
¿Qué fue el desarrollismo? La importancia de las personas
Fue lo que le pareció más conveniente a Rogelio Frigerio, abuelo del actual gobernador de Entre Ríos
6 minutos de lectura'


Lo que hoy significa desarrollismo, como propuesta de política económica, es lo que cada uno quiera; pero lo que significó entre 1958 y 1962, durante la presidencia de Arturo Frondizi, fue algo muy específico. Que, particularmente en el plano operativo, tuvo mucho menos que ver con principios generales que con la contundente personalidad de Rogelio Julio Frigerio. Cuya energía personal fue comparable a las de Domingo Felipe Cavallo y Justiniano Allende Posse (este último, titular de la Dirección Nacional de Vialidad, con un pequeño impuesto a los combustibles y la tecnología de la época, durante la década de 1930 asfaltó varias decenas de miles de kilómetros).
Al respecto, conversé con el norteamericano Everett Einar Hagen (1906 - 1993), quien estudió en la universidad de Wisconsin, y enseñó en la de Illinois y en el MIT. Su firme postura en favor de los principios keynesianos explica su paso de Illinois al MIT, porque en la primera el cuerpo de profesores era más bien tradicionalista. Tenía su carácter, por decirlo de manera suave. En sus palabras: “Me fui a Birmania, a trabajar como asesor de Naciones Unidas. Mis permanentes tensiones con el resto de la misión me impidieron hacer un buen trabajo. A mi regreso a Estados Unidos recibí tratamiento psicoterapéutico. Además de Birmania, asesoré en Singapur, Malasia, Japón, El Salvador, Colombia, Brasil, Argentina y Arabia Saudita. Cada disciplina tiene que tener sus iconoclastas, y yo ataqué a algunas vacas sagradas de la teoría del desarrollo”. Su La economía del desarrollo, publicado en 1968, fue revisado en su totalidad en la cuarta edición.
- ¿Cómo y cuándo se conocieron Frondizi y Frigerio?
- A través de un amigo común, Narciso Machinandiarena. El encuentro se produjo el 6 de enero de 1956, comenzando -¿cómo decirlo?- el equivalente a un amor a primera vista. Por presión militar, no sólo no fue ministro de Economía sino que antes de finalizar 1958 tuvo que renunciar a su cargo de secretario de relaciones económico-sociales. Lo cual no quiere decir que no siguieron colaborando de manera estrecha.
- ¿Qué fue el desarrollismo, durante la presidencia de Frondizi?
- Distingamos entre el diagnóstico y la forma en que se encararon las políticas prácticas. En aquella época se solía clasificar a los países en desarrollados y subdesarrollados. Frigerio ubicó a la Argentina entre estos últimos, de manera que para él la política económica no era simplemente “más de lo mismo, luego de corregir la herencia que había dejado Juan Domingo Perón”. Obviamente que no todos los argentinos estaban de acuerdo con su planteo, pero lo más importante desde el punto de vista decisorio es que el presidente Frondizi lo hizo suyo.
- ¿Y entonces?
- En las estrategias del desarrollo en boga en aquel momento, el acero era sinónimo de desarrollo. Tan era así que más de uno propuso dejar de prestarle atención al PBI para concentrarnos en la producción y el consumo de acero. Algunos países africanos, que en aquella época lograron su independencia política, ¡pensaron en instalar acerías!
- Pero, en el caso argentino, había un problema.
- Que obligó a conectar la “visión estructural” de Frigerio con una importante restricción coyuntural. Me explico. Frondizi dejó la lucha contra la inflación en manos de sus ministros de economía, Emilio Donato del Carril, durante su primer año de gobierno; Alvaro Carlos Alsogaray, entre mediados de 1959 y abril de 1961, y Roberto Teodoro Alemann y Carlos Arturo Coll Benegas, más tarde. Pero esto no significó que el resto de la política económica se pudiera implementar de manera autónoma.
- ¿De qué habla?
- Del balance comercial, en un contexto que tanto por razones de oferta local como de demanda internacional, no confiaba en la exportación de productos primarios; el Banco Central carecía de reservas; y no existían los movimientos internacionales de capital. De manera que para financiar el aumento de las importaciones que demandaba el desarrollo interno, había que “hacer lugar” entre las mercaderías que se estaban importando. Por ejemplo, ¡petróleo!, cuyas compras en el exterior representaban alrededor de 30% del total importado. De ahí la prioridad de la “batalla del petróleo”.
- Para usted también fue clave la forma en la que se encararon las políticas.
- Efectivamente, y para ilustrar el punto es preciso contrastar el caso del petróleo del de la industria automotriz. El primero implicó firmar 13 contratos, que en tres años casi lograron el autoabastecimiento (cuando antes se importaba alrededor de la mitad del petróleo que se consumía), y sobre los cuales YPF compró petróleo a menor precio que el internacional. Brillante por donde se lo mire. Frondizi nunca los envió al Congreso porque, en sus palabras, “no me los hubieran aprobado”, y corría una carrera contra el tiempo. Los contratos fueron anulados durante la presidencia de Arturo Umberto Illia por iniciativa de Adolfo Silenzi de Stagni, ¡basados en razones formales! Una verdadera barrabasada.
- ¿Cómo se encaró la producción de autos?
- Durante la presidencia de Frondizi la Argentina pasó de ensamblar autos a fabricarlos. Lo cual implicó de hecho protección infinita a los productos terminados, y mucho más moderada para el componente importado, restringido a una porción de los insumos. Pero en vez de celebrar contratos que indujeran el aprovechamiento de las obvias economías de escala existentes en el sector, se permitió que “cualquiera” pudiera instalarse. Dada la altísima expectativa de ganancia, derivada del buen nivel de ingreso por habitante y obsolescencia del parque automotor, se anotaron 29 empresas. Sí, no está leyendo mal: 29 empresas. De las cuales en 1964 quedaban 13 y en 1969, sólo nueve.
- ¿Cómo se explica esta asimetría?
- Ignoro, pero más allá de las diferencias que existen en los distintos sectores, enfatizo el aspecto personal en el diseño e implementación de las diferentes políticas. Dejo a los entusiastas de los enfoques contrafácticos imaginar qué hubiera ocurrido en la Argentina si Frondizi y Frigerio no se hubieran conocido, así como imaginar cómo habría evolucionado nuestro país si en 1958 Ricardo Balbín hubiera accedido a la presidencia de la Nación. Perdón si hiero alguna sensibilidad, pero menos mal que Frondizi le ganó a Balbín; de la misma manera que menos mal que Raúl Ricardo Alfonsín en 1983 le ganó a Ítalo Argentino Luder.
- El debate persona versus circunstancias, en la explicación de los hechos pasados, es interminable.
- Porque se trata de una cuestión empírica, y por consiguiente hay ejemplos para un lado y para el otro. Lo importante es clarificar qué fue lo que ocurrió en cada caso.
- Don Everett, muchas gracias.





