
Il Postino, tras los pasos de Pizza Hut en la Argentina
Cambio: The Exxel Group vendió recientemente su participación en la firma; otro grupo inversor reabrió parte de los locales bajo otra marca.
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La franquicia de Pizza Hut no ha tenido hasta el momento un desarrollo feliz en el país y la posta del negocio, con otros dueños, la tomaron ahora Romanaccio e Il Postino.
Las causas del fracaso de la marca norteamericana fueron varias: el gusto de la pizza no prendió y quiso adaptarse cuando ya parecía tarde. El costo de mantenimiento de la operación era alto, con un margen reducido, mientras que se captó un segmento de clientes adolescentes y no tanto a adultos con mejor poder adquisitivo, dijeron a La Nación diversas fuentes consultadas.
En enero último, al no ver resultados satisfactorios, The Exxel Group comenzó la venta de la cadena de pizzerías. "No fue una decisión adecuada haber entrado en el negocio", admitió en mayo último, Juan Navarro, titular del fondo y anterior dueño del 60% de la sociedad Bestov Foods que explotaba la marca de pizza en la Argentina. El resto del paquete accionario estaba en manos de Roberto Mestre, hijo del legendario empresario televisivo de origen cubano Goar Mestre.
Las urgencias del Exxel no dieron para esperar al producto, y Navarro decidió vender. El 6 de julio, los 18 locales de Pizza Hut en la Capital Federal y en el Gran Buenos Aires, todos alquilados, se cerraron.
La sociedad Igales SA, compuesta por los empresarios Mariano Rodríguez Alcobendas (ex director del Banco Medefin), Hernán Iglesias (ex Servichek, también de Medefin) y Jorge Estenssoro (hijo del ex presidente de YPF y encargado de las relaciones de la petrolera con el Gobierno), se hizo cargo de los 300 empleados de la cadena y la operatoria de las sucursales, pero bajo un contrato de franquicia de la firma nacional Romanaccio, especialista en pizza y pasta.
"La inversión fue de 1 millón de pesos, incluyendo el precio que se pagó a Exxel por los activos de Pizza Hut, su deuda y la instalación de los locales", dijo a La Nación Mariano Rodríguez Alcobendas.
Más problemas
Igales y Romanaccio firmaron una carta de intención para sellar el acuerdo. Pero aparecieron problemas. Romanaccio entrenó al personal que era de Pizza Hut y entregó, de manera confidencial, a sus futuros franquiciados el manual de operaciones de la cadena, con las claves del know-how del negocio.
A los pocos días, luego de haber repactado con los dueños de los locales, las sucursales de Martínez y Acassusso, en la zona norte del Gran Buenos Aires, reabrieron con el cartel de Romanaccio, aún sin tener el acuerdo final de franquicia, "para no perder el teléfono caliente", según dijo Alcobendas.
Trabajaron 10 días tras lo cual cambiaron la marquesina por la marca Il Postino. Asimismo, Igales reabrió los locales de Pizza Hut en Villa Crespo, Barrio Norte y Lomas de San Isidro sin ningún cartel identificatorio, pero vendían los productos Romanaccio.
Alcobendas aclaró que buscaron su marca propia y que la carta de intención con Romanaccio no tenía la fuerza de un contrato de franquicia, ya que no se pusieron de acuerdo con los términos finales.
La relación con Romanaccio no terminó mal ni en juicio, pero con algunas diferencias. De ahí en adelante, todas las otras sucursales de Pizza Hut, excepto cuatro, reabrieron como Il Postino. Dos de ellas, ubicadas en Caballito, quedaron para un franquiciado de Romanaccio de la zona y las otras dos cerraron.
La planta de empleados quedó en 220. Igales SA salió al mercado de pizza y pasta con su marca y los comienzos son duros.



