Rio Tinto-Alcan: el colapso del mayor acuerdo minero de la historia
Las circunstancias fueron la salvación y maldición de Tom Albanese.
En 2007, el ingeniero de Nueva Jersey fue nombrado presidente ejecutivo de Rio Tinto PLC justo cuando el productor canadiense de aluminio Alcan Inc. necesitaba un defensor que lo ayudara a proteger a su compañía de una adquisición hostil. En lo que todavía es el mayor acuerdo minero de la historia, Rio Tinto compró Alcan por US$38.100 millones, pagando una prima de 65% para superar cualquier otra oferta. "Fue uno de esos casos en que uno está en el sitio adecuado en el momento oportuno", declaró entonces Albanese.
O tal vez no. El acuerdo se dio en el punto álgido de un ciclo: los precios del aluminio estaban en un máximo de 20 años. Eso fue antes de que se precipitaran, debido a que China produjo más de lo previsto y el consumo de bienes, desde autos a latas de refresco, se hundió con la crisis financiera.
El ex presidente ejecutivo de Alcan, Dick Evans, que facilitó el acuerdo y luego se sumó a la junta directiva de Rio Tinto, con sede en Londres, se refiere a la decisión de Rio Tinto de comprar Alcan como "una de las peores decisiones jamás tomadas; la mayor transacción en el sector metalúrgico y minero en la historia mundial en el punto más alto de un ciclo en las materias primas". Tampoco ofrece disculpas por la guerra de ofertas que orquestó entre Alcoa Inc., la brasileña Vale SA y Rio Tinto. "Era nuestro deber ante nuestros accionistas conseguir el precio máximo", dijo Evans en una entrevista. "Hice un montón de millonarios". El ejecutivo ganó US$10,8 millones con el acuerdo.
Albanese, que renunció a la presidencia ejecutiva de Rio Tinto en enero por el fiasco de Alcan y otras rebajas contables, ha admitido que pagó un precio alto en un momento de auge en el mercado. En un comunicado el mes pasado, reconoció que "la responsabilidad por todos los aspectos del negocio corresponde al presidente ejecutivo". La compañía, que recientemente dijo que las rebajas contables relacionadas a Alcan sumaban US$25.000 millones, declinó poner a disposición a Albanese u otros ejecutivos para que hablaran sobre la transacción. Sin embargo, un vocero de Rio Tinto dijo dentro de la empresa no hay personas que ofrezcan disculpas por el acuerdo.
Rio Tinto no estaba sola en las grandes adquisiciones. BHP Ltd. se fusionó con Billiton PLC en una operación de US$11.000 millones en 2001; Vale compró Inco Ltd. por US$18.000 millones en 2006, y Freeport-McMoRan Copper & Gold Inc. adquirió Phelps Dodge por US$23.000 millones en 2007.
Sin embargo, analistas aseguran que ninguna otra minera pagó una prima tan alta ni incrementó tanto su deuda para comprar a otra. De la noche a la mañana, el endeudamiento de Rio Tinto aumentó de US$2.400 millones a US$46.300 millones, según documentos publicados en ese momento. Incluso entonces, en medio de un auge en el mercado de las materias primas, se escucharon algunas alarmas. FitchRatings colocó la calificación de Rio Tinto en observación negativa en el momento del acuerdo, bajo el argumento de que era una compra muy apalancada y que se daba en un momento "pico en el ciclo de los commodities".
Con el tiempo, el alto precio fue acentuado por otros factores. La empresa combinada quería deshacerse de operaciones de bajo margen y concentrarse más en la minería pura y en la forjadura de metales para pagar parte de la deuda incurrida tras el acuerdo.
Sin embargo, no vendió activos lo suficientemente rápido. Para cuando al fin lo hizo, los precios de las ofertas habían caído.
Tampoco estimó correctamente a China, al igual que lo hicieron otras mineras; subestimó la producción de aluminio del país y sobreestimó su demanda del producto. Retrasó la rebaja contable de su negocio Rio Tinto Alcan con la ferviente confianza de que los precios del aluminio se recuperarían, lo que no sucedió.
Además, vendió la mayoría de sus negocios secundarios que producían bienes como latas y papel de aluminio, un segmento en el que su rival Alcoa ha elevado su ganancia.
Sin embargo, al principio parecía que todo era color de rosa. "Hubo un periodo de luna de miel", sostuvo Evans.
Las cosas no se empezaron a poner grises hasta fines de 2008, cuando los precios cayeron por debajo de US$2.000 la tonelada y la demanda se derrumbó en medio de una crisis financiera global.
"Aún había optimismo de que el precio del aluminio se recuperaría", dijo Evans.
Sin embargo, el aluminio no se ha recuperado tan fuertemente como otros commodities, como el mineral de hierro o el cobre. Aun cuando los sectores aeroespacial y automotor han tenido un buen desempeño, la diferencia se ha sentido en el suministro, dicen los analistas. Economías emergentes como China, Malasia y Rusia han producido, y exportado, más de lo que esperaban.
El nuevo presidente ejecutivo de Rio Tinto, Sam Walsh, que pasó la mayor parte de su carrera en el negocio de mineral de hierro de la minera, aún no ha anunciado sus planes para la filial de aluminio. Los analistas esperan a ver qué dirá el jueves cuando Rio Tinto divulgue resultados para el segundo semestre de 2012. Se pronostica que la ganancia neta caiga 49% a US$3.900 millones. Y se prevé que el mineral de hierro represente más de 90% de ese resultado.
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