Las empresas alquilan equipos pesados en lugar de comprarlos ante el bajón de los commodities
La maquinaria pesada usada está inundando el mercado de segunda mano y crea más problemas para los fabricantes, que como consecuencia de una caída mundial del valor de los bienes básicos, desde el carbón al maíz, ya padecen la falta de demanda de clientes que se dedican a extraer, transportar y refinar materias primas.
En lugar de comprar un bulldozer nuevo por US$500.000 o una flamante excavadora por US$300.000 para expandir sus flotas o reemplazar equipos desgastados, muchas empresas de construcción y otros usuarios de grandes maquinarias las alquilan o firman contratos de arrendamiento de más largo plazo, según vendedores y analistas. A su vez, los concesionarios de palas mecánicas, retroexcavadoras y otros equipos pesados mantienen inventarios más reducidos. Todo ello perjudica las ventas de Caterpillar Inc., Volvo AB, Deere & Co. y otros fabricantes.
Como estos costosos equipos están fabricados para durar un cuarto de siglo o más, la superabundancia puede prolongarse por mucho tiempo. Además, la fortaleza del dólar debilita la demanda de mercados en desarrollo de África y Asia que solían comprar muchas máquinas usadas. La tendencia a favor del contrato de arrendamiento y el alquiler de equipos hace crecer las flotas de segunda mano.
“Hay una gran cantidad de maquinaria sin usar”, dice Bill Yurkovic, gerente de equipo usado de Cleveland Brothers Equipment Co., un concesionario de Caterpillar en Pensilvania y Virginia Occidental. La demanda de camiones volquetes que cuestan más de US$1 millón y de otras máquinas de remoción de tierra se vino abajo con la caída de los precios del carbón y del gas natural que produce esta región.
“Es de lo peor que he visto en mis 30 años” en esta ocupación, dice Yurkovic. “Mucho alquiler. No mucha compra”.
Con tanto equipo disponible, los precios de la maquinaria usada se han reducido 10% en relación con un año atrás, indica Caterpillar. Sus distribuidores también están bajo presión para mantenerse al día con los descuentos de los nuevos equipos de la competencia. Los precios más bajos de las nuevas máquinas ejercen una mayor presión a la baja sobre el valor de las usadas.
Ritchie Bros. Auctioneers Inc., de Vancouver, el mayor subastador de maquinaria pesada en América del Norte, y otras empresas del rubro advierten que los volúmenes de equipos y los precios de venta pueden ser volátiles mes a mes.
“Es un negocio irregular y hay que tener mucho cuidado en cómo se gestiona”, dice Ravi Saligram, presidente ejecutivo de Ritchie, que el mes pasado indicó que planeaba adquirir su principal rival, IronPlanet Inc., de Pleasanton, California, por US$758,5 millones.
Las empresas de alquiler representan la mitad de las ventas de equipos nuevos en Estados Unidos y algunos analistas creen que llegarán a 60% en cinco años. Estas firmas normalmente reemplazan su maquinaria dentro de los tres años, para ofrecer un suministro constante de los últimos modelos al mercado de segunda mano.
“Ves a gente nueva que llega a una zona para hacer un proyecto y que alquila todo su equipo”, dice Mark Kozik, propietario de Scranton Craftsmen Inc., una empresa de construcción de Pensilvania.
Los contratistas se inclinan cada vez más por firmar contratos de arrendamiento en lugar de comprar nuevos equipos. Esto les permite pagar menos de entrada, sobre todo cuando las filiales de financiación de los fabricantes les ofrecen tasas más atractivas que lo que se cobra por el alquiler de máquinas a corto plazo.
“Uno puede arrendar por contrato una máquina por uno o dos años y pagar hasta un tercio de lo que pagaría si la alquilara”, señala Frank Fowler, vicepresidente sénior de equipos usados de Ring Power, un concesionario de Caterpillar en St. Augustine, Florida.
Tanto la venta como el alquiler de una grúa de construcción o de un minicargador son positivos para el volumen de producción de un fabricante, pero el aumento de los arrendamientos, al inundar el mercado con máquinas usadas, puede crear una competencia no deseada para los nuevos modelos.
De acuerdo con Barclays Research, casi 40% de los ingresos por equipos de construcción financiados por la unidad de crédito de Deere corresponde a contratos de arrendamiento; hace dos años era alrededor de 30% y hace una década, alcanzaba a 20%. La mitad de las ventas financiadas de equipos de construcción de Volvo son arrendamientos, frente a una cuarta parte hace 10 años, según Barclays. Volvo no quiso hacer comentarios sobre su estrategia para los equipos usados y los contratos de alquiler. Deere señaló que recientemente ha extendido los plazos de arrendamiento y aumentado las cuotas para reducir los valores residuales al final del contrato y reflejar así los precios más bajos de los equipos usados.
Los subastadores también observan un aumento de ventas producto de la superabundancia de equipos usados. Para deshacerse de la maquinaria que no pueden vender, los concesionarios, las empresas de alquiler y los operadores de flotas están recurriendo a las subastas, donde la rotación es rápida, aunque los precios son generalmente más bajos.
Las subastas de maquinaria de construcción y minería analizadas por Rouse Services de Beverly Hills, California, aumentaron 19% en el primer semestre de este año respecto del mismo período de 2015.
El volumen de equipos vendidos en una subasta subió más de un tercio en el primer semestre de este año.
Mike Jeffries, gerente general de United Contractors, un constructor de puentes de autopistas de Iowa, ve en IronPlanet una gran manera de actualizar su flota con mayor rapidez que si buscara esos modelos en los lotes de los concesionarios.
“Cuando la economía cae, es un buen momento para actualizar el equipo”, asegura. “Estamos tratando de deshacernos de nuestros equipos más antiguos y luego comprar material más nuevo”.