
Para revertir la desigualdad social no basta con crecer
De visita en Buenos Aires junto al presidente Ricardo Lagos, el joven funcionario, de origen democristiano, destaca los beneficios del modelo, pero reconoce que Chile es un país "con un alto grado de inequidad"; con respecto al Mercosur, señala que su gobierno tiene "voluntad política" de avanzar en la integración, mediante la coordinación de políticas macroeconómicas.
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-Chile, la Argentina y el Mercosur en general están en un proceso de integración. ¿Que posibilidades concretas existen de que Chile se incorpore en el mediano plazo, y cuáles son los pasos que están dando en este momento?
-Para que haya posibilidades concretas es necesario que haya voluntad política, y ésta existe. Estamos en una coyuntura muy importante. El presidente Lagos en particular realmente ha tomado el liderazgo en el país para buscar la integración de Chile en el Mercosur. Se trata de constituir un gran mercado, desde el cual los países del Mercosur, incluido Chile, puedan mirar al resto del mundo.
-¿También es una cuestión de autodefensa para el bloque?
-No, se trata de crear un gran mercado. Uno necesita las mayores potencialidades de comercio, de negocios con nuestros vecinos. En particular, creo que es tremendo el potencial que hay entre Chile y la Argentina y sin duda tenemos que avanzar hacia eso. Por lo tanto, para nosotros es tremendamente importante, más allá del comercio de bienes, tener una coordinación económica entre los países miembros del mayor nivel posible. Que parte desde la complementación de las cifras, acuerdos de compromisos macroeconómicos. Es fundamental que para poder integrarse los países tengan cierta coherencia desde el punto de vista macroeconómico, porque eso los aísla de transmitirse shocks negativos. Después hay un montón de otras áreas: servicios, inversiones, tributarias, mercados de capitales.
-O sea que en este sentido Chile sería partidario de avanzar incluso en la fijación de metas macroeconómicas comunes, como ya lo están haciendo la Argentina y Brasil.
-Nosotros creemos que sí, que hay un espacio que nos va a permitir seguir con muchos de los ámbitos de negocios.
-Una de las diferencias que los sectores empresarios señalan es la que se ve en las estructuras arancelarias entre la Argentina y el Mercosur. ¿Cómo se avanza hacia esta coordinación cuando hay niveles tan distintos?
-Hay niveles distintos, pero también realidades distintas. Los países, por muchos años, van tomando decisiones estratégicas. Chile es una economía sumamente abierta, el comercio internacional representa casi el 50 por ciento del PBI. De manera que las condiciones económicas que tenemos para adaptarnos van mucho más allá del comercio de bienes, donde hay diferencias reales. Debe ser también un acuerdo de servicios, de complementación tributaria, de inversiones, político y social. Se debe avanzar y evitar algunas áreas específicas donde hay conflictos.
-¿Sería como decir: tenemos la voluntad política, sigamos avanzando mientras dejamos bajo un paraguas el tema de los bienes, sobre el que sabemos que tenemos diferencias de más larga discusión?
-Sin duda ésa es una opción.
-¿Aunque implique una integración parcial al principio?
-Las economías no están totalmente integradas. Entonces, nosotros podemos generar que el Mercosur sea mucho más integrado abriendo otras áreas. Tenemos por ejemplo una larga integración física, y eso tiene una gran importancia en el ámbito económico, para que los dos países se potencien mutuamente. Por eso nosotros le damos mucha importancia al tema macroeconómico, creemos que parte de una situación de estabilidad mutua, de generar convicciones relativamente comunes y estables entre todos los países.
-Hay un tema que tiene el componente macro y a su vez afecta directamente el intercambio de bienes como es la política de tipo de cambio, que es claramente distinta.
-Sí, pero aun teniendo Chile y la Argentina tipos de cambio distintos, la volatilidad cambiaria en nuestros países ha sido menor que en muchas otras áreas. Al final, si hay esa idea macroeconómica y si los fundamentos de la economía son sólidos, el tema cambiario no pasa a ser fundamental. Cómo cada uno va implementando su política también es una cuestión de largo plazo. Lo importante es ir construyendo caminos en áreas que son mutuamente beneficiosas. Discutir temas de mayor convergencia como la moneda única hoy no es fundamental, partamos de las cosas que son más inmediatas o urgentes, y son bases para aprovechar en conjunto.
-¿En Chile se debate si hay que adoptar la dolarización o no?
-No, en Chile hay bastante acuerdo y está funcionando bien un régimen de flotación total. No hay bandas, no hay intervención estatal. Lo importante, cuando dos países quieren integrarse es que los precios relativos fundamentales de la economía sean sanos, que los salarios puedan crecer porque la economía crece, no porque hay tensiones.
-¿Ustedes evalúan que el camino que están haciendo la Argentina y Chile es válido?
-Es perfectamente válido, no hay recetas únicas. El camino que eligió la Argentina en su momento, por más dudas que haya tenido, le dio bastante éxito. Los países van adoptando lo que demuestra ser exitoso y va a depender de la coyuntura que van enfrentando. No hay recetas únicas. En Chile estamos bastante satisfechos, aunque tampoco es la panacea.
-La coalición acaba de iniciar un nuevo período en el gobierno. ¿Se plantean las contradicciones entre el apoyo al modelo económico vigente que presenta números macro muy buenos pero con una distribución del ingreso cada vez más inequitativa?
-Yo diría que la distribución del ingreso está estancada, pero sin duda es un país con altos grados de inequidad. De ahí el compromiso del gobierno por abordar el tema. Creemos que no basta con el crecimiento económico, sino que éste tiene que ser integrador. Debe generar igualdad de oportunidades.
-¿Para cuándo aspiran a que Chile esté integrada plenamente al Mercosur? ¿Al término de este mandato?
-Queremos ir avanzando desde hoy en los distintos ámbitos. Existe la voluntad política y las condiciones para que eso ocurra. Hay que aprovecharlas e ir a una discusión seria en la que todos los países se beneficien.
Dos ejemplos de pragmatismo
-En la Argentina siempre fue un tema de discusión, y en los últimos días incluso el presidente De la Rúa mencionó la posibilidad de establecer algún mecanismo de control al flujo de capitales. Pese a ser un esquema liberal, el modelo chileno incluía algunas restricciones, y ahora plantea liberarlos. ¿Cuál es la opción?
-De nuevo, no se trata de dar recetas. En Chile se están dando varios fenómenos. Los mercados están mucho más integrados. Cuando se produjo una avalancha de fondos, en los ´80, Chile consideró adecuado establecer controles. Pero hoy es mucho más difícil. Los mercados financieros internacionales se han especializado de tal manera que pueden generarse movimientos fuertes sin necesidad siquiera de que haya transferencias de moneda. Más allá de lo que nosotros queramos es una realidad que, además, es beneficiosa.
-¿Qué es lo que hizo atractivo ese modelo? Porque cuando Chile tenía controles, los capitales afluían masivamente, pero aquí siempre se puso como argumento para no fijar límites que el dinero no iba a venir.
-Son distintos los requerimientos de los países en cada momento. Uno no puede esperar un solo efecto. En el caso de Chile, se trata de una economía muy sólida y mucho más pequeña, en donde el mundo quiso tomar una posición fuerte. Eso ya pasó, siguen entrando los fondos, y es bueno que lo hagan. Pero tenemos que aprovechar las ventajas de la integración financiera. De hecho, hace poco tiempo eliminamos la restricción de que los capitales permanecieran al menos un año en el país antes de salir. ¿Cuál era el problema? Que mucha gente que quiere invertir por muchos años (fondos de pensiones, de capitales de riesgo, etc.) no podían entrar en Chile porque sus reglas de origen les impide entrar en países con esas características. Y ésa fue una manera de abrirles la puerta.
-¿El cobre sigue siendo de propiedad estatal?
-Sí, Codelco (la compañía que explota el mineral en Chile) seguirá siendo una empresa pública. Está manejada con mucha transparencia.
-Otro ejemplo de pragmatismo, ¿no?
-Sí, pero nosotros queremos que sea una empresa eficiente, con los mismos estándares de la empresa privada. Y si tiene potencial de crecer asociándose con un privado, bienvenido sea. La exigencia adicional es que es una compañía de todos los chilenos, y tenemos que tratar de manejarla lo mejor posible, porque ellos son nuestros accionistas.





