La imprevisión y la lentitud en la reacción no son gratuitas
Como es sabido, las elecciones PASO -llevadas a cabo en anteayer- arrojaron resultados cuantitativamente inesperados. En efecto, previamente, todas las encuestas pronosticaban un triunfo del opositor Frente para Todos, con una diferencia a su favor que oscilaba entre un 2% y un 5%. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula cuando el escrutinio provisorio marcó una diferencia de 17 puntos para la elección presidencial y una de 20 para la provincial. Una vez conocida esta situación, prácticamente irreversible, la pregunta que se planteó fue muy concreta: ¿cómo reaccionaría el mercado "el día lunes" [por ayer] ante la posibilidad cierta de un retorno del país a un esquema populista que, hace más de 70 años, ha llevado a la Argentina a su actual decadencia?
Lo que iba a suceder es de libros de texto. En efecto, ante una realidad que difiere de las expectativas, se produce lo que en economía se denomina "sorpresa", la cual -inevitablemente- conduce a un desequilibrio que es necesario comenzar a corregir de inmediato. Llevado al escenario actual, la "sorpresa" se dio por la enorme diferencia de puntos ya mencionada, mientras que el desequilibrio generó un clásico aumento de la aversión al riesgo por parte del mercado. ¿Qué significa esto último? Simplemente que, ante la incertidumbre provocada por el resultado eleccionario, los inversores deciden salir de los activos riesgosos y buscan refugio en los más seguros. No había duda, entonces, de que este esquema de comportamiento se iba a dar "al día siguiente", provocando una masiva venta de la moneda doméstica (pesos, bonos y acciones) y su conversión en dólares. Esto fue exactamente lo que pasó en el mercado el día de ayer, dando lugar a una fuerte demanda de la moneda estadounidense y la correlativa pérdida de valor de los activos argentinos: el dólar se revalúo 20%, la bolsa cayó 38% y el riesgo país superó los 900 puntos; es decir, una fenomenal corrección del mercado.
Ahora bien, si las consecuencias del golpe eleccionario eran tan previsibles, ¿no se habría podido de entrada al menos morigerar su impacto negativo? La respuesta es afirmativa. En efecto, a nuestro juicio, se produjeron dos errores que podrían haber sido evitados. El primero de ellos ha sido la falta de previsión de las autoridades respecto de la eventualidad de un resultado eleccionario tan negativo como el que se dio y, en consecuencia, la ausencia de un plan de acción listo para ser disparado ante la aversión al riesgo que -de acuerdo con la teoría y experiencia- se daría al día siguiente. Esta falta de previsión se manifestó cuando, al abrir el mercado cambiario, el Banco Central no tomó de inmediato (como así también lo indican los manuales) ninguna medida de intervención, especialmente poner a disposición del mercado de contado una importante cantidad de la divisa dólar a un determinado precio que se definiera como techo. Al no hacerlo, el tipo de cambio se disparó rápidamente hasta un máximo de $61 por dólar (¡superior en un 31% al cierre del viernes!).
A la falta de previsión se le sumó una clara lentitud de reacción. En efecto, recién cuando tocó el techo mencionado, la autoridad monetaria se decidió a intervenir ofreciendo en tres etapas -vía licitaciones- un total de 105 millones de dólares; los cuales al menos hicieron bajar al cierre la moneda dólar a 55 pesos.
En síntesis, mucho de lo sucedido quizás se podría haber morigerado si se hubiera actuado con previsión y rapidez. Esperemos que se haya aprendido la lección.
El autor es economista