El proyecto de ley atrasa 70 años y puede poner en riesgo el mercado inmobiliario
Como esos adultos en los que persiste una actitud adolescente, irreverente y contestataria; en la Argentina pasan los años y siguen aflorando conductas que se supondrían superadas en alguien maduro. Al mismo tiempo que se trabaja para atraer inversiones con el sinceramiento fiscal, se aprueba en el Senado un proyecto de ley que podría retrotraernos a las épocas del peor intervencionismo en materia de locaciones.
La iniciativa que cuenta con media sanción desconoce que cada vez que el Estado intervino en el mercado locatario se retrajo la oferta de viviendas en alquiler, aumentando a su vez los precios, y haciendo caer la inversión en el sector de la construcción de inmuebles.
El intervencionismo en el mercado locatario data de muchos años. Allá por 1945 se sancionaron las primeras leyes de congelamiento de los alquileres y prórroga compulsiva de contratos. Su consecuencia fue una fuerte caída en la construcción de viviendas para alquilar y un crecimiento del déficit habitacional.
En la ciudad de Buenos Aires, 30% de la población carece de vivienda propia. La solución a esta situación no puede pasar por forzar a los propietarios a alquilar a pérdida, sino por políticas activas del Estado que se traduzcan en créditos para la compra de viviendas y por el uso de instrumentos financieros que reactiven la actividad inmobiliaria. Porque además, esas soluciones de largo plazo tendrían en cuenta la vocación de los argentinos de ser propietarios, derecho que se ha visto cercenado en los últimos años.
Mientras tanto, el mundo aplica políticas verdaderamente progresistas, que hacen que la gente pueda acceder a su vivienda con un crédito que se puede pagar en un contexto económico estable, donde la demanda se anima a tomar préstamos hipotecarios porque no teme por su trabajo y por la estabilidad de sus ingresos.
Ante tanta irracionalidad, es necesario un llamado a la cordura; ante tanta inmadurez es necesario un poco de sensatez. Esperamos que nuestros diputados lo entiendan y rechacen este proyecto.
Hoy, el mercado está funcionando ya con muy bajas tasas de rentabilidad para los propietarios, en parte porque la feroz inflación no es fácilmente trasladable a los bolsillos de los inquilinos, y en parte por el fuerte incremento de los impuestos y de las expensas, por negociaciones salariales con los encargados de edificios en las que propietarios e inquilinos son convidados de piedra.
Si a esta situación se sumara la sanción legislativa de un proyecto disparatado como el que aquí se comenta, podría pronosticarse una crisis en el mercado locatario, que terminaría perjudicando fundamentalmente a quienes se pretende beneficiar.
El autor es secretario del Colegio Profesional Inmobiliario
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