Barrera antivirus. La reconversión relámpago que condujo a un negocio exitoso
Desde la llegada del coronavirus al país comenzaron a verse en algunos comercios minoristas barreras improvisadas con placas de plástico, bolsas de nylon o papel film en las cajas para reducir el contacto entre los empleados y los clientes e intentar evitar el contagio. Con el avance de la pandemia, estas protecciones comenzaron a profesionalizarse y así como algunas empresas textiles abandonaron su línea de producción regular para comenzar a producir barbijos, otras reorganizaron sus talleres para fabricar "barreras anti Covid-19".
Es el caso de la pyme Letreros Publicitarios, que vendió más de 100 barreras en 15 días y recibe permanentemente consultas de comercios, clínicas y profesionales independientes para sumar estructuras que los preserven en su retorno a la actividad.
Los emprendedores creen que, incluso una vez que pase el pico de la pandemia, las personas mantendrán algunos hábitos preventivos y buscarán mantener las distancias, por lo que entienden que este tipo de barreras se instalarán de manera prolongada en algunos establecimientos.
"Antes de la pandemia nuestro negocio principal era la cartelería para locales y eventos, stands, corte de acrílico y MDF e impresiones de gran formato", cuenta Facundo García, gerente comercial de Letreros Publicitarios, que tiene sus instalaciones en el barrio porteño de Chacarita.
"Cuando se anunció la cuarentena obligatoria tuvimos que ponernos a pensar rápidamente cómo hacer para sobrevivir. Así como varias empresas textiles se inclinaron por la realización de barbijos para contribuir a evitar la propagación del virus, nosotros buscamos algo que pudiéramos hacer en nuestro taller para poder seguir pagando los sueldos y subsistir, pero también para contribuir al objetivo de cuidarnos entre todos", agrega.
Esa fue la génesis de las "barreras sanitarias anti Covid-19", que son mamparas realizada en acrílico cristal transparente que van de los $2500 hasta los $39.000, dependiendo del modelo. Las barreras no están pensada solo para comercios, sino también para que distintos profesionales puedan ofrecer sus servicios de manera más segura, ya sean odontólogos o manicuras. "Estamos trabajando en modelos con bocas amplias y semi circulares para consultorios de manera que los médicos puedan extender sus brazos para revisar al paciente", ejemplifica García.
Entre las ventas hechas los primeros 15 días hay clientes no solo de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, sino también de provincias del interior como Córdoba, Mendoza y Santa Fe. "Además, nos han contactado de varias fundaciones sociales, clínicas y ONGs por lo que estamos en constante desarrollo de nuevos modelos que se adapten a estos rubros", asegura el gerente.
Así como se fue extendiendo el uso de tapabocas, todo indica que las barreras serán un elemento cada vez con más presencia en los comercios, consultorios y oficinas argentinas durante al menos 2020.
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