Munchis, la suiza Nestlé y el grupo Bemberg. Pero pronto se quedará con las heladerías.
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