El fallo del juez Thomas Griesa, la situación de la Argentina y las consecuencias para el mundo
Si bien fueron muchos e imperdonables los errores de las autoridades argentinas en la negociación con los llamados fondos buitre -e inclusive las actitudes prepotentes respecto del juez Thomas Griesa- la decisión del magistrado fue de una torpeza inaceptable. Este fallo tiene para la Argentina, y para el resto del mundo, graves consecuencias. Denunciarlo no implica, sin embargo, aceptar el uso político que el Gobierno busca darle.
El fallo en sí mismo implica un antecedente gravísimo para los procesos de reestructuración de deudas soberanas. Griesa no tuvo en consideración dos hechos relevantes al darles la razón a los fondos buitre (el 1% del total de los deudores), quienes compraron títulos de deuda en default con el único propósito de litigar en los tribunales estadounidenses y cobrar según las condiciones de emisión original.
Primero, la Argentina había llevado adelante un proceso de reestructuración de deuda exitoso. Alcanzó una adhesión del 93% del total de los acreedores, porcentaje superior al exigido en la práctica actual. Segundo, la cláusula RUFO (Right Upon Future Offers), incluida en la deuda reestructurada y que asegura a los acreedores que ingresaron en el canje el derecho a la mejor oferta, vence a primeros de año.
Ambos olvidos tienen enormes implicaciones para la sostenibilidad de la deuda pública, no sólo de la Argentina sino a nivel global.
Con respecto al porcentaje de aceptación, las cláusulas de acción colectiva que incluyen las recientes emisiones de deuda (para citar un ejemplo, toda la deuda europea de más de un año a partir de 2013) exigen el 75% de los tenedores para aceptar cambios en las condiciones de emisión originales.
El fallo, al olvidar que la reestructuración de deuda aceptada por un número significativo de tenedores es un camino apropiado para garantizar la sostenibilidad, elimina incentivos a los tenedores de títulos públicos a ingresar a procesos de reestructuración de deudas soberanas cuando éstas se transforman en insostenibles para un país y requieren de una quita.
La otra cuestión que el juez ignoró en su dictamen, y en su comportamiento posterior, fue el pedido del stay (suspensión) de la sentencia hasta principios del próximo año, realizado por las autoridades argentinas para poder cumplir sin poner en riesgo el 93% reestructurado, dada la cláusula RUFO.
Al no hacer lugar a este pedido de la Argentina, priorizando al 1% de los acreedores (los fondos buitre) e impidiendo que el 93% que habían ingresado al canje pueda cobrar, el juez transformó su sentencia en una de cumplimiento imposible.
La cláusula RUFO de los canjes realizados en 2005 y 2010 no fue un error como muchos sugieren. Se trata de una cláusula standard en las renegociaciones de deuda soberanas de los países emergentes.
La misma garantiza que no habrá una oferta mejor para los que no acepten la renegociación y que si la hubiera en una década, quienes ingresaran en el canje tendrían derecho a esas nuevas condiciones.
Racionalidad de una medida
La cláusula RUFO debía cumplir dos funciones. Por un lado, generaba incentivos para que los tenedores de deuda aceptaran los nuevos títulos, en una operación de canje que fue la más grande y compleja de la historia por el monto involucrado, cantidad de jurisdicciones y monedas, y además realizada con la comunidad internacional en contra y en oposición frontal al FMI. Y, por otro lado, era la forma en que la Argentina explicitaba la buena fe en la negociación, que tanto exigía Anne Krueger, en ese entonces subdirectora gerente del FMI.
En definitiva, el fallo Griesa a favor de los fondos buitre es un error, tanto para la Argentina como para el mundo. Sobre el impacto global del fallo ya se han manifestado distinguidos economistas como Joseph Stiglitz, Robert Solow, Nouriel Roubini, José Antonio Ocampo, Aldo Ferrer, Enrique Iglesias y otros que no pueden ser tildados de simpatizar con las políticas del gobierno argentino, como el articulista principal del Financial Times, Martin Wolf y la propia Krueger, que presentó un sustantivo escrito en el juicio como "amicus curiae".
Ahora bien, rechazar rotundamente la actuación del juez Thomas Griesa no implica la aprobación de un gobierno que viene cometiendo errores imperdonables, desde la intervención al Indec en 2007. Errores que han llevado a la economía argentina a una situación de recesión con alta inflación y reducción significativa de ingreso de la mayoría de la población.
Las secuelas de la sentencia
Impacto global
El fallo de Griesa elimina los incentivos a los tenedores de bonos de ingresar a procesos de reestructuración en el futuro.
La razón a la minoría
La sentencia del magistrado les da la razón a los fondos buitre (el 1% del total de los deudores).
Sin una suspensión
Griesa se niega a prolongar el stay hasta enero y pone en riesgo el 93%de la deuda reestructurada en los canjes 2005y 2010.
Funciones de la RUFO
La cláusula se puso para incentivar a los bonistas a entrar en los canjes y los nuevos títulos que les ofreció el gobierno local.