El FMI se prepara para aprobar el nuevo acuerdo con la Argentina
El Directorio Ejecutivo del organismo multilateral se reunirá este viernes para revisar el nuevo programa presentado por el gobierno de Alberto Fernández; el aval del board liberará casi 10.000 millones de dólares para el país
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WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) le dará la aprobación final este viernes el nuevo acuerdo con la Argentina por 45.000 millones de dólares que permitirá recomponer las alicaídas reservas del Banco Central y despejar los vencimientos de la deuda al menos durante los próximos años, un frágil avance luego de más de dos años de negociaciones entre el gobierno de Alberto Fernández y el organismo.
El Directorio Ejecutivo del Fondo escuchará los detalles del programa económico que tejieron el ministro de Economía, Martín Guzmán, junto con la subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, y el jefe de misión para la Argentina, Luis Cubeddu, un plan que el Fondo ha tildado de “realista, pragmático y creíble” y que ha sido criticado por economistas, la oposición y el kirchnerismo duro, y nace con enormes desafíos por el convulsionado contexto político en la Argentina y el giro en el contexto internacional que provocó la guerra en Ucrania.
En lo inmediato, el plan brindará un importante alivio a las reservas del Banco Central con la inyección de casi 10.000 millones de dólares, que se concretará la semana próxima. El Gobierno utilizará los fondos frescos del nuevo programa para afrontar la devolución del préstamo que tomó el gobierno de Mauricio Macri a mediados de 2018, luego de una corrida cambiaria que terminó por desarmar el programa económico del gobierno de Cambiemos. El primer pago se concretará antes de fin de mes, cuando la Argentina cancele 2800 millones de dólares.
El acuerdo aspira a bajar el déficit fiscal “gradual y sustentablemente” al 2,5% del producto bruto interno este año; 1,9% en 2023; 0,9% en 2024, y 0% o equilibrio fiscal en 2025. La letra del nuevo convenio contempla además crecimiento para este año de entre el 3,5 y el 4,5%, una reducción de la inflación a un rango del 38 al 48%, y un aumento de las reservas netas del Banco Central de 5800 millones de dólares.
Pero el propio Gobierno reconoció en los documentos que fueron presentados al board del Fondo que existen “importantes incertidumbres” que pueden alterar los números y forzar a “recalibrar” las políticas. La lista incluye la pandemia del coronavirus, la guerra en Ucrania, un deterioro de la economía regional, cambios en los términos de intercambio del país, principalmente en los precios de las materias primas como el trigo, la soja o el petróleo, y “shocks vinculados con el clima”. Es un paraguas que se hace eco, en parte, de la sequía de 2018, que contribuyó a la crisis que terminó por empujar a Macri de regreso al FMI, y que se ha repetido este año, pero también se cubre de un eventual aumento en el costo de generación de la electricidad por el aumento del precio del gas por la invasión de Vladimir Putin a Ucrania o por falta de agua en las represas que alimentan las centrales hidroeléctricas del país.
El Fondo ya advirtió que la guerra en Ucrania está impactando en la economía argentina, y reconoció que complicará el cumplimiento de los objetivos del nuevo acuerdo debido al aumento los precios de las materias primas.
“El programa busca comenzar a reducir la persistente alta inflación a través de una estrategia múltiple”, dijo días atrás el director de Comunicaciones del Fondo, Gerry Rice. “Esta será una tarea desafiante a la luz de la evolución de la coyuntura mundial, ya que el aumento de las materias primas está afectando la inflación en todo el mundo”, agregó.
El Fondo Monetario ya había alertado que el conflicto representa un “gran golpe” a la economía global que le pondrá un freno a la recuperación a la pandemia del coronavirus y acelerará la suba de precios. El panorama que brindó el Fondo fue particularmente pesimista para América Latina, donde el organismo espera que la inflación se acelere “significativamente” debido a los aumentos en los alimentos y la energía. Rice dijo que las incertidumbres eran “grandes” y estaban atadas a la duración del conflicto, que en Estados Unidos prevén que será largo.
Una de las consecuencias directas que tendrá la guerra es el encarecimiento de las importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) que realiza la Argentina en el invierno. Este año, el gas se encareció, y además Europa está previendo un aumento de sus compras para reducir su dependencia del gas que envía Putin, un desarrollo que podría complicar la oferta. La factura del gas golpea directamente en la cuenta de subsidios, una pieza clave del ajuste fiscal trazado para los próximos años.
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