Es posible hacer negocios con amigos

Cada vez más, los emprendedores eligen unir fuerzas con pares para concretar proyectos laborales. En el universo del entrepreneurship , el tiempo de los llaneros solitarios está dando paso a equipos con un mismo sueño y capacidades complementarias. Es más, según una encuesta de la Universidad de Palermo entre 900 jóvenes, una de las características de las nuevas generaciones es su perfil cuentapropista. El 64% de los jóvenes mayores prefiere emprender un proyecto por su cuenta, más que trabajar en grandes empresas.

Las compañías de amigos tienen características especiales que las alejan de las corporaciones tradicionales y las acercan más a las estructuras familiares. Su origen las define en el necesario cuidado de los vínculos personales.

Su principal capital es la confianza. Sin embargo, los avatares del mundo empresario pueden poner la unión en jaque. "Nos juntábamos a comer un asado y ahora tenemos que definir qué hacer con la empresa. Aunque entre nosotros tenemos jerarquías, es complicado manejar esas decisiones entre socios", indica Sergio Candelo, socio y director de Operaciones de Snoop Consulting. Este economista tocaba la guitarra en la misma banda en la que Pablo Berro se sentaba tras la batería. En 1998 sumaron a dos amigos más, Gustavo Guaragna y Ramiro González Maciel, ambos de extracción tecnológica, para formar la consultora que hoy tiene 170 empleados.

Uno para todos

En los albores de las empresas formadas por amigos, todos ponen manos a la obra. Candelo no olvida que tendió el cableado eléctrico de la primera oficina de Snoop. El entusiasmo y la necesidad de sacar adelante el proyecto hacen que algunas definiciones esenciales se pospongan. Sin embargo, los expertos recomiendan que la vorágine laboral no impida confirmar consensos básicos.

No sólo es necesario que los integrantes compartan un espíritu emprendedor sino que tengan una visión de negocios común. "Esa es la base del equipo, tener un sueño común y capacidades complementarias. Además, compartir principios de ética y valores sobre cómo se quiere trabajar", dice Alejandro Mashad, director ejecutivo de la Fundación Endeavor.

Poner en papel la relación que tendrán los socios permite limitar, en el futuro, "que cada uno haga lo que quiera", dice Pablo Migoya, CEO de la compañía de tecnología Globant, que conoció a sus actuales socios Guibert Englebienne, Martín Umarán y Néstor Nocetti en un trabajo previo. Umarán y Nocetti habían estudiado ingeniería juntos.

"Es bueno escribir un acuerdo de accionistas", sugiere Migoya. Al frente de su compañía, que emplea a 2000 personas y tiene oficinas en seis países, recomienda que quienes se junten en un emprendimiento puedan desempeñar funciones diferentes. "Así es más fácil distribuir los roles", explica. Candelo coincide y ejemplifica: "Hay temas que no quiere agarrar nadie. Es necesario hablar de eso en las reuniones".

Rodrigo Palacio, socio de Kipu Deco & Art, coincide con él. Si bien la empresa que fundó con su hermano Diego y su cuñada Silvana entra en la categoría de familiar, el joven indica que "los roles se vieron claramente desde un principio". Mientras Diego, dueño de un taller de marcos, y Silvana, diseñadora gráfica, se dedican a la creación artística, él pone sus estudios de comercialización internacional al servicio de la firma. "Aunque cada uno es responsable de un sector, los tres participamos y opinamos sobre todo. No estar de acuerdo siempre es lo que enriquece a la empresa", agrega.

Las discusiones son inevitables y, además de recomendar apertura en la comunicación, los emprendedores aconsejan determinar qué método se usará para tomar una decisión ante desacuerdos. Mientras que Palacio señala que los tres socios prefieren votar, Migoya dice que en Globant nunca hay comicios. "Cada uno tiene su perspectiva, pero todos tenemos el fin común, que es crear valor para nuestras acciones. Nunca tomamos una decisión votando. Siempre, por consenso. Si alguien no está de acuerdo, damos vueltas hasta que se convence o él convence a los demás. Claro que es un proceso que lleva tiempo y da trabajo, pero cuida la relación", indica Migoya.

Aunque algunas empresas formadas por amigos evitan los protocolo, explica el consultor Diego Bercovich, "Algunos piensan que si hay confianza no sería necesario escribir las reglas de juego para prevenir qué hacer en caso de conflicto. Pero puede ser conveniente porque facilita las cosas. Además puede hacerse como reconocimiento de que un grupo es amigo a los veintipico, pero después, con el tiempo, pueden tener hijos y la firma se convierte en familiar", explica Bercovich.

Cuando la empresa ya está en funcionamiento, los principales roces surgen por temas económicos. Debe quedar bien diferenciada la participación de los socios en el reparto de las acciones (probablemente todos tendrán el mismo porcentaje), las posiciones que ocuparán en la empresa y los sueldos que recibirán. En muchas empresas los socios definen sueldos diferenciales de acuerdo al área del que se encargan y el puesto que ocupan. Sin embargo, Mashad aconseja que "independientemente del rol de cada uno, ganen todos igual. Cuando se inicia un emprendimiento -explica- los roles no suelen estar bien definidos. En los primeros cuatro años, si bien cada uno tiene un área de responsabilidad todos hacen todo."

TENER EN CUENTA

• Roles diferenciados. Entre los factores del éxito de las empresas de amigos se cuentan distribuir correctamente los roles según las preferencias y capacidades de cada miembro y distinguir entre la participación societaria que cada uno tiene.

• Cuidar la relación. El valor por cuidar, la amistad, no está protegido por la legislación. De allí, la necesidad de analizar la utilidad de un protocolo que regule la forma de gobierno de la empresa.

• Normas. En los protocolos se debe consignar qué decisiones deben ser tomadas por los socios unánimemente o por diferentes mayorías, procesos de resolución de conflictos y de toma de decisiones, venta de participaciones, ingreso de familiares o amigos y sucesión.